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Doscientos años de historia porteña - Parte II
Los residuos sólidos urbanos
El Comité de Redacción de Acta Bioquímica Clínica Latinoamericana ha seleccionado este artículo publicado en CIENCIA HOY - Volumen 20 Número 116 (abril – mayo 2010), para su difusión a través de FABA Informa

María Semmartin, María Laura Amdan, Mariano Fredes, Nadia Mazzeo, Verónica Pierini, Josefina Uijt den Bogaard, Laura Ventura y Jimena Vogrig
Facultad de Agronomía, UBA


La recuperación de materiales: de cirujas a cartoneros

Las distintas formas de disposición y tratamiento de los residuos a la largo de los últimos doscientos años siempre incluyeron la figura del recuperador de aquellos materiales con valor de mercado. Durante los primeros tiempos, se trataba de personas independientes; más adelante fueron las empresas contratistas. Se recuperaba principalmente vidrio y metal. Cuando en 1860 se comenzó con la quema de basura, la tarea se masificó y quedó en manos de cirujas, que se dedicaban a separar papel, cartón, vidrio, telas, metales, etcétera, del resto de la basura. Se ha sostenido que el nombre, exclusivo del habla porteña, provino del vocablo cirujano, en alusión a una semejanza de la tarea quirúrgica con las operaciones de apertura de envases y extracción de piezas. En 191O, cuando se suprimió la incineración, los cirujas continuaron ejerciendo sus funciones en las calles y en los basurales a cielo abierto, como lo hacían a principios del siglo XIX. Muchos se especializaron, por lo que hubo papeleros, hueseros, traperos, botelleros y otros.
En la actualidad persiste ese circuito de recolección informal, llevado a cabo por los denominados cartoneros, que en su mayoría viven en el cinturón exterior del Gran Buenos Aires y diariamente se trasladan a las zonas centrales para acopiar materiales que luego venden. El considerable desempleo actual en la Argentina y el precio de mercado de papel, cartón, materiales plásticos, vidrio, metales y otros han contribuido a que aproximadamente unas quince mil personas recorran a diario la ciudad con estos propósitos.
La mayoría trabaja en forma independiente y en condiciones de extrema precariedad, por ejemplo, acompañados por sus niños. Pero algunos se han organizado en cooperativas, como El Álamo, El Ceibo, Reciclando Sueños, Recicladores del bajo de Flores, Movimiento de Trabajadores Excluidos y otras, que establecieron vínculos con el gobierno de la ciudad para lograr mejores condiciones de trabajo, por ejemplo, vehículos, vestimenta o lugares más adecuados de labor. Unos dos mil cartoneros quedaron incluidos en esos arreglos: recolectan unas 800 toneladas diarias o aproximadamente el 20% de los residuos de la ciudad, con la consiguiente reducción del volumen destinado al relleno sanitario.


Humo en la ciudad. En la época en que operaban los incineradores domésticos (a partir de 1908) y municipales (a partir de 1926) y hasta 1976, los habitantes de Buenos Aires vivían en una atmósfera como la que muestra esta imagen. Foto Municipalidad de Buenos Aires, ca. 1950, AGN

¿QUÉ ES UN RELLENO SANITARIO?

Se denomina relleno sanitario a la técnica de disposición final de residuos sólidos en terrenos destinados a ese fin de una manera que evite perjuicios al ambiente y a las personas. Consiste en depositarlos en una fosa cuya base está recubierta por una capa de tierra de baja permeabilidad y una membrana impermeable flexible para completar el sellado hidráulico.
Los desechos se compactan para disminuir su volumen y facilitar su descomposición. Una vez completamente llena, la fosa se recubre con una capa de suelo arenoso y con otra de suelo arcilloso, que dificultan el ingreso de agua de lluvia, evitan la emanación de olores y proliferación de insectos y roedores, y posibilitan la descomposición sin presencia de aire (anaeróbica) de los residuos. Por último se siembra vegetación, por lo general césped.
Los rellenos sanitarios deben ser controlados en forma permanente por la posibilidad de que se produzca una contaminación del aire, el agua o el suelo. Para eso están dotados de sistemas de captación de gases (por ejemplo, metano producido por fermentación), que pueden ser tratados y quemados en forma controlada. Esa combustión permite aprovechar energía, además de reducir el efecto invernadero, pues el dióxido de carbono así liberado a la atmósfera lo provoca en menor medida que el metano.
Los lixiviados o líquidos producidos por la descomposición de desechos orgánicos y la infiltración del agua de lluvia se transportan a plantas de tratamiento para ser depurados y llegar a un efluente que no sobrepase los límites permitidos de contaminación.
Los aspectos críticos de los rellenos sanitarios son la disponibilidad de sitios apropiados, el riesgo de contaminación de la napa freática por paso de los lixiviados a través de fisuras en la capa impermeable y la emisión de gases de efecto invernadero.

1. El área se divide en módulos. Los camiones circulan por terraplenes hasta el módulo que se está llenando.
2. Extracción de líquidos: los efluentes deben ser retirados para su tratamiento.
3. Gases: la descomposición de la basura produce gases que deben ser eliminados por venteo.
4. Pozo de control: se utiliza para tomar muestras de agua de la napa.
5. Impermeabilización: debe realizarse para evitar la filtración de líquidos a las napas. La base se recubre con polietileno de alta densidad.
6. Napa freática.


Recuperadores de la cooperativa El Álamo descargando material para clasificar en su planta de clasificación en el barrio porteño de Villa Pueyrredón. Foto Ignacio Di Toma Mues, 2009

En los últimos años el CEAMSE ha puesto en práctica dos sistemas adicionales de recuperación de materiales, cuya incidencia, si bien pequeña en volumen, contribuye a mejorar el aprovechamiento del relleno. Uno es disponer de galpones de separación en sus propias instalaciones, en los que unos cuatrocientos recuperadores clasifican materiales que recolectan algunos servicios diferenciados del norte del Gran Buenos Aires. El otro es permitir, durante dos horas al día, que un grupo importante de recuperadores procese directamente -y sin medidas especiales de seguridad personal- los residuos que depositan los camiones. Esta práctica surgió de una larga negociación entre la empresa y los recuperadores que, hasta ese momento, entraban de manera ilegal en el predio del CEAMSE.

La situación en otros lugares del mundo

La gigantesca generación de residuos es un fenómeno universal. Otras ciudades comparables generan volúmenes per cápita similares o incluso superiores a los de Buenos Aires (1,7 kg diarios); por ejemplo, en Canadá, España y la zona metropolitana de México, la producción diaria por persona es de alrededor de 1,2 kilogramos, mientras que el promedio nacional de los Estados Unidos llega a 2 kilogramos.
En términos generales, los desechos alimentarios y de poda ocupan la mayor fracción de los residuos sólidos urbanos. Igual que en Buenos Aires, el papel y los plásticos conforman una porción importante del conjunto, si bien es bastante variable entre países. Por ejemplo, los plásticos representan el 19% de los residuos porteños, que son valores intermedios con respecto a lo que ocurre en otras ciudades (ver cuadro 2) .

El tratamiento de los residuos en otras partes del mundo depende de la disponibilidad de espacio, el tamaño y la densidad de la población y de las tecnologías disponibles. De todas formas, las técnicas más difundidas son la incineración y el enterramiento. En Australia y Canadá, prácticamente la totalidad de los residuos se entierra, mientras que en Japón más de la mitad se incinera. Si bien la incineración sigue recibiendo críticas por su efecto contaminante de la atmósfera, en las últimas décadas ha incorporado técnicas de filtrado de las emisiones y recuperación de la energía de la combustión que reducen sus inconvenientes. En muchas ciudades importantes es obligatoria la clasificación en origen: los residuos se disponen de manera separada en el mismo lugar en que se generan. Así, los productos contaminantes (como los desechos electrónicos) y los industrialmente reciclables se depositan en contenedores diferenciados provistos por los municipios y reciben un tratamiento distinto de residuos comunes, fundamentalmente orgánicos.

LAS TRES ERRES: REDUCIR, REUTILIZAR Y RECICLAR

La noción que se sintetiza en la expresión tres erres es promover cambios en algunos hábitos cotidianos con el fin de utilizar los recursos de una manera más racional y llevar al mínimo la generación de residuos. Cada erre tiene un significado preciso, pero frecuentemente esos conceptos se usan de manera equivocada como sinónimos.

• Reducir significa disminuir la cantidad de residuos generados evitando utilizar o gastar lo innecesario. Por ejemplo, utilizar ambas caras de la hoja de papel al imprimir, usar menos bolsas de plástico, evitar los productos con excesivo embalaje o descartables, apagar luces, cerrar canillas, etcétera.

• Reutilizar significa aprovechar cosas que consideramos desechos para volver a emplearlas con el mismo fin o con uno distinto. Por ejemplo, envasar nuevos elementos en frascos, latas y cajas que contenían productos diversos; o almacenar agua que proviene de una canilla que gotea, y en ese momento no se puede reparar, para más tarde regar plantas.

• Reciclar significa aprovechar los restos de un producto como materia prima para fabricar otros. Este proceso es generalmente industrial y para que ocurra es necesario que los residuos potencialmente reciclables se dispongan por separado, para facilitar su recuperación e ingreso en el circuito de reciclaje (tarea que en su mayoría realizan los cartoneros o recuperadores).

Los próximos doscientos años

A lo largo de los doscientos años comentados, la Ciudad de Buenos Aires acompañó la tendencia mundial en el incremento del volumen y la variedad de los residuos domiciliarios, lo mismo que en la utilización de productos de reducida vida útil elaborados a partir de hidrocarburos y madera que son recursos no renovables o de muy lenta velocidad de renovación.
La sociedad también avanzó en la comprensión de las consecuencias de la actividad humana sobre los recursos naturales y sobre el ambiente que nos rodea. En el caso particular de los residuos domésticos, está entendiendo que tanto su generación excesiva como su manejo inadecuado contaminan el aire, el suelo y el agua, y que también generan marginación social.
Las tecnologías y el marco regulatorio evolucionaron acompañando los cambios en la percepción del problema y, en la actualidad, no consideramos los residuos domésticos exclusivamente como algo que debe ocultarse y eliminarse lo más rápido posible. Vamos tomando conciencia de que debemos eliminar residuos a menor velocidad, y que debemos enterrar o quemar sólo cierto tipo de residuos.
Los caminos que hemos comenzado a transitar implican cambios de hábitos que trascienden la forma en que disponemos de los residuos e incluyen una más cuidadosa elección de la cantidad y del tipo de productos que consumimos. Incluyen también la noción de que quienes fabrican productos deben hacerse cargo de la disposición de sus residuos, sobre todo de aquellos que son contaminantes, y quienes los usan deben proceder de conformidad.
El desafio actual y para los próximos años es que los porteños -población y gobiernos- cumplamos y exijamos el cumplimiento de las disposiciones legales ya vigentes, que nos permitirían vivir en un ambiente sano, equilibrado y apto para el desarrollo humano de las generaciones presentes y futuras.
No es un desafío menor y se presenta para la comunidad entera, aunque su éxito dependa de la suma de las acciones individuales. Será necesario compromiso y voluntad de entender el problema, y esfuerzo por descifrar y controlar los diversos intereses individuales, políticos y económicos que promuevan el consumo de bienes y servicios superfluos.
Si bien lo anterior es aplicable a cualquier sociedad y a cualquier territorio, tiene algunas características especiales en Buenos Aires, cuya extensión geográfica es limitada y le impide disponer de espacio para rellenos sanitarios. De ahí que las tres erres -reducir, reutilizar y reciclar- parecen en este momento la mejor orientación estratégica para que los porteños miremos con optimismo los próximos doscientos años. CH

Fuentes:
Buenos Aires, De Luca M, Giorgi N, Elena Guaresti ME, Ferreyra J, Gudewort A y Meneguzzi A, ‘Evolución de la calidad de los residuos sólidos urbanos (1972-2005)’, 15º Congreso Argentino de Saneamiento y Medio Ambiente, 3 de mayo de 2006. Valparaíso, ‘Estudio. Caracterización de la composición de residuos domiciliarios en la Región Metropolitana. Informe final’, Comisión Nacional de Medio Ambiente, Chihuahua, Gómez G, Meneses M, Ballinas L, Castells F, 2009, ‘Seasonal characterization of municipal solid waste (MSW) in the city of Chihuahua, Mexico’, Waste Management, 29:2018-2024. Barcelona, Consorci Área Metropolitana de Barcelona (AMB),http://www.amb.cat/web/emma/residus/generacio. Londres, Waste Composition Scoping Study. Greater London Authority http://legacy.london.gov.uk/mayor/strategies/waste/docs/waste_composition_scoping_study.rtf. Bogotá, Zafra CA, ‘Metodología de diseño para la recogida de residuos sólidos urbanos mediante factores punta de generación: sistemas de caja fija (SCF)’, II Simposio I Iberoamericano de Ingeniería de Residuos. Barranquilla. Santiago de Chile, Velásquez Cisternas, ‘Gestión de residuos sólidos domiciliarios en Santiago de Chile’, Asociación Argentina de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente. Quebec, Bladé MD, ‘La gestion des déchets solides ménagers par une approche de gouvernance locale:
Cas de Cotonou’, http://www.usherbrooke.ca/observatoire/docnouvelles/journee2/dbalde.pdf
Los autores, que integran el programa MIRA, agradecen la ayuda de Alicia Montoya (cooperativa El Álamo), Pedro Faedo (Instituto Argentino del Envase), Sara Torres Corbalán y Alicia Álvarez (Centro de Documentación del CEAMSE) Silvia Texidor; Carolina Mutti y Valeria Serafini (Dirección General de Estadística y Censos del Ministerio de Hacienda del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires), María Eugenia Villa y Juan Manuel Zeitler (Biblioteca de la Legíslatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires) y a todos los miembros del programa MIRA por promover el espacio de reflexión que permitió elaborar este artículo.


Lecturas sugeridas


- PRIGNANO A, 1998, Crónica de la basura porteña. Del fogón indígena al cinturón ecológico, Junta de Estudios Históricos de San José de Flores, Buenos Aires.
- SCHAMBER PJ y SUÁREZ FM, 2002, ‘Actores sociales, cirujeo y gestión de residuos. Una mirada sobre el circuito informal del reciclaje en el conurbano bonaerense’, Realidad Económica, 190.
- SUÁREZ FM, RODRIGUEZ M, CARRÉ MN e IULITA A, 2004-2009, ‘Gestión de Residuos sólidos urbanos’, en AA.VV., Atlas ambiental de Buenos Aires, Museo Argentino de Ciencias Naturales (Conicet) y Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (UBA), en internet (marzo de 2010) en http://www.atlasdebuenosaires.gov.ar

Otras fuentes en internet

- LEY DE BASURA CERO:
ttp://estatico.buenosaires.gov.ar/areas/med_ambiente/coordinacion/rel
_institucionales/archivos/ley _1854.pdf
- SUÁREZ FM, 1998, ‘Breve historia de la gestión de residuos sólidos en la ciudad de Buenos Aires’, en (marzo de 2010) http://www.naya.org.ar/miembros/congresos/contenido/laplata/LP3/38.htm

MIRA, programa de manejo integral de residuos. Una contribución de la universidad

La enorme producción de residuos domésticos en las grandes ciudades conforma una de las preocupaciones ambientales más importantes de la sociedad actual. Esa preocupación no sólo se origina en la necesidad de encontrar sitios apropiados, cada vez más escasos, donde depositarlos sino, también, de reducir el consumo de recursos naturales usados para envases y otros propósitos.
En este contexto, en la Facultad de Agronomía de la UBA se creó en 2008 el programa MIRA, para promover la conciencia y el cuidado del ambiente, la reducción del consumo de ciertos materiales y el manejo racional de los residuos domésticos. MIRA busca motivar e instruir a los miembros de su comunidad de influencia acerca de medidas prácticas para consumir productos menos contaminantes, reutilizar y reciclar parte de los residuos y disponer de manera clasificada los restantes. Este programa fue iniciativa de una veintena de estudiantes, docentes y personal técnico, fue avalado por el Consejo Directivo y hoy es una de las acciones de extensión de la Facultad de Agronomía.
Sus actividades centrales se concentran en (1) la aplicación dentro de la Facultad, de la separación de los residuos en origen y su recolección diferenciada por parte de una cooperativa de recuperadores urbanos; (2) el dictado de charlas Informativas sobre manejo de residuos y consumo sustentable en escuelas y asociaciones barriales, y (3) la comunicación directa con los vecinos que utilizan el parque de la Facultad para recreación, mediante un stand abierto los sábados por la tarde. La mayoría de estas acciones fueron diseñadas y son ejecutadas por estudiantes de la licenciatura en ciencias ambientales, bajo la guía de personal académico.
El programa MIRA es una forma de cumplir con la misión de la universidad de contribuir a mejorar la calidad de vida de la población y constituye una valiosa experiencia formativa, que trasciende el ámbito del aula o del laboratorio, para los estudiantes que participan en ella.

AUTORES


María Semmartín

Doctora en ciencias agropecuarias, UBA, Profesora adjunta en la cátedra de Ecología, Facultad de Agronomía, UBA. Investigadora adjunta del Conicet.
semmartin@agro.uba.ar



Laura Amdan

Estudiante de ciencias ambientales, Facultad de Agronomía, UBA.
Mariano Fredes
Estudiante de ciencias ambientales, Facultad de Agronomía, UBA.
Nadia Mazzeo
Estudiante de ciencias ambientales, Facultad de Agronomía, UBA.
Ayudante de la cátedra de Botánica Agrícola, Facultad de Agronomía, UBA.
Verónica Pierini
Estudiante de ciencias ambientales, Facultad de Agronomía, UBA.
Ayudante en la cátedra de Edafología Facultad de Agronomía, UBA.
Josefina Uijt Den Bogaard
Estudiante de ciencias ambientales, Facultad de Agronomía UBA.
Laura Ventura
Estudiante de ciencias biológicas FCEYN, UBA. Técnica-asistente en la cátedra de Ecología, Facultad de Agronomía, UBA.
Jimena Vogrig
Estudiante de ciencias ambientales, Facultad de Agronomía, UBA, Ayudante en la cátedra de Microbiología, Facultad de Agronomía, UBA.

 

Los residuos sólidos urbanos
Parte II




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