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Grietas en el horizonte económico de la farmacia y de toda la salud: ¿tiempo de cambiar la marcha?
Los problemas de las cuentas públicas en varias provincias encendieron las luces de alerta. La fragilidad del sistema sanitario tiene un 2012 de muchos desafíos. Las deudas del IOMA y las obras sociales provinciales. Cómo está la salud financiera del PAMI, sostenedor de la seguridad social. Cuán vulnerables son las prestaciones en el tiempo con el actual nivel de gasto, o es hora de bajar la velocidad y hacer un cambio.


Por Dr. Néstor Caprov
Presidente del Colegio de Farmacéuticos de Lanús y Editor general del portal MiradaProfesional.com Farmacéutica

Además de un notable científico, Albert Einstein era un hombre muy comprometido con la realidad de su tiempo. Por eso siempre estuvo interesado por la realidad económica y social en la que vivía. Su pensamiento buscaba dar alternativas a los momentos difíciles, en especial en las décadas del 20 y el 30. “En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”, afirmó. Su entusiasmo encarna una corriente que se apoya en la creatividad para superar los momentos de crisis. En la Argentina sabemos de eso. La de 2001/2002 fue la más profunda, la peor; no la única. Luego de varios años de crecimiento sostenido, 2012 aparece con algunas grietas que encienden las luces de alarma. Las cuentas provinciales comienzan a mostrar baches, y esto se nota en varios aspectos, en especial en el sistema sanitario. Si como Einstein decía en esos momentos es más importante pensar.
El ajuste/ recorte /sintonía fina/ (cada uno le pone la palabra que más le guste) parece el tema del año. En materia sanitaria, la merma en las cuentas públicas tiene resultados concretos, que amenazan con jaquear este año la seguridad social, pilar fundamental en que se apoya la economía de los integrantes del sistema. Por el momento, a PAMI, la obra social más importante de América, le produjeron un retiro de casi mil millones de pesos por parte del Estado Nacional, lo que limita su margen de maniobras, y preocupa a las farmacias. A esto se le suman los problemas financieros del IOMA, la obra social bonaerense, que viene atrasando los pagos desde el año pasado, de la mano de un pasivo provincial sin precedentes. Además, el PROFE, que entrega medicamentos sin cargo a distintos sectores, discontinúa una y otra vez la cadena de pagos. Todo un cóctel que anticipa por lo menos un estado de “PRE-CRISIS”.
La fragilidad de las cuentas públicas viene de la mano del aumento de los costos a todo nivel, lo que viene golpeando en particular a las farmacias. Muchas veces dicho en MIRADA PROFESIONAL, la inflación, la presión tributaria, los precios de los medicamentos “atados” por el gobierno, son algunos de los aspectos de un sistema que está al límite. Muestra de esto es que el intento de las droguerías de trasladar a los mostradores el punto porcentual que se le aumentó en Ingresos Brutos desató una verdadera “guerra” porque significaba “un colapso” para el sistema.
Ejemplos de este sistema que cruje es la situación de varias provincias, empezando por Santa cruz y Río Negro. Las crisis de las cuentas se suman a las tormentas políticas (en el primer caso por las alianzas fallidas del gobernador, en el segundo por la inesperada muerte del primer mandatario) y hacen de estos dos espejos en donde mirar lo que viene. Entre los tantos fusibles que saltaron, las obras sociales fueron de las primeras que crujieron en este escenario.
Desde hace unas semanas, la Caja de Servicios Sociales (CSS) tiene los servicios médicos y de farmacia cortados en varias localidades, y desde fines de 2011, por la deuda que mantiene el Estado. En este sentido, por lo menos hace dos meses que no se pagan facturas, lo que en una provincia como Santa Cruz deja al borde del abismo a cualquier sistema. Caleta Olivia y Pico Truncado fueron los primeros puntos de esta crisis local.
Algo similar sucede en Río Negro, con el IPROSS, que luego de casi tres semanas retomó los servicios en farmacias, que habían sido cortados por falta de pago. En esa provincia la muerte sorpresiva de Carlos Soria golpeó y desordenó la situación, pero mucho antes la obra social estatal tuvo varios problemas y una deuda que se acumula y que cada tanto deja sin descuentos en medicamentos a los afiliados.
Estos dos ejemplos, más las noticias que llegan de La Plata y otras capitales provinciales dejan flotando una pregunta: ¿Es sostenible el sistema en el tiempo, el de la seguridad social y la atención sanitaria? ¿Cuánto puede aguantar un esquema donde los gastos suben y los pagos se retrasan? Ni las farmacias ni ningún prestador pueden llevar a largo plazo esta situación.
Que estas líneas no se interpreten como un pedido de ajuste, de “enfriamiento” o de neo liberalismo. Es una luz de alerta de lo que se podría venir. Si la obra social de camioneros, el gremio más poderoso de estos momentos y el de mayor crecimiento patrimonial, tiene un pasivo de 1.500 millones de pesos, qué se puede esperar de los pequeños prestadores que dependen de la seguridad social. En el ámbito farmacéutico hay miedo. Un fantasma que asusta más que cualquier cosa: el colapso de la cadena de pagos. Un mal antecedente reposa sobre nosotros. Las crisis históricas, el abrupto corte de la cadena de provisión normal de medicamentos y la vuelta a situaciones que queremos creer, hemos superado.
Es que no cambiar la forma en que se están sucediendo los hechos macroeconómicos de consumo disparado en el sector medicamentos, a nuestro parecer, va a terminar favoreciendo a los que más tienen. A los de “espaldas más anchas” y así concentrar el mercado de la salud (en este caso farmacias) de lo ya, hiperconcentrado que está en nuestro país.
Los años de crecimiento potenciaron y mejoraron las prestaciones del PAMI (Instituto de los Jubilados), que llega cada vez a más abuelos y a más servicios. Esto se nota en la cantidad de medicamentos que se entregan.
Pero esta suba se encuentra cuanto menos descontrolada, sin una estrategia concreta, sin una política de consumo racional y contralor oficial por parte del propio Estado. Si vemos la magnitud de la crisis que vive España, nos daremos cuenta que muchas veces para frenar la tendencia al descontrol de los gastos,y como el costo farmacéutico es el mas registrado en las estadísticas oficiales, se procede a frenar “clavando los frenos “ y llevando a desbarrancar por inercia a todo el sistema de oficinas farmacéuticas de un país.
Lo que se pide en todo caso son criterios de RACIONALIZACIÓN, esa sintonía fina que bien marcaba la Presidenta de los Argentinos pero con parámetros sanitarios. Estamos convencidos que “es posible ahorrar en gasto sanitario sin acometer con recortes histéricos”. La experiencia de otros países y la propia como nación, debe hacer sincerarnos en cuanto a que por lo menos un tercio de los medicamentos que toman los adultos mayores son innecesarios. Por esto, la apuesta “por medidas como la promoción de la racionalidad por parte de las oficinas del Estado y también de las actuaciones de los profesionales sanitarios con incentivos que premien la calidad y el uso racional de los recursos”.
La situación es compleja. En la provincia de Buenos Aires, según el último censo, uno de cada tres bonaerenses no tiene cobertura de salud. Entre los que tienen cobertura, el 47,8 por ciento cuenta con obra social, incluida IOMA y PAMI. Sólo el 4,7 por ciento cuenta con una prepaga. Esto significa que un problema en el sistema de seguridad social pone al borde del abismo a la mitad de los bonaerenses. La provincia con más habitantes de la Argentina, por citar un ejemplo.
No hay que sembrar el alarmismo y el miedo, sino tener los ojos abiertos ante una situación que se puede complicar. No somos agoreros de la crisis, pero pedimos precauciones, medidas concretas. La salud de los argentinos está en juego. No llegar a situaciones extremas.
“La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ‘superado’”. Las palabras de Einstein son un aliciente para cuando la crisis estalla. Pero podemos evitar a ese estado de angustia. Un cambio a tiempo, de ser necesario, puede ser la respuesta a la pregunta que abre este editorial.

Fuente:
http://www.miradaprofesional.com

 

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