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La actividad física: un antídoto contra el cáncer de mama
Un estudio de investigadores polacos aporta más evidencia a la idea de que las mujeres muy activas son significativamente menos propensas a desarrollar este tumor que las sedentarias. Los especialistas aconsejan aumentar el nivel de ejercicio físico cuando la mujer llega a los 50 años.

El trabajo, recientemente publicado en la revista Epidemiology por investigadores del Nofer Institute of Occupational Medicine, de Lodz, Polonia, demostró que las mujeres pueden prevenir el riesgo de desarrollar cáncer de mama si practican ejercicios físicos.
Los autores hallaron que los beneficios fueron mayores en aquellas mujeres que aumentaban el nivel de actividades recreativas a los 50 años. Cada vez existe más evidencia de que las mujeres muy activas son significativamente menos propensas a desarrollar cáncer de mama que sus pares sedentarias. Sin embargo, falta información sobre si el momento de actividad en la vida de una mujer también influye sobre ese riesgo y si el ejercicio moderado es beneficioso.
Para investigarlo, el equipo polaco comparó a 2.176 mujeres con cáncer de mama con 2.346 mujeres sanas. Todas respondieron sobre el nivel de actividad física recreativa y laboral durante la edad adulta.
Las mujeres con mayor actividad total en la edad adulta eran 20% menos propensas a haber desarrollado cáncer de mama que aquellas menos activas.
El ejercicio mostró sus beneficios independientemente del peso de las mujeres (delgadas, con peso normal o sobrepeso), de si tenían o no antecedentes familiares de cáncer de mama y de si estaban o no en la menopausia.
De hecho, el equipo observó que las mujeres, que dedicaban más tiempo a las actividades recreativas de intensidad moderada a fuerte a los 50 años que cuando tenían 20, 30 y 40, eran un 34% menos propensas a desarrollar cáncer mamario, mientras que las que más aumentaban la actividad tenían un 41% menos de riesgo.
"Aunque el beneficio de la actividad física se manifestó en todas las edades, nuestro estudio sugiere que sería muy importante aumentar el nivel de ejercicio cuando una mujer llega a los 50 años", concluyeron los autores.

Hipótesis que expliquen los resultados

Según los especialistas, la actividad física tiene diversos efectos fisiológicos La hipótesis actual más importante plantea que la actividad física puede disminuir el riesgo a través de modificaciones de mecanismos hormonales. Los estrógenos son mitogénicos de las células epiteliales de la mama y se cree que desempeñan un papel clave en la promoción del cáncer y su iniciación. Otros factores como la menarquía tardía, menopausia temprana y quizás ciclos menstruales prolongados e irregulares pueden disminuir el riesgo de cáncer. Aunque la obesidad está inversamente relacionada con el cáncer de la mama en las mujeres jóvenes, en las posmenopáusicas, donde los estrógenos se sintetizan a partir de los andrógenos del tejido adiposo, se plantea que hay un riesgo aumentado, directamente relacionado con la obesidad y el sedentarismo. Las mujeres de todas las edades, físicamente activas, son más delgadas que las que no son activas, pero este aspecto sólo es un determinante importante en la concentración de estrógenos séricos en las mujeres posmenopáusicas.
Además -señalaron- que la relación entre actividad física y cáncer de mama probablemente es compleja, y mediada a través de múltiples procesos metabólicos como por ejemplo, la estimulación de funciones inmunes. Por lo que parece razonable aconsejar a las mujeres posmenopáusicas aumentar la actividad física para obtener y mantener un peso corporal ideal, que no sólo pudiera disminuir el riesgo de cáncer de mama sino también prevenir las enfermedades cardiovasculares, la osteoporosis, la diabetes y posiblemente también el cáncer de colon, pero sobre todo y con seguridad, mejorará la sensación de bienestar general.

El cáncer afecta a las mujeres
pobres por falta de acceso a la salud

La falta de acceso a los servicios de salud para tratar el cáncer cérvicouterino es una de las causas más importantes de mortalidad entre las mujeres pobres del continente americano, advirtió la organización Promoviendo la Equidad de Género (PROEGE).
El informe sostiene que la tasa de mortalidad por este tipo de cáncer en América del Norte disminuyó en los últimos 10 años pero en los países en desarrollo del continente, Sudamérica y El Caribe, permanecen constantes.
"Esa realidad refleja la necesidad de enfatizar la prevención y los aspectos positivos del análisis y la detección temprana", indicó PROEGE, organismo humanitario de la Coordinación de Mujeres Italoargentinas. En el marco del Día Internacional de la Mujer, que se conmemoró el pasado 8 de marzo, el organismo advirtió que "el género es un factor importante en la decisión de la mujer de no hacerse pruebas para detectar el cáncer cérvicouterino".
"Las mujeres, en particular las de países en desarrollo, no tienen acceso a los servicios de salud gratuitos o no tienen dinero para pagar los análisis", indica el documento, elaborado en base a un estudio de la OPS.
"Si estos servicios están disponibles, probablemente están en los centros urbanos, limitando su acceso a las mujeres que viven en zonas rurales", continúa el texto.
Basados en estudios de la OPS -que junto al Programa para Tecnologías Apropiadas en Salud y la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer, promueven la prevención del cáncer cérvicouterino en países en desarrollo-, PROEGE sostiene que las mujeres priorizan la salud familiar a la propia.
El temor a la reacción que pueda tener su pareja es otro de los factores que desalienta las pruebas periódicas para detectar posibles células cancerígenas o Papillomavirus Humano (HPV), una infección de transmisión sexual que puede terminar en cáncer.
"En muchas sociedades la mujer no controla sus relaciones sexuales", dice el documento y agrega que "el que tenga o no control de cuando, cómo y con quien tiene contacto sexual es de suma importancia para poder protegerse contra el HPV".
El cáncer cérvicouterino obedece a un cambio en las células que cubren las paredes de la matriz que va del útero a la vagina o el canal de parto. En sus etapas iniciales, no muestra síntomas por lo que a menudo no se detecta hasta que se hace severo. Es uno de los tipos de cáncer más fáciles de prevenir, ya que el examen periódico lo puede detectar antes de que se propague.


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