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Servicios FABA

Coordinación General de Evaluación Epidemiológica
de Programas de Atención de FABA
La Educación Continua de Recursos Humanos en Salud
“Operamos muchas veces sobre la base de una cierta metáfora ´vacunatoria´ de los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Una forma errada pero ampliamente difundida de pensar la acción de generar capacidades: el sujeto es pasivamente expuesto a un estímulo activo (contenidos, conceptos, ideas, información...vacuna). ¨Duele¨ un poco, pero si se verifica que (a)prendió, el efecto tiene vigencia durante un determinado tiempo. Si no (a)prende, se repite la operación”. Gore E, Vazquez Mazzini M. (1)
“El ejercicio práctico bien conducido, en el cual el estudiante es guiado en forma inteligente y no necesariamente estricta, debe ser la columna vertebral de la instrucción y la docencia.” Abraham Flexner. (1866-1959)

La crisis del sistema de salud
El sistema de salud argentino centrado en la curación apenas cumple ese objetivo. Millones carecen de cobertura y sólo pueden recurrir a un hospital público carente de presupuesto elementos y personal. Los afiliados a obras sociales notan un deterioro de su cobertura. Hay inaccesibilidad geográfica, económica y cultural. Por ello es preciso revalorizar la Estrategia de Atención Primaria en Salud.
Sólo una decidida intervención estatal en ese sentido puede resolver la situación. En relación a los análisis clínicos esto se podría hacer si el Estado integrara a los laboratorios privados en un proyecto nacional de salud. La red que constituyen es necesaria y podría cumplir un importante papel como puerta de entrada al primer nivel de atención, además de servir como notificadores de resultados bioquímicos de población de Obras Sociales y privados para el sistema de vigilancia epidemiológica. Esta participación bioquímica exige una actualización planificada en función de la necesidad social.

Deberes y derechos inseparables
La sociedad tiene derecho a exigir que los profesionales estén actualizados y éstos tienen el deber de estarlo. Pero los profesionales tienen derecho a que se les brinden las condiciones para hacerlo y la sociedad el deber de brindarlas.
Un sistema de salud que satisfaga las necesidades de la población debe incluir la formación de sus recursos humanos. Ya desde las facultades de ciencias de la salud deberían discutirse planes de estudio que consideraran las necesidades de la población en la cual el profesional se insertará. Se debe lograr la formación continua de recursos humanos, con una capacitación sistemática en el seno de la propia estructura sanitaria y de acuerdo a los objetivos de ésta, en horarios y en lugares de trabajo, bajo conducción de pares y con un diseño programado. Además debiera establecerse la obligación del empleador estatal o privado y del financiador (obra social o prepaga) de brindar condiciones para asegurar la formación así como los medios económicos para solventarla.

¿Cómo evolucionó el concepto de formación de postgrado?
En 1965 la UNESCO y la OIT defendieron los cursos de formación de adultos e impulsaron que los mismos fueran pagados por el Estado o las empresas privadas. Por esos años, los sindicatos pedían cursos de formación para todos (obreros, empleados, técnicos y profesionales) durante una o dos semanas al año. Por su parte, los empresarios querían que fueran sólo para los más dotados y destinados a aumentar la productividad de sus empresas.
La presión popular y las necesidades económico - sociales del momento impusieron un importante desarrollo de la formación de adultos en todo el mundo, pero la discusión siguió planteada. Con el correr del tiempo, y sobre todo en los 90 con la consolidación de puntos de vista del neoliberalismo, triunfó la idea de que la formación es un proceso individual que cada uno lleva a cabo por sí mismo. Esta idea predomina en la actualidad y, para la gran mayoría de los profesionales, el costo corre por cuenta del interesado y las actividades se desarrollan fuera de los horarios de trabajo, en horarios destinados al descanso, después de largas horas de labor.
Esta concepción, además de ser injusta para el profesional, adolece de múltiples ineficiencias que la hacen altamente cuestionable desde el punto de vista científico y sanitario:
Al ser organizada individualmente, suele ser de contenido muy variable y, en un sistema de salud como el descripto más arriba, queda librada a las decisiones personales y no a la planificación en función de las necesidades sociales.
Al depender de los tiempos y la capacidad económica de cada profesional, no es equitativa. Depende de la disponibilidad monetaria y temporal y (otra vez) no de lo que el sistema integrado precisa.
Tiene escasa capacidad de respuesta oportuna ante exigencias coyunturales de la situación epidemiológica de la población como una circunstancial emergencia.
Suele adolecer de aspectos cuestionables desde el punto de vista pedagógico.

Un paliativo bioquímico
Las organizaciones profesionales, siguiendo la tradición del debate de los años 60 en la UNESCO y la OIT, mantienen estructuras de formación de postgrado. La Federación Bioquímica de la Pcia. de Bs. As. fundó la Fundación Bioquímica Argentina, cuyo Programa de Educación Continua (PROECO) tiene un sistema de cursos organizados en módulos, donde los docentes se desplazan a los lugares donde vive y trabaja el bioquímico para facilitar su formación. También cursos por Internet, para resolver los problemas de tiempo y distancia de cada profesional. Se intenta satisfacer los derechos a la actualización mediante una orientación pedagógica menos tradicional, una mejor accesibilidad geográfica y una mayor ayuda económica para todos los bioquímicos.
Herramientas didácticas de avanzada
Sin embargo lo anterior es sólo un paliativo. Se impone el desarrollo de nuevas concepciones en la formación de postgrado que ensayen otras líneas pedagógicas y, a la vez, satisfagan los derechos de los profesionales.
Respecto al aspecto pedagógico, dicen Gore y Vázquez Mazzini (2), “la formación en el trabajo no consiste en incrustar información en la mente de los individuos”, sino en la ampliación de las posibilidades para la formación entre pares en un contexto real.
Según muchos especialistas, las actividades de postgrado no debieran ubicarse dentro de lo que se conoce como educación “dura” que es la impartida en las universidades para las carreras de grado, ni “blanda” como se denomina la de los cursos informativos, características de los desarrollados por diversas asociaciones profesionales. Se debiera revalorizar la práctica laboral individual en un mecanismo de enseñanza no tradicional, no enciclopedista, de un alto valor agregado al conocimiento concreto de un tema tratado en profundidad. Analizando los resultados de cada laboratorio y cada bioquímico y haciendo un uso epidemiológico de los mismos, es posible debatir sobre las técnicas o los conceptos teóricos utilizados. Se consigue así intercambiar experiencias entre pares para llegar a un consenso para normatizar cada actividad, mejorando colectivamente la calidad de las prestaciones. Desde ya, como se advertirá, se parte de la mejora colectiva de una red de prestadores y no del concepto de lucha individual de unos contra otros que se aleja del objetivo: satisfacer las necesidades de la población.
Se debe impulsar una modalidad diferente que se base en la notificación de resultados de laboratorio y en la utilización epidemiológica de los mismos. Esto permite encontrar defectos en los conceptos teóricos o en las técnicas utilizadas por los profesionales en sus laboratorios. Para corregirlos se debieran utilizar todos los mecanismos posibles de transferencia de conocimientos, ya sea de manera presencial o mediante la utilización del correo electrónico o Internet.
Si se analizan colectivamente los resultados individuales se generará un procedimiento que va de la práctica al conocimiento teórico, de éste nuevamente a la práctica y así sucesivamente. Dicho de otra manera, del trabajo al pizarrón y al libro, para volver al trabajo y nuevamente a la teoría, como mecanismo de elevar al conocimiento de empírico a racional.
La práctica diaria forzosamente determina la necesidad de adquirir conocimientos, como así también lleva a fijar rutinas de trabajo que muchas veces se tiñen de vicios laborales. Son esos aspectos los que deben ser analizados para aprender y enseñar.
El aula y el laboratorio se complementan para conseguir el objetivo educacional. Es la práctica cotidiana la que genera las buenas preguntas y las respuestas que se dan a ellas son la mejor explicación teórica. Los pedagogos del programa son “TODOS”, docentes y alumnos, quienes se ubican en un mismo plano que posibilita el intercambio de conocimientos. Los alumnos tienen años de desempeño y conocen la realidad de la profesión. Manejan aparatos e instrumental de laboratorio, interactúan con los pacientes y otros colegas del equipo de salud, encuentran discrepancias entre lo que se escribe en los manuales y lo que se hace en la práctica. Se “desesperan” ante situaciones que no saben resolver frente al paciente y esto genera interrogantes y angustias. No se trata entonces, de transmitir información a quienes “no saben”, sino de seleccionar y proveer la información a quienes la demandan.
En la formación tradicional (cada vez más cuestionada), de grado y de postgrado, los docentes evalúan los aciertos y descalifican los errores, por eso es costumbre de los alumnos ocultarlos, ya que predomina una idea elitista en quienes evalúan. Es lo que se denomina “pedagogía del éxito” (3). Esto dificulta el proceso de aprendizaje que puede superarse mediante el “tratamiento didáctico del error”. Si el error es un síntoma, entonces su valor diagnóstico está en encontrar las causas. Sobre esta base se alienta el análisis de los errores para no repetirlos, se intenta que los profesionales los reconozcan para que los docentes puedan establecer una enseñanza personalizada que permita superarlos, lo cual redunda en una mejora en la calidad de la prestación bioquímica.
Otra forma de evaluación es posible
Las más actuales concepciones pedagógicas modifican el concepto de evaluación. En las formas más tradicionales el examen aparece muchas veces como un hecho azaroso donde el docente trata de “atrapar” al alumno en el error. Esto puede tomar la forma de preguntas capciosas, de doble respuesta, situación que se exacerba, a menudo, en la metodología evaluativa conocida como “multiple choice”. Esta última, aunque es recomendada por organismos educacionales oficiales, ya era altamente cuestionada hace cuarenta años. Ha perdurado y se ha difundido más por razones de economía de docentes o falta de capacitación integral de los mismos que por justificativos pedagógicos.
Aristóteles pensaba que la mejor medida del conocimiento no era la capacidad de dar la mejor respuesta sino la de formular la mejor pregunta. Comparada con esta avanzada concepción del filósofo griego, la evaluación por preguntas “sorpresa”, el examen concebido como una zancadilla para “hacer caer” al alumno o el “multiple choice” son evaluaciones muy primitivas.
La notificación bioquímica como mecanismo pedagógico
Con los datos aportados por los bioquímicos, en la formación de postgrado que se postula, se estructuran bases de información que permiten operar sobre los resultados concretos del trabajo de los colegas y aportar datos a la vigilancia epidemiológica de la población.
El bioquímico se educa en la notificación, en procesar la misma y generar conocimiento. Y vuelve a las fuentes de su vocación: deja de ser un mero productor de datos de pacientes a los que desconoce y cuyo uso y efectividad también ignora para ir educándose como un eficaz interprete de los alcances y limitaciones de los resultados, como aporte al equipo de salud al que aprende a ir integrándose.

Un debate abierto y una deuda social
Como se advertirá es necesario un amplio debate sobre contenidos y formas pedagógicas de la formación de recursos humanos en salud, tanto de grado como de postgrado. Es reduccionista limitarlo a discutir una normativa de certificación o un puntaje otorgado a cursos realizados.

Bibliografía:

1- Gore E, Vazquez Mazzini M. Aprendizaje colectivo y capacitación laboral. Buenos Aires: XIII Congreso Nacional de Capacitación, Asociación de Desarrollo y Capacitación de la Argentina; 2002.

2- Gore E, Vazquez Manzini M. Una introducción a la formación en el trabajo. Hacer visible lo invisible.. Argentina: Fondo de cultura Económica; 2004.

3- de la Torre S. Aprender de los errores: el tratamiento didáctico de los errores como estrategia de innovación. Buenos Aires: Magisterio del Río de la Plata; 2004.

 

Epidemiología: La educación continua de recursos humanos en salud



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