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21 de Septiembre: Día mundial del Alzheimer
Cambiar hábitos para prevenir el Alzheimer
Esta enfermedad afecta sobre todo a los adultos mayores y se estima que en Argentina hay más de 300 mil casos. COSSPRA profundiza el trabajo en materia de prevención y promoción de la salud, impulsando prácticas de vida saludables.


El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa producida por la pérdida de una sustancia que permite que las células nerviosas del cerebro se comuniquen entre sí, función que disminuye progresivamente y afecta el aprendizaje, la memoria y el pensamiento. De acuerdo con estimaciones llevadas a cabo por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en América del Sur se incrementarán los casos en un 300 por ciento, para el año 2040.
Un estudio difundido por la revista especializada The Lancet Neurology hizo foco como factores de riesgo para el desarrollo del Alzheimer en la “diabetes, hipertensión en la edad adulta, obesidad, inactividad física, depresión, tabaquismo y bajos niveles de educación”. Entre los siete factores identificados por los expertos, la mayor proporción de casos de personas con Alzheimer en Estados Unidos, Gran Bretaña y el resto de Europa son atribuidos a la inactividad física.
“Haciendo actividad física y reduciendo los niveles de obesidad, hipertensión y diabetes, una persona puede prevenir padecer de demencia senil”, explicó el presidente del Consejo de Obras y Servicios Sociales Provinciales de la República Argentina (COSSPRA), Gabriel Chagra Dib. Y agregó: “Nuestra sociedad necesitar cambiar hábitos para revertir el crecimiento de estas enfermedades. Un dato muy relevante es que el riesgo de demencia es un 45% más alto entre las personas fumadoras”, finalizó.
Por ello, desde COSSPRA aconsejan una serie de aspectos a tener en cuenta para retrasar y prevenir el inicio de esta enfermedad:

• Actividad física:

Caminar media hora al día a buen ritmo es una excelente forma de mantenerse en movimiento y realizar ejercicio.
• Alimentación saludable:
Se considera que alimentos como la manzana, frutilla, zanahoria, cítricos, brócoli, calabaza, uvas, tomate, pescado y las legumbres tienen propiedades protectoras contra la demencia.

• Cerebro activo:
Es fundamental tomar conciencia acerca de la importancia de conservar, además del cuerpo, la mente activa. Por eso, se recomienda a los adultos mayores aprender idiomas, tocar un instrumento, hacer crucigramas o leer, por mencionar algunas actividades.

• Sociabilizar:
llevar adelante una vida social intensa colabora en la reducción del riesgo de padecer esta enfermedad, por las implicancias que tiene: desplazarse hacia determinados sitios, charlar con amigos u otras personas, escuchar, argumentar o contra argumentar, por citar algunos ejemplos.



Corazón y cerebro con los mismos factores de riesgo

Según señala la Federación Argentina de Cardiología, numerosas investigaciones han demostrado que tanto el corazón como el cerebro comparten los mismos factores de riesgo. Es decir, que lo que daña el corazón, daña el cerebro. Y, mucho antes que el cerebro sufra un ACV (ataque cerebrovascular) puede experimentar compromiso de la función cognitiva.
Los avances tecnológicos en los últimos 50 años (by-pass coronario, angioplastia con stent, medicamentos, etc.) aplicados a la cardiología aumentaron la expectativa de vida de las personas afectadas de problemas cardiacos y la edad avanzada se convirtió en el principal factor de riesgo para padecer una demencia.
Y antes de que se manifieste una enfermedad cardiaca o aparezca el primer síntoma de demencia ambas enfermedades cursan largos periodos en forma silenciosa (10 o 15 años).
De manera que –explican desde la FAC– durante largos periodos de tiempo la enfermedad vascular (cardiaca) y la enfermedad degenerativa (Alzheimer) dañan simultáneamente el cerebro propiciando la declinación cognitiva. Es durante este periodo silente, en el cual el cardiólogo puede prevenir la aparición del deterioro cognitivo o detener su avance si ya inició.
Para los especialistas, la demencia tiene factores de riesgo no-modificables como la edad y la genética. Y otros que pueden modificarse, tales como la hipertensión arterial, el consumo de cigarrillos, la obesidad y la diabetes y la inactividad física.
La hipertensión arterial daña por igual las arterias cardiacas y las arterias cerebrales. El corazón, el riñón y el cerebro son los órganos que más sufren con la elevación de la presión. Las personas con hipertensión no-contralada presentan más riesgo de padecer demencia. El adecuado tratamiento de la presión arterial en etapas medias de la vida previene la enfermedad de Alzheimer en las etapas avanzadas. La hipertensión arterial NO produce síntomas. El control periódico ayuda a detectar su aumento en forma temprana, implementar su tratamiento y prevenir sus consecuencias. Recuerde la hipertensión no tiene cura, pero SÍ tratamiento
El humo de cigarrillo envejece prematuramente las arterias. Fumar no es un hábito, es una adicción para la cual existen tratamientos. Según la Organización Mundial de la Salud, el 14% de las demencias pueden atribuirse al consumo de cigarrillo. Fumar duplica el riesgo de padecer Alzheimer y fumar en forma pasiva, es decir respirar “humo de segunda mano” que exhala un fumador, también incrementa el riesgo de demencia, en especial cuando la exposición pasiva al tabaco se produce en el hogar. No importa en el periodo de la vida que fume, siempre aumenta el riesgo.
El colesterol es esencial para la vida pero su exceso de deposita en las arterias acelerando la arterioesclerosis, proceso por el cual disminuye el flujo sanguínea debido a obstrucción arterial. El colesterol elevado en sangre acelera el proceso neurodegenarativo cerebral que propicia la enfermedad de Alzheimer. Aumentar los niveles de colesterol bueno (HDL) y bajar los niveles de colesterol malo (LDL) con medicamentos como las estatinas podrían disminuir el riesgo de Alzheimer.
Las dietas saludables, ayudan a mantener el peso y disminuyen el riesgo de demencia. La dieta debe ser equilibrada en azúcares y proteínas. Las dietas grasas, propician la obesidad y aumentan el riesgo de enfermedades cardio y cerebrovasculares. Las frutas como los cítricos, uvas, ciruelas, pasas, nueces, etc. y algunos vegetales como brócoli, remolacha, berenjena, etc. tendrían propiedades antioxidantes. Los pescados de aguas frías aportan ácidos grasos omega 3.

Tanto la actividad como el ejercicio físico mejoran la condición física y mental generando bienestar. La falta de actividad física o sedentarismo aumenta el riesgo de enfermedad cardíaca, hipertensión arterial, diabetes, depresión y demencia. El ejercicio continuado mejora las habilidades cognitivas
La prevalencia de la enfermedad de Alzheimer aumenta día a día. Cada 4 segundos hay un nuevo caso de demencia en el mundo. Hasta tanto la ciencia encuentre la cura para la enfermedad de Alzheimer, mantener la salud vascular es la única medida preventiva que disminuirá el número de personas con demencia. Así, mantener una buena salud vascular es vivir más años conservando nuestras capacidades cognitivas
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Fuentes: COSSPRA/FAC

Agencia Nacional de Evaluación
de Tecnología de Salud

La ciencia al servicio de las políticas públicas

Hábitos saludables para cuidar
el corazón

Cambiar hábitos para prevenir el Alzheimer

55º Reunión del Consejo Directivo de la OPS

Cuidar la salud renal

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