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Por Ana M. Pertierra
La salud cardiovascular de la mujer
Los especialistas señalan que el riesgo de padecer afecciones cardiovasculares no es exclusivo de los varones y está aumentando entre las mujeres. Advierten que las principales causas serían el estrés y el consumo de tabaco. Recomiendan como medidas preventivas una alimentación saludable, actividad física y control de la presión arterial

“La realidad hoy con respecto a la salud cardiovascular femenina es que la mujer ha incrementado su perfil de riesgo sobre todo a partir del estrés y del consumo de tabaco”, dijo a FABA-INFORMA el doctor Ricardo López Santi, Director de Patologías Prevalentes del Ministerio de Salud bonaerense, miembro de la Federación Argentina de Cardiología (FAC) y co-director del Programa de Control de Enfermedades cardiovasculares (Procordis) de la Fundación Bioquímica Argentina (FBA).
Pero además, esta situación se agrava si se tiene en cuenta que la mujer, por lo general, llega más tarde a la consulta médica. Un factor determinante de esta circunstancia es la subvaloración del riesgo de la mujer para este tipo de patologías que por años se adjudicó al sexo masculino. Esto plantea un escenario peligroso. “Una vez que estamos ante el evento cardiovascular agudo, el pronóstico en cuanto a la mortalidad es mucho más sombrío para el caso de las mujeres”, puntualizó López Santi.
La constitución anatómica arterial de las mujeres las ponen en desventaja ante el evento agudo. “Las instancias terapéuticas muchas veces tratan de desobstruir las arterias , disminuir el tamaño del coágulo, mediante la utilización de sustancias fibrinolíticas, técnicas de angioplastias que requieren del uso de catéteres, y estas intervenciones son mucho más riesgosas en las mujeres”, señaló el especialista.



Dr. Ricardo López Santi, Director de Patologías. Prevalentes del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires

Las pautas de prevención son las mismas para hombres y mujeres, sin embargo controlar los factores de riesgo es crucial porque el pronóstico es más desfavorable para ellas si el evento cardiovascular se produce.

Esto ha llevado a que ciertas instituciones científicas hayan puesto el foco en la atención de la salud cardiovascular femenina. Una de las pioneras, la American Heart Association propuso una activa campaña de prevención teniendo en cuenta que a partir de la menopausia la mujer pierde el efecto cardioprotector de las hormonas.
“Desde el punto de vista sanitario, desde la Dirección de Patologías Prevalentes del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires en el área de salud de la mujer estamos integrando todos los aspectos. Antes, hablar de la salud de la mujer era referirse a la prevención del cáncer genito-mamario, ahora, estamos trabajando con distintos actores de la comunidad para comunicar los programas de hipertensión arterial, y diabetes como estrategia del abordaje integral de la salud de la mujer”, recalcó López Santi.

Factores de riesgo

Las enfermedades cardiovasculares son en nuestro país, al igual que en el resto del mundo occidental, la principal causa de muerte por encima de los 45 años de edad. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) la escalada de estas enfermedades en el mundo es tal que a pesar de los avances en el conocimiento de sus determinantes, en el año 2020, no sólo será la primer causa de muerte, sino también la primer causa de años de vida perdidos.
Dentro de los principales factores de riesgo que predisponen a padecer estas afecciones están el tabaquismo, el sedentarismo, la hipercolesterolemia, la obesidad, diabetes, y la hipertensión arterial.
“Sin lugar a dudas, la piedra angular en el manejo de los factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares está en las conductas de las distintas poblaciones, referidas a aspectos como actividad física, alimentación saludable, tabaco y estrés”, comentó el cardiólogo. Y –agregó– hay dos tipos de acciones dentro de las estrategias de prevención, las individuales y las poblacionales, mientras las primeras están a cargo del médico en su consultorio donde prescribe medicamentos y modificaciones en los hábitos y estilo de vida del paciente para corregir su enfermedad, las estrategias poblacionales pueden beneficiar a una mayor cantidad de gente.
Una de las estrategias poblacionales impulsadas desde la cartera sanitaria fue la promover la manufactura del pan con menor cantidad de sal para combatir la hipertensión arterial. “De este modo, se actúa sobre todos aquellos que consumen pan sin discriminar si tienen o no riesgo, si tienen o no enfermedad”, aclaró López Santi.
Para el especialista, estas acciones poblacionales son las más costo-efectivas porque con una inversión mucho menor los beneficios alcanzan a un gran número de gente.
“La sal es un tema crucial. Sabemos que el argentino consume un promedio de 13 gramos de sal a diario, cuando la OMS recomienda consumir tan solo 5 gramos y sabemos que desde el punto de visto fisiológico sería suficiente con 1 gramo. Entonces el exceso de sal en la dieta del argentino promedio es importante”.
Los resultados de estas acciones vuelven al ministerio a través de los datos estadísticos de los diferentes centros de salud que reportan intervenciones e internaciones estratificadas por patología. “Las conclusiones de estas estrategias se sacan a largo plazo, entre 5 a 10 años, como sucede con las aplicadas con la ley antitabaco o con otras que se puedan implementar como las de promoción de la actividad física, consumo de frutas y verduras y comidas saludables en comedores escolares y que van a impactar en la salud pública”.
Otras variables a considerar son la dieta y la actividad física. “La actividad física ayuda a controlar el peso y las variables metabólicas como el colesterol y la glucemia y también una variable hemodinámica como la tensión arterial”, señaló el especialista.

El peso específico del estrés


Según López Santi, en la medida que hombres y mujeres empiecen a tener los mismos roles en la sociedad, el estrés dejará su huella en la salud y expectativa de vida de las mujeres.
“El estrés es uno de los factores de riesgo postergado, en el sentido que el médico no lo evalúa en su justa medida”, apuntó. Para el cardiólogo, si bien se pueden tener escalas para medir colesterol, glucemia, hipertensión arterial y hasta se puede cuantificar el consumo de tabaco y alcohol, sin embargo, el médico no usa escalas para evaluar el estrés.
Para ello considera necesario una educación médica para la incorporación de herramientas que ayuden a identificar qué pacientes por su situación de estrés pueden llegar a merecer tratamientos específicos.
Recientes estudios epidemiológicos hechos en grandes poblaciones que compararon pacientes con infartos contra casos control permitieron determinar el peso de los factores de riesgo por región. De allí surgió que en América Latina el estrés tiene más peso que la depresión como factor de riesgo para este tipo de patología, a diferencia de lo que ocurre en los países asiáticos.
“Se ha demostrado que el estrés que más daña es el estrés crónico, es decir, aquel que puede pasar inadvertido como los conflictos de pareja que se mantienen en el tiempo o la presión laboral del empleado por su jefe, por ejemplo”, explicó.
Otra cuestión a considerar es el nivel socio-cultural de la población. “En los sectores de menor nivel educativo y de bajos ingresos es donde se observa la mayor prevalencia de factores de riesgo cardiovascular como hipertensión, diabetes y obesidad tanto en hombres como en mujeres”, concluyó López Santi.



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