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Por Ana María Pertierra
Prevenir las enfermedades cardiovasculares desde el seno materno
El estado de nutrición de la mujer embarazada es clave en la salud del hijo a mediano y largo plazo. Los especialistas recomiendan observar el peso, la alimentación y las variables metabólicas de la mujer en el momento de la concepción para prevenir patologías cardiovasculares del niño en la edad adulta


Dr. Jorge Alvariñas, médico
especialista en nutrición



Antes de planificar una familia, una pareja puede considerar aspectos económicos, sociales y hasta culturales para programar la llegada de los hijos. Sin embargo, según las recomendaciones médicas, también deberán contemplar las condiciones nutricionales y metabólicas de la madre para alcanzar las condiciones adecuadas a la hora de concebir un hijo.
Según los especialistas tanto el bajo peso, la obesidad y el sobrepeso como los valores anormales de lípidos en sangre son variables que la futura madre debe corregir para garantizarle una buena salud a su hijo a lo largo de la vida.
“Las patologías que se pueden padecer no sólo en los primeros años sino a lo largo de toda la vida están íntimamente ligadas a los procesos de la vida intrauterina”, señaló el doctor Jorge Alvariñas, médico especialista en nutrición en diálogo con FABA-INFORMA. El especialista, ex-presidente de la Sociedad Argentina de Diabetes (SAD) y actual Consultor en el grupo de Diabetes y Embarazo de la SAD y del Hospital Tornú, destacó la importancia del estado nutricional de la madre durante el embarazo como punto de partida en la salud del hijo. “La prevención primaria para la enfermedad cardiovascular – la causa más importante de muerte en el mundo– está en el embarazo y en la infancia”, enfatizó.



Una de las variables determinantes para la salud del recién nacido es el peso con el que llega al mundo. “El peso del niño al nacer es de suma importancia y depende de dos factores, del peso de la madre en el momento de embarazarse y de la ganancia de peso durante el embarazo” explicó Alvariñas y –agregó – hoy se sabe que aquellos niños de bajo peso al nacer, menos de 2,200 kg, del mismo modo que los de alto peso, mayor de 4,500 kg, cuando alcanzan los 50 a 60 años de edad van a tener mayor chance de desarrollar diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Por eso el peso de la madre en el momento de la concepción es de vital importancia. “Tanto si una madre engendra un niño en un estado de desnutrición o de bajo peso como si lo hace siendo obesa, ese punto de partida tiene un gran impacto en el niño”, puntualizó Alvariñas. No obstante, la realidad argentina muestra cifras bastante preocupantes.
“En nuestro país, hemos estudiado cerca de 1.000 mujeres en el momento de embarazarse y hemos visto que solamente el 40% de ellas tenía un peso ideal y dentro del 60% restante la gran mayoría estaba integrada por mujeres con sobrepeso y obesidad y un porcentaje menor de mujeres de bajo peso”, comentó.
Por otro lado, también tiene su efecto el aumento de peso durante la gestación. “La mujer debe tener una ganancia de peso adecuada durante la gestación en función del peso al comienzo del embarazo. Una mujer con peso normal debe ganar entre 10 a 15 kg, si tiene bajo peso debe ganar entre 14 y 17 kg, y si es obesa igual debe ganar peso pero solamente 6 kg. Nunca se debe bajar de peso durante el embarazo porque es contraproducente para el bebé”, dijo.
El aumento de peso durante el embarazo impacta directamente sobre el peso del niño al nacer. “Se ha demostrado en distintos estudios internacionales que los niños de bajo y alto peso al nacer tienen una mayor morbi-mortalidad en el primer año de vida asi que no sólo están expuestos a riesgo a futuro en la edad adulta sino también al inmediato”, sostuvo Alvariñas. Estos conocimientos llevan a los especialistas a poner el énfasis en el concepto de embarazo programado. “Toda mujer que desea tener un hijo debería tratar de corregir, antes de quedar embarazada, su peso y estar en un estado óptimo de nutrición”.

Alteraciones metabólicas

Otro aspecto a tener en cuenta es el de las patologías que puede presentar la madre durante el embarazo, entre ella la diabetes gestacional. “La diabetes gestacional aparece después de las 20 semanas de gestación entre el 5 a 10% de todas las mujeres embarazadas. Como no tiene síntomas, el médico tiene la obligación de investigarla sobre todo en aquellas mujeres con factores de riesgo”, señaló Alvariñas.
Entre los factores de riesgo para padecer de diabetes gestacional están la edad, mujeres mayores de 30 años, la obesidad, antecedentes familiares de diabetes, mujeres que han tenido abortos sin causa aparente o haber sido madres de hijos de más de 4 kg.
“El diagnóstico de diabetes gestacional se puede hacer de dos formas: una glucemia en ayunas por encima de 100 mg%, confirmada a los 7 días, en cualquier momento del embarazo, define el diagnóstico. Si los valores de glucemia son normales al llegar a la semana 24 del embarazo, que es cuando aparecen dos hormonas hiperglucemiantes como la lactógenoplacentaria y el cortisol, entonces es el momento ideal para indicar una curva de tolerancia a la glucosa. Según la OMS, el valor de corte a los 120 minutos después de la ingesta de 75 gramos de glucosa es de 140 mg%, por encima de ese valor hay diabetes gestacional”.
¿Qué efecto tiene esa diabetes que dura mientras transcurre el embarazo y desaparece después del nacimiento en el hijo?
“Cuando la mujer tiene glucemias altas, la glucosa pasa por gradiente de concentración al feto, éste se alimenta más y por lo tanto descarga más insulina y aumenta de peso, es un bebé macrosómico de más de 4,500 kg”, explicó el especialista.
También habrá que cotejar el metabolismo de los lípidos. Los niveles altos de lípidos en sangre de la madre durante el embarazo pueden producir efectos no deseados sobre la salud del niño.
Normalmente los niveles tanto de triglicéridos como de colesterol aumentan durante el embarazo porque la placenta requiere una mayor cantidad de ácidos grasos para la síntesis de hormonas. “Si la madre comienza el embarazo con niveles elevados de lípidos en sangre, se debe tratar de corregirlos porque se sabe que producen aumento en el peso del niño, parto prematuro, y están relacionados con la aparición de preclampsia (hipertensión durante el embarazo), situación de alto riesgo tanto para el niño como para la madre”, sostuvo Alvariñas.
Para el especialista, lo ideal es que la embarazada no supere los niveles de 250 mg% de triglicéridos y si lo hace requerirá de un tratamiento dietético restringiendo la ingesta de grasas e hidratos de carbono solubles (azúcares). Sin embargo –destacó– si el valor supera los 600 mg% hay que medicar con fibrates sobre todo después del primer trimestre de embarazo para evitar que se llegue a valores mayores, de 800 a 1000 mg%, donde allí existe peligro de una pancreatitis en la madre.
En cuanto a los niveles de colesterol, se ha demostrado la influencia de la hipercolesterolemia durante el embarazo en la aparición de lesiones vasculares en la infancia. Alvariñas explicó: “En estudios hechos en niños de 11 años de edad que habían fallecido a causa de accidentes de tránsito, aneurismas cerebrales o cáncer se observó mediante exámenes anatómicos de la arteria aorta que algunos de esos chicos ya tenían una estría de depósito de lípidos, una alteración anatómica importante en la íntima de la arteria. Esos chicos tenían niveles normales de colesterol para su edad según los análisis, sin embargo, los niveles elevados los tenían las madres”.
Si bien no se ha determinado el nivel óptimo que debería tener la mujer durante el embarazo, el especialista señaló que “superando los 200mg% sería imprescindible indicar una dieta hipocolesterínica y sobre todo la incorporación de ácidos grasos omega 3 y omega 6 (pescado y aceite de canola) en la dieta que disminuyen los niveles de colesterol”.
La obesidad también puede ser un flagelo en el embarazo. “Cuando la mujer se embaraza siendo obesa tiene tres veces más chance de tener bebés con malformaciones que una mujer no obesa”, explicó Alvariñas, y –agregó– por eso es muy importante hacer bajar de peso a la mujer antes de concebir porque cuando se entera que está embarazada ya lleva 20 días de gestación, ya está hecha la embriogénesis.

La clave, una buena alimentación

Si una madre no recibe una correcta alimentación durante el embarazo puede condenar a su hijo a sufrir ciertas enfermedades a futuro. Los especialistas señalan que esa carencia no es exclusiva de las mujeres que viven en una condición socio-económica desfavorable.
“Muchas veces haciendo la anamnesis alimentaria en mujeres embarazadas de clase media y clase media acomodada, vemos que el valor calórico que consumen está por debajo de las recomendaciones del mismo modo que el valor de calcio y proteínas”, comentó Alvariñas, al tiempo que calificó como situación “inadmisible”.
“El chico en el seno de una madre puede ser un desnutrido tanto si la mujer no puede acceder a la alimentación adecuada como si no come porque no quiere aumentar de peso”, ejemplificó.
Según el especialista, el núcleo básico de alimentos para cubrir los requerimientos nutricionales de la mujer embarazada está garantizado con el consumo diario de 600cc de leche o 300cc de leche más 30 gr de queso para satisfacer las necesidades de calcio. Además de 150 gr de carnes rojas por día para incorporar hierro y proteínas, 150 gr diarios de cítricos por el aporte de vitamina C, 150 a 200 gr de vegetales amarillos (zapallo, zanahoria, etc) o 20gr de manteca para cubrir las necesidades de vitamina A, 150 a 200 gr de pan integral para incorporar el complejo vitamínico B, y siempre recibir suplementos de ácido fólico, sobre todo los primeros tres meses de gestación y de hierro a partir del segundo trimestre porque a pesar de que sea adecuado el consumo de carnes y huevos (que contienen hierro) no alcanza.

 

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