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14 de marzo: Día mundial del riñón 2013
Daño renal agudo: el mejor tratamiento, la prevención

Las medidas para proteger a los riñones de una falla aguda van desde la higiene alimentaria y la salubridad hasta regulaciones que limiten el uso de ciertos medicamentos y sustancias de cierta toxicidad aplicadas al diagnóstico. Es crucial evaluar la función renal mediante análisis de laboratorio


Dr. Felipe Inserra, miembro de la Sociedad Argentina de Nefrología.


Por Ana M. Pertierra

Como cada segundo jueves de marzo, el pasado 14 de marzo se celebró el Día mundial del riñón, ocasión en que las sociedades científicas internacionales (Sociedad Internacional de Nefrología y Federación Internacional de Fundaciones Renales) lanzan una campaña a nivel global para que la población general y la comunidad médica en particular tomen conciencia de la alta prevalencia de la enfermedad renal acercando estrategias de prevención. Este año, el foco estuvo puesto en la enfermedad renal aguda o daño renal agudo, afección cada vez más frecuente en los países desarrollados donde ocurren entre 2.000 y 3.800 casos anuales por millón de habitantes.
FABAINFORMA dialogó con el doctor Felipe Inserra, miembro de la Sociedad Argentina de Nefrología y uno de los pioneros en la organización del Día Mundial del Riñón en el país, quien se refirió a las causas de esta enfermedad y a la importancia de las medidas de prevención para disminuir drásticamente el número de afectados.
Los riñones son órganos clave en la depuración de sustancias tóxicas del organismo. Si bien la función renal, que consiste en la eliminación de productos metabólicos de desecho y sustancias químicas tóxicas, la regulación de la osmolalidad de los líquidos corporales y de las concentraciones de electrolitos, el control de la presión arterial, y del equilibrio ácido-base, así como de la producción de ciertas hormonas ( eritropoyetina, Calcitriol), entre otras, puede sufrir un deterioro natural con el transcurso de los años, ciertos factores como la diabetes, la hipertensión arterial, y las enfermedades cardiovasculares pueden menoscabar su funcionamiento derivando en enfermedad renal crónica, que en sus estados más avanzados puede requerir la sustitución de la función renal por tratamiento de diálisis, o en algunos casos, el trasplante renal.
Sin embargo, el daño renal agudo, llamado también injuria renal aguda o insuficiencia renal aguda es una pérdida abrupta de las funciones del riñón.
“A diferencia de la pérdida crónica de función renal que se produce a lo largo de muchos meses de evolución, en la falla renal aguda se pierde la función rápidamente, es decir en 48 a 72 horas, y cuando la injuria es severa en una semana se establece un cuadro clínico importante que puede comprometer la vida”, explicó Inserra. Aunque –aclaró– que en la mayoría de los casos el riñón se recupera.
Las causas que conducen a una falla orgánica del riñón de estas características son múltiples y pueden afectar tanto a los niños pequeños como a adultos y ancianos. En nuestro país, los niños son un grupo particularmente vulnerable por la alta incidencia del síndrome urémico hemolítico, una infección gastrointestinal que afecta sobre todo a niños entre 6 meses y 5 años de edad causándoles insuficiencia renal aguda.
“En Argentina, la principal causa de daño renal agudo en niños es el síndrome urémico hemolítico, donde se denuncian de 300 a 400 casos por año, y si bien la mayoría se recupera, muchos de ellos son enfermos críticos que requieren sustitución de la función renal con tratamiento de diálisis.”, sostuvo Inserra.

Una enfermedad trasmitida por alimentos

El Síndrome Urémico Hemolítico (SUH) a menudo ocurre después de una infección gastrointestinal causada por la bacteria Escherichia coli (Escherichia coli O157:H7) productora de toxina shiga que actúa a distancia lesionando a los riñones. Nuestro país presenta una de las mayores incidencias de esta enfermedad, con más de 300 casos por año. Afecta, sobre todo, a los niños de entre 6 meses y 5 años, provocando insuficiencia renal, anemia y alteraciones neurológicas. El síndrome urémico hemolítico a menudo comienza con síntomas como vómitos y diarrea, pero al cabo de una semana, aparecen signos de debilidad e irritación, disminución de la diuresis que hasta puede llegar a suspenderse. La destrucción de los glóbulos rojos (hemólisis) lleva a síntomas de anemia.
Al ser una enfermedad trasmitida por alimentos contaminados con bacterias coliformes, una medida de higiene tan simple como el lavado de manos previo a la manipulación de alimentos es crucial como prevención. Otro tema relevante es la cocción de la carne, en particular de la carne vacuna picada o molida que presenta mayor superficie de contacto para la contaminación. La temperatura de cocción debe alcanzar o superar los 70ºC en toda su superficie y extensión para destruir la bacteria productora de la toxina. Otras medidas de higiene involucran al uso de utensilios de cocina, el envasado y almacenado de productos frescos en la heladera ,el lavado de frutas y verduras que se consumen crudas, la pasteurización de leches y jugos así como el acceso al agua potable. “Teniendo en cuenta que los niños menores de 5 años son los más susceptibles es muy importante que comedores y guarderías observen estas buena prácticas para el manejo de los alimentos”, destacó Inserra y –agregó– una buena recomendación sería no llevar a niños menores de 5 años a comer comidas rápidas.

Analgésicos, antibióticos y estudios por contraste

En el otro extremo de la vida, la gente mayor está expuesta a un diferente tipo de agresión renal.
“El uso indiscriminado de analgésicos (aspirina, ibuprofeno) entre las personas mayores o en aquellas que tienen factores de riesgo como diabetes, hipertensión o daño renal previo, significa estar expuestos a una agresión renal y muchas veces no se tiene conciencia de que se está tomando un medicamento de riesgo”, señaló el especialista.
Los ancianos son particularmente vulnerables porque tienen la función renal disminuida. “Estos medicamentos pueden afectar a las personas con enfermedad renal crónica, como los ancianos, y producir reacciones de hipersensibilidad con falla aguda de riñón en individuos sanos pero lo más importante es que facilitan la enfermedad renal crónica. Se produce un cuadro de inflamación crónica por efecto de los analgésicos”.
En ciertos países se ha logrado erradicar esta causa de daño renal por la obligatoriedad de expender estos fármacos bajo receta médica. Sin embargo, en Argentina no solo son de venta libre sino que están publicitados por todos los medios disponibles. “ Habría que hacer una fuerte campaña de difusión para lograr limitaciones en el uso de analgésicos aunque con esto se afecten ciertos intereses”, dijo Inserra.
Una de las estrategias de prevención debería apuntar a evitar el consumo indiscriminado y masivo de analgésicos sobre todo en los ancianos. “Un individuo de más de 80 años es raro que tenga un filtrado glomerular superior a 70 ml./min y ese valor ya es un límite y si se produce una caída de esa función renal en un 20% representa un valor importante. Por eso es esencial que consuman líquidos para estar bien hidratados”, sostuvo el especialista.
Otros de los peligros para la salud renal en los ancianos es el efecto tóxico que puede llegar a tener la aplicación de estudios con materiales de contraste, sustancias iodadas con comprobado efecto nefrotóxico. “A esta altura del conocimiento es inadmisible que a una persona que requiera un estudio con sustancias de contraste y que tenga factores de riesgo o sea mayor de 65 años no se le haga un estudio previo de la función renal “, recalcó Inserra. Y –agregó– es importante conocer el riesgo potencial mediante un análisis de sangre que mida el nivel de creatinina plasmática y evaluar la función renal para no someter al paciente a un daño innecesario. Con esos datos se podrá determinar qué conducta seguir: usar otro tipo de sustancias, disminuir la dosis o bien analizar la relación entre el costo y el beneficio de realizar la prueba.
Para Inserra, esta falta de prevención sucede por falta de información médica, de regulaciones y también porque afecta ciertos intereses. “Si bien en instituciones hospitalarias importantes existen protocolos que respetan este tipo de controles antes de autorizar un estudio de contraste, en otros centros de diagnóstico no se cumplen y por lo general se indican los pruebas con contraste, la mutual las autoriza y el centro las realiza e informa”, comentó Inserra. Prevenir estas complicaciones no solo evitaría trastornos para el paciente sino también representa una cuestión de costos. “Afortunadamente estos cuadros así generados no son graves, en su mayoría son reversibles pero traen complicaciones, no son gratuitos para el paciente que a lo mejor requiere algunos días de internación o de diálisis. Además, significan un gasto en salud que podría haberse evitado”.

Medidas de protección


Una buena hidratación suele ser una forma de proteger a los riñones. “Si el paciente tiene factores de riesgo y es necesario hacerle un estudio de contraste el paciente debe estar bien hidratado antes, durante y después de la prueba porque de ese modo se puede reducir notoriamente la incidencia de lesiones renales por el efecto tóxico de las sustancias sobre el rinón”, explicó Inserra y –añadió– si un paciente está tomando medicaciones nefrotóxicas como hipertensivos, analgésicos, ciertos antibióticos, entre otros, se debe evaluar la posibilidad de suspender la medicación el día anterior al estudio de contraste, o bien de utilizar menores dosis de contraste o elegir sustancias menos tóxicas.
También existen otras causas de insuficiencia renal aguda que son menos prevenibles, como los traumatismos graves causados por accidentes. “La destrucción importante de masa muscular producida por traumatismos graves lleva a una falla renal aguda, de igual modo que la que sucede ante un cuadro séptico con un compromiso multiorgánico o como la complicación posterior a una cirugía”, explicó el especialista.

Mucho daño, pocos síntomas

El daño renal agudo tiene una evolución rápida pero no presenta síntomas. Puede pasar inadvertido cuando el compromiso es leve hasta llegar a una situación crítica con un rápido ascenso de los niveles de creatinina en sangre y una franca disminución en la eliminación de orina (oliguria). “La oliguria y el aumento de creatinina son indicadores de falla renal aguda pero hay individuos que no alteran su diuresis y hasta algunos pueden aumentar el volumen urinario”, explicó Inserra.
Un 10% de las personas que cursan un daño renal agudo requieren tratamiento de hemodiálisis que suele ser transitorio hasta que se recupera la función renal.
“La buena noticia es que la insuficiencia renal aguda es reversible, los pacientes pueden requerir tratamiento de diálisis por un lapso de tiempo de una semana a un mes y luego la función renal se recupera total o parcialmente”, puntualizó y –aclaró– sólo en los casos en que la función no se recupera y quedan en diálisis crónica son candidatos a un trasplante renal.
“El objetivo del día mundial del riñón 2013 apunta a implementar masivamente estrategias de prevención porque se estima que de ese modo la cantidad de casos afectados de falla renal aguda disminuiría a menos de la mitad”, señaló Inserra, que destacó entre las actividades organizadas las destinadas a la población así como también los cursos de capacitación llevados a cabo para la comunidad médica en más de 40 centros de todo el país.
La insuficiencia renal aguda es cada vez más frecuente en países desarrollados y ocurre entre 2.000 y 3.800 casos anuales por millón de habitantes. “ Y si bien en nuestro país no se conoce la prevalencia porque no hay registros, con seguridad superamos esas cifras. Lo que sí se sabe es que es la tercera causa de complicación en internaciones que prolonga la estadía del paciente”, concluyó.


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