La alergia afecta a uno de cada cinco argentinos y casi la mitad
desarrolla asma
Los casos aumentan en primavera
Con la llegada de la primavera los estornudos, la picazón
en los ojos y la mucosidad acuosa suelen ser moneda corriente y
una verdadera tortura para los alérgicos. Según estimaciones
de la Sociedad Argentina de Alergia uno de cada 5 argentinos padece
alguna forma de esta enfermedad y el 40 por ciento de ese total
desarrolla asma.
A la hora de buscar las causas de las alergias hay que tener en
cuenta que "uno no desarrolla lo que quiere, sino lo que puede",
explica Humberto Calvi, jefe del servicio de Neumotisiología
de Tandil, del ministerio de Salud bonaerense, en alusión
al fuerte componente hereditario de este tipo de enfermedades.
La alergia se da en las personas cuyo sistema inmune desarrolla
una reacción desmedida o hiperreactividad ante determinados
elementos llamados 'alergenos'. Las manifestaciones dependen del
órgano de choque de cada personas "si es la piel, el
paciente desarrollará un sarpullido, si son los ojos una
conjuntivitis alérgica, y si son los bronquios puede aparecer
rinitis y hasta asma", ejemplica Calvi.
Los tratamientos de última generación para combatir
los cuadros alérgicos fueron temas troncales del último
Congreso Latinoamericano de Alergias, que se llevó a cabo
en agosto de este año en Buenos Aires. La buena noticia es
que desde hace un lustro existe se aplican vacunas sublinguales,
es decir, se diagnostica a qué es alérgica una persona
y el especialista crea una especie de vacuna contra el alergeno
en cuestión. Se suministra esa sustancia en pequeñas
dosis y el paciente va desarrollando anticuerpos contra el alergeno.
"Son los tratamientos más modernos para combatir la
alergia y crean verdadera inmunidad, además resultan prácticos
porque no hay que inyectar sino que se dan en gotas, no obstante,
se trata de terapéuticas que llevan por lo menos dos años
de continuidad pero garantizan una mejora notable en la calidad
de vida del alérgico".
Por qué en primavera
Los alergenos son sustancia que, en una persona predispuesta genéticamente,
desarrolla inflamación. Los hay naturales, como el frío
o el calor; químicos, como los medicamentos, o biológicos
como los ácaros y pólenes, que durante septiembre
y octubre invaden el aire durante el período de floración.
Si bien el alérgico puede sufrir las manifestaciones de este
mal durante cualquier época del año, en primavera,
el aumento de la polución ambiental y los cambios bruscos
de temperatura, afectan con más virulencia la vía
aérea alta, con la rinitis, o la vía aérea
interior, con el asma.
La rinitis es la manifestación más común, su
forma alérgica la padece un 20 por ciento de la población,
y sus síntomas más comunes son "los estornudos,
que aparecen generalmente a la mañana, cuando el paciente
se despierta, la rinorrea, que es una secreción de la nariz,
generalmente incolora y muy molesta. También se puede producir
la inflamación de la mucosa, lo que provoca dificultades
para respirar", explica Calvi.
Para el caso de que sean afectados los bronquios, la vía
aérea interior, "el síntoma más importante
es la dificultad en la expiración del aire y hay una inflamación
de la vía respiratoria. El aire entra bien, pero cuesta sacarlo.
Otro de los síntomas es la tos seca; y en ocasiones se padece
de ese moco claro que produce la rinitis".
La alergia comenzó a ser reconocida como "fiebre del
heno", por el médico inglés John Bostock en 1819,
al detectarse en trabajadores rurales expuestos al polen en la época
de cosecha. Como esto afectaba a un reducido número de personas
se pensó que tenían alguna particularidad orgánica
que producía reacciones a sustancias que normalmente no generan
ningún síntoma, por eso se los llamó alérgicos
(alergia = reacción diferente). Luego se observó que
estos síntomas podían presentarse no sólo tras
el contacto con los pólenes, sino también con otras
sustancias como el polvo, los hongos de la humedad y el pelo de
animales.
Diagnóstico
Para saber a qué se es alérgico se pueden efectuar
análisis específicos de sangre y, por otra parte,
lo que se conoce como Prick Test, que consiste en la inoculación
en dosis muy bajas de sustancias que contienen alergenos para testear
a cuál de ellos reacciona cada organismo.
Una vez que se identifica el motivo de la alergia se puede comenzar
con los tratamientos de vacunas sublinguales. Además, se
suelen emplear medicamentos como antihistamínicos y corticoides,
para controlar la reacción.
No obstante, Calvi remarca que es básico que el alérgico,
en la medida de los posible, evite el contacto con la sustancia
que le produce síntomas, "habrá que tener cuidado
con la prevención ambiental, hay que ver cómo se maneja
la habitación del alérgico, sobre todo en lo que respecta
a las frazadas, la higiene y la limpieza del polvo. Lo ideal sería
que el cuarto del alérgico sea una especie de habitación
de hospital, con una colcha de tela y con muy pocos elementos dentro
de la habitación, de este modo estaría a salvo de
que surjan inconveniente con respecto a algún alergeno".
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