El sistema de internación del país ya es de "cama caliente"
Un signo más del deterioro del sistema sanitario argentino.
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Las sucesivas crisis que soportó la Argentina en las últimas décadas provocaron una caída en la cantidad de camas disponibles y en los recursos hospitalarios destinados a atender la demanda de pacientes, por lo que se debería aprovechar el crecimiento económico de los últimos años para atender con urgencia esta cuestión central.
Los centros hospitalarios de la Argentina pasaron a ser de "cama caliente": sale un paciente y arriba otro, y esto ocurre tanto en los de internación privados más costosos, como en los hospitales del interior del país, según informes preliminares con vistas al Congreso Argentino de Salud que se realizó en noviembre en la Academia Nacional de Medicina.
Además, cuando los pacientes no encuentran cama, se los mantiene en la guardia o se los deriva a otros hospitales, con el consiguiente trastorno para la gente.
En los '80, el sistema de atención pública contaba con más de 91 mil camas disponibles, pero hacia 2004 se había reducido a unas 78 mil, según cifras oficiales, en medio de una fuerte reconversión del sistema que incluyó la desaparición de numerosos establecimientos asistenciales, especialmente en el interior del país.
Según los datos oficiales de 2005, en el país existían un total de 153 mil camas, incluyendo 81.800 en la esfera pública, 67.000 en la privada y 3.940 en obras sociales.
También las camas disponibles en los hospitales porteños experimentaron una fuerte caída, con pérdida de 1.120 camas en la última década, ya que pasaron de un promedio de 8.880 en 1996 a 7.760 en el 2006, según cifras del Ministerio de Salud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Los datos forman parte de los estudios que se debatieron en el X Congreso Argentino de Salud, que este año se realizó en la Academia Nacional de Medicina, entre el 15 y el 16 de noviembre.
El concepto de camas disponibles es tradicionalmente utilizado para medir el grado de cobertura en salud de la población, y este indicador se redujo en los últimos años.
Así, mientras la población argentina pasó de 28 millones en 1980 a más de 39 millones en la actualidad, con un incremento del 40 por ciento, la disponibilidad de camas en el sistema sanitario ha disminuido el 14 por ciento en el mismo período.
La deficiencia en la cantidad de camas se da tanto en el sector privado como en el público, y entre las causas se señalan la desinversión en políticas de salud, y la crisis económica de 2001, que provocó el cierre de sanatorios y grave deterioro en otros establecimientos.
Este descenso se compensa en parte con las técnicas laparoscópicas y otros avances registrados en los métodos quirúrgicos, que posibilitan disminuir notoriamente los tiempos de internación, y reducir el riesgo de infecciones hospitalarias.
Asimismo, la creciente utilización de la internación domiciliaria también aporta a la necesaria descongestión.
Pero aunque estos métodos permiten liberar gran cantidad de camas, no alcanzaron a paliar la enorme demanda registrada en distintos puntos del país, y en especial en el gran Buenos Aires, donde existen cada vez más dificultades para atender a la población, y en muchos casos se la deriva hacia centros asistenciales de la capital.
De esta forma, la mayor concentración de la oferta de camas se produce en la Capital Federal y el conurbano bonaerense, con el 52 por ciento del total, pero aún así muchas veces el sistema colapsa ante la gran concentración poblacional existente en esos distritos.
Las provincias que cuentan con mayor infraestructura son Córdoba, Entre Ríos, Chubut y Santa Cruz, además de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, mientras que en el otro extremo se encuentran Formosa, Mendoza, Misiones, San Juan, Tierra del Fuego y Tucumán con alrededor de una cama cada 300 habitantes, infraestructura inferior al promedio nacional.
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