Balance
2006 perspectiva 2007
El ministro de Salud de la Nación,
Ginés González García, propuso a fines de diciembre
la creación de un código bioético que contemple
la procreación artificial y la eutanasia.
Ha finalizado un año más
y, lamentablemente, tenemos que afirmar que nada ha cambiado en
el Sistema de Salud. Y decimos lamentablemente porque, a nuestro
entender, la ausencia de ideas renovadoras viene profundizando,
y cada vez con mayor énfasis, la crítica situación
que arrastra el sector bioquímico desde la salida de la convertibilidad
y la consiguiente devaluación monetaria.
La Federación Bioquímica viene intentando, de un tiempo
a esta parte y por todos los medios, encontrar canales de diálogo
que permitan, aunque más no sea, dejar planteada ante las
autoridades de turno la realidad actual que padecemos y nuestra
preocupación por un futuro que, de no mediar cambios de orientación,
se avizora poco promisorio.
Sin embargo, este esfuerzo ha tropezado sistemáticamente
con dificultades para su concreción. Por una razón
u otra ha sido imposible encontrar el ámbito necesario para
discutir y analizar propuestas serias y renovadoras de un estado
de cosas que, por decirlo de alguna manera, ya no va más.
Creemos a esta altura de los acontecimientos que, insistir en un
Sistema de Salud apoyado financieramente sólo en aportes
y contribuciones nos llevará, indefectiblemente, a una participación
cada vez menor del sector privado en la atención de la población
con las conocidas consecuencias que ello trae aparejado.
Desde el Estado deberían generarse las posibilidades para
que la población pueda acceder al tratamiento médico
en forma igualitaria y en razonables condiciones de calidad. La
equidad en salud es un valor que, hoy por hoy, ya no admite discusión
en el mundo entero, y pretender su cumplimiento sin volcar asistencia
financiera desde el sector oficial resulta a todas luces una utopía.
Podemos sintetizar que en la Argentina no hay política de
Estado en materia de Salud. Vemos permanentemente cómo los
funcionarios corren detrás de cada acontecimiento que alcanza
repercusión mediática tratando de apagar pequeños
focos, sin advertir la impostergable necesidad de diagramar un verdadero
programa que asegure cobertura asistencial a la población,
sobre todo con referencia a cuestiones de prevención.
Más allá de todo lo expuesto, y sin perder de vista
que el 2007 será un año electoral y casi perdido para
la toma de decisiones que puedan significar un cambio de las actuales
condiciones, la Federación Bioquímica, lejos de bajar
los brazos, renovará esfuerzos en el cumplimiento de sus
objetivos. Acompañada de la voluntad de todos los prestadores
de análisis clínicos que integran su red, seguirá
comprometida en brindar el mejor servicio posible a la población.
Continuará apostando a la capacitación de los profesionales
y a la exigencia de la mejor calidad en cada laboratorio, avalada
por los programas implementados hace ya varios años.
Las dudas que se generan desde la inacción del Estado no
debe hundirnos en la desesperanza. Las instituciones privadas tienen
un claro rol de vigilancia de la actividad pública y una
clara obligación de objetar rumbos que consideren equivocados
acercando propuestas en beneficio de sus intereses y los de la población
toda.
Este debe ser el camino del cual no debemos apartarnos.
Dr. Alberto Torres
Presidente de la Federación Bioquímica
de la Provinciade Buenos Aires.
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