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Las dietas vegetarianas disminuyen
la presión arterial

Un estudio de científicos americanos y japoneses revela que las personas que basan su alimentación en vegetales tienen una presión arterial sistólica 6 mmHg inferior y una diastólica 3,5 mmHg inferior a quienes consumen habitualmente carne

Un estudio hecho en forma colaborativa entre especialistas de centros de salud de entidades norteamericanas y japonesas y recientemente publicado en Journal of the American Medical Association (JAMA 2014; doi:10.1001/jamainternmed.2013.14547) demuestra que la dieta vegetariana se asocia a una disminución de los niveles de presión arterial. Los autores revisaron un total de 32 estudios que incluían datos de cerca de 22.000 personas y concluyeron que las personas que seguían una dieta vegetariana tenían una presión arterial sistólica 7 mmHg inferior a los consumidores habituales de carne y una presión diastólica unos 5 mmHg más baja. Los datos extraídos de los ensayos clínicos sugerían que la reducción era de 5 mmHg y 2mmHg, respectivamente. En cualquier caso, quedó claro que una dieta basada en productos vegetales reduce la hipertensión.
Con respecto a este estudio, el Dr. Pedro Betancor, director del comité científico del Programa de Alimentación y Salud de la Fundación Española del Corazón (PASFEC), afirmó: “La dieta basada en productos vegetales no sólo disminuye los niveles de tensión arterial, sino que también ayuda a reducir el colesterol (ya que se consume un menor número de calorías), la aparición de diabetes, la obesidad y, por consiguiente, el riesgo cardiovascular total. Así, las personas que basan su alimentación en productos vegetales podrían beneficiarse de una reducción de entre el 20 y el 30% de padecer enfermedades cardiovasculares”.

La dieta basada en productos vegetales no sólo disminuye los niveles de tensión arterial, sino que también ayuda a reducir el colesterol (ya que se consume un menor número de calorías), la aparición de diabetes, la obesidad y, por consiguiente, el riesgo cardiovascular total.

El Dr. Betancor añade: “Los productos vegetales frescos suelen contener menor cantidad de sodio y una mayor cantidad de potasio. Del mismo modo, también son bajos en grasas saturadas. El aumento de la ingesta de potasio o de calcio en relación al sodio disminuye la tensión arterial. A mayor cantidad de sodio, es decir, a mayor cantidad de sal, se observan unos niveles de tensión arterial más elevados. Si, por el contrario invertimos la proporción e incrementamos el consumo de potasio, magnesio o calcio disminuyen los niveles de tensión arterial”. Y agrega: “Estas características se refieren a los productos vegetales frescos y no a los precocinados, los cuales se consumen con mucha frecuencia y algunos de los cuales contienen mucha sal”.

Los beneficios de la dieta mediterránea

No obstante, y a pesar de los beneficios de la dieta vegetariana, el especialista español advierte de que “no hay que llegar a la creencia de que para reducir el riesgo cardiovascular hay que ser vegetariano. La dieta mediterránea, que incluye el consumo de carne y pescado, ha demostrado que reduce sustancialmente el riesgo cardiovascular total (reduce el colesterol, la diabetes, los infartos y el ictus) y, en cambio, es una dieta que se caracteriza por su variedad. Lo ideal es mantener una dieta equilibrada en la que, obviamente, se puede incluir el consumo de carne, pero eso sí, en cantidades moderadas”.
Según la FEC, además hay que mantener el peso, realizar actividad física diaria, disminuir la cantidad de sal que consumimos, moderar el consumo de alcohol y no fumar.
Según la FEC, se consume demasiada carne, especialmente, gran cantidad de carne roja. “Esto ocurre por diferentes motivos: la carne es más barata, se aprovecha más, está más disponible y suele ser más sabrosa que el pescado a causa de su alto contenido graso. Todo ello hace que la sociedad occidental sea un gran consumidor de carne”, señala el Dr. Betancor.
Este experto apunta, asimismo, que “en el momento de escoger, es más recomendable consumir carne blanca, que incluye el conejo, el pollo y el pavo, ya que tiene muy poca cantidad de grasa pero los mismos componentes nutricionales que la carne roja. Por otra parte, el consumo de pescado dos veces por semana también disminuye el riesgo cardiovascular”.

Sedentarismo y riesgo cardiovascular

Por su parte la Revista Española de Cardiología acaba de publicar un artículo que pone de manifiesto el daño cardiovascular que acarrea pasar horas sentado en el trabajo aunque se realice actividad física.
Los trabajadores que permanecen sentados más de 6,6 horas al día tienen mayores índices de masa corporal, perímetro de cintura y presión arterial diastólica, además de mayor resistencia a la insulina. Así lo señala el estudio hecho por los especialistas españoles en base a los datos obtenidos del Aragon Workers Health Study, que analizó la salud de 861 trabajadores que forman parte de la plantilla de la fábrica que General Motors posee en Figueruelas (Zaragoza). De él se desprende que pasar muchas horas sentado, especialmente en el ambiente laboral, aumenta el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular, independientemente de la actividad física realizada o de la dieta seguida.
Según los especialistas, “todavía no ha podido aclararse la fisiopatología del sedentarismo, pero se cree que la influencia de la posición sedente prolongada por una falta de contracción muscular provoca una disfunción de la regulación de la lipoproteinlipasa que puede favorecer el desarrollo de arterioesclerosis, lo que a su vez es causa de problemas cardiovasculares”.
De ahí que aconsejan a aquellas personas que deban pasar muchas horas seguidas sentadas en el trabajo, que” es necesario levantarse unos minutos cada dos horas para permitir la correcta circulación de la sangre y realizar estiramientos. Además, es imprescindible mantener unos hábitos cardiosaludables como practicar actividad física de forma regular, seguir una dieta equilibrada, no abusar del alcohol y no fumar”.
El sedentarismo ya está considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el cuarto factor de riesgo cardiovascular más prevalente ya que es el causante del 6% de las muertes a nivel mundial. Por delante del sedentarismo se encuentra la hipertensión, el tabaquismo y el exceso de glucosa en sangre, siendo los responsables del 13%, 9% y 6% del total de defunciones respectivamente.

 

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