El desafío de no perder el rumbo
A punto de finalizar otro año, y como es ya un imperativo institucional, no podemos dejar de hacer la habitual reseña de lo acontecido en este último período en materia de políticas de salud, y cómo han éstas influido en el desenvolvimiento de los laboratorios de análisis clínicos. De igual manera, tampoco podemos dejar de lado nuestra obligación de señalar los lineamientos centrales que deberán regir el accionar de esta Federación Bioquímica, de sus Distritos y de los Círculos, si es que pretendemos mantener el protagonismo, que hasta ahora nos ha distinguido, como representantes del sector bioquímico en la Provincia de Buenos Aires.
Lamentablemente, debemos reconocer que las esperanzas que alentábamos a comienzos de este año que ya culmina, tendientes a que se produjera un cambio en la orientación de las políticas oficiales que permitiera establecer mayores canales de diálogo con las entidades representativas de los prestadores de salud, lejos de concretarse, se ha mantenido en la misma tesitura.
Este aislamiento forzado, nos ha colocado en un escenario en el cual, nuestros permanentes reclamos de atención sobre la problemática que aqueja a los laboratorios de análisis clínicos, cayera sistemáticamente en saco roto. Así las cosas, persiste la ausencia de asistencia financiera, la inexistencia de planificación y la escasez en políticas preventivas, con la consiguiente profundización de la crisis que golpea, desde larga data, tanto a los analistas clínicos como al resto de los prestadores de salud.
Demás está decir que, más allá de los magros resultados que se han logrado a través de nuestra constante prédica, seguiremos apostando a la política de buscar, por todos los medios, la manera de llegar a las autoridades de turno para exponer todas nuestras quejas y nuestras ideas, y exigir la adopción de las decisiones pertinentes para revertir el actual estancamiento que afecta, indudablemente, al Sistema de Salud en su totalidad.
Sin perjuicio de estas aspiraciones, no podemos perder de vista que, en el marco de la obligación que tiene la Federación de luchar por una retribución digna para los analistas clínicos, resulta imprescindible persistir con los reclamos de mejoras arancelarias a cada una de las financiadoras de salud a las que se encuentra ésta contractualmente ligada. Es más, la desregulación en el valor de los análisis y la economía inflacionaria en que vivimos, a lo que debemos sumar ahora la incertidumbre que se ha instalado como consecuencia de la crisis mundial, ha determinado que esta exigencia sea un trabajo de todos los días.
Resulta obvio que esta puja de intereses con las Obras Sociales nos está colocando constantemente en situación de conflicto con las prestatarias. En el marco económico actual, donde cada uno lucha por prevalecer en las negociaciones para, aunque más no sea, mantener el nivel de los ingresos del sector que representa, cada actor se vale de las armas que le dan mayor fortaleza.
Y es aquí donde no debe perderse el rumbo.
Desde los inicios institucionales, la mayor y casi única, herramienta que ha tenido la Federación Bioquímica para sostener posiciones frente a las Obras Sociales ha sido LA UNIDAD. Y cuando se dice “unidad” debe ésta entenderse como un valor innegociable más allá de cualquier interés particular. Solamente la “unidad”, considerada como el interés del conjunto, nos podrá dar la fortaleza necesaria para resistir los embates de las contrapartes, ocasionalmente enfrentadas en una cuestión de intereses. Y como muestra de ello tenemos institucionalmente varios ejemplos vividos.
Ahora bien, resulta más que evidente que en la aspiración de afirmar el valor “unidad”, es determinante el papel que cabe a los dirigentes, comenzando por los de la Federación, siguiendo por los de los Distritos y terminando por los de los Círculos. Las decisiones de las entidades como las que conforman la Federación deben respetarse verticalmente sin que ello afecte la posibilidad de que todos expongan sus problemáticas locales. La fuerza de la “unidad” no se basa solamente en el concepto de que todos tomen una única postura, porque muchas veces eso no es posible. La “unidad” se da cuando los conflictos se tratan en conjunto, las decisiones se toman en conjunto y son por todos respetadas.
Aprovecho la oportunidad para desearles unas felices fiestas, con la esperanza que el próximo año logremos alcanzar los objetivos que merecemos y nos hemos propuesto.
Alberto Torres
Presidente de la Federación Bioquímica
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