Continúan las dificultades con PAMI
Se acentúan las demoras en ajustar la tasa de uso y pagar las tasas de incentivo adeudadas del año pasado. Podría haber respuesta satisfactoria en una reunión prevista para el 4 de octubre.
Las relaciones que a través de la CUBRA mantiene la Federación Bioquímica de la Provincia de Buenos Aires con el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados han llegado a un punto de gran tensión, en virtud del incumplimiento por parte de éste de varias cuestiones que, en conjunto, deterioran gravemente la retribución profesional.
No menos preocupante es la situación planteada con prepagas privadas y obras sociales sindicales (ver Contratapa).
Hasta el momento, el PAMI había venido acompañando los incrementos salariales de los empleados de laboratorio con mejoras capitarias acordes, lo que en esta ocasión, y pese a promesas en contrario, no se cumplió.
Como se sabe, mientras el aumento salarial, cuya justicia FABA no discute, fue fijado en el 32 por ciento, el PAMI sólo incrementó la cápita para todos los prestadores en un 21,8 por ciento desde agosto y nada más, sin compromiso alguno, hasta el 30 de septiembre, de instrumentar un reajuste adicional dentro de los próximos meses.
Pero a esta situación, sumamente delicada en sí misma, hay que sumarle el notorio incremento que en los gastos de laboratorio ha ido produciendo la inflación en los últimos meses, guarismo que en lo que va del año se ubica en un treinta por ciento, con lo cual se completa un cuadro verdaderamente dramático y que nuevamente tiene como variable de ajuste a los ya flacos bolsillos de los bioquímicos.
Otro de los serios incumplimientos en los que ha incurrido el PAMI es el de actualizar las muy retrasadas tasas de consumo con un ajuste más cercano a la realidad. Una demora que aparece injustificada.
El Instituto paga una cápita por una tasa de uso de 450.000 prestaciones de laboratorio mensuales a los 1.700.000 beneficiarios del territorio bonaerenses, cuando en realidad se brindan más de un millón.
No habría mayores problemas si las prácticas excedentes, denominadas tasas de incentivo, se pagaran en tiempo y forma, pero ya se sabe que la deuda que el Instituto mantiene con los bioquímicos de la provincia de Buenos Aires es millonaria y se remonta a más de un año atrás.
En este último sentido hay que recordar que algún tiempo atrás, desde la conducción central del PAMI se prometió que en el marco de un plan de contingencia, se cancelarían las deudas por tasas de incentivo de 2009 en forma completa.
Pero en lugar de la aplicación de un plan de esa naturaleza, todo siguió igual, con auditorías de real prestación interminables e insólitamente burocratizadas, con lo que no se hace más que seguir posponiendo el pago de la abultada deuda que se mantiene con los bioquímicos bonaerenses que han brindado esas prestaciones a los afiliados del Instituto, pagando de su bolsillo los insumos utilizados en determinaciones que en miles de casos fueron realizadas hace más de doce meses atrás.
Pero el peso concreto de los números es más elocuente aún. Hay que poner de relieve que en las distintas Unidades de Gestión Local de la provincia de Buenos Aires, se deben de 2009 52 meses de tasas de incentivo. Pero el PAMI, solamente ha brindado información de 14 que podrían facturarse en octubre. Pero pagos concretos no ha habido, pese, se insiste, a la formal y reiterada promesa en contrario brindada por la conducción central del Instituto en el marco de las reuniones que se realizan con la CUBRA y de las cuales FABA participa activamente.
Pasan los meses y la situación se agrava por lo que de no mediar respuestas efectivas y en forma rápida, la Federación Bioquímica se verá en la obligación de adoptar medidas concretas de acción que incluso podrían llegarse a brindar las prácticas que la cápita contempla en función de la tasa de uso, una decisión que, desde luego, nadie quiere tomar.
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