Nacido en Diamante, provincia de Entre Ríos en 1960, el doctor Antonio Cardinalli cursó sus estudios secundarios en Santa Fe y en 1977 ingresó en la Universidad del Litoral graduándose como bioquímico en 1985. Luego viajó a Buenos Aires para completar su formación cursando la residencia bioquímica en el Hospital de Clínicas José de San Martín de la UBA, donde se doctoró en 2002.
Ahora ya hace doce años que está radicado en Junín, provincia de Buenos Aires, donde ha formado una familia y trabaja en su laboratorio de análisis clínicos junto a su esposa y colega.
Cardinalli dice ser un apasionado por la fotografía y no un artista. Sin embargo, no deja de reconocer que tomar una fotografía es “una forma de crear”. Y se atreve a proponer una singular analogía entre la actividad fotográfica y la observación a través de un microscopio. “Cuando uno está observando en el microscopio, uno elige el campo visual y compone distintas `fotos´ que le gustan más o menos”, señaló Cardinalli que no sólo ha compuesto fotografías artísticas, sino que también ha tomado fotos de vistas microscópicas para ilustrar trabajos científicos.
Cardinalli es un especialista en Inmunología y obtuvo muchos premios en su actividad de investigación clínica, entre los que se cuentan el Premio Bienal FABA 1998. Pero además, es un inventor prolífico de instrumentales y metodologías para el diagnóstico inmunológico que, aunque validados, no ha patentado todavía.
Su primer contacto con la fotografía recuerda que fue a los 15 años cuando tuvo en sus manos una cámara “tipo Fiesta”. A partir de entonces esta pasión por atrapar imágenes lo acompaña en todo momento.
A la hora de elegir entre las distintas tecnologías, prefiere la cámara mecánica convencional, porque “aunque antigua es muy noble y refleja mejor la realidad que se quiere atrapar”.
Según Cardinalli, sólo hizo un curso de fotografía mientras vivió en Buenos Aires, sin embargo, sus trabajos fotográficos obtuvieron varias menciones en el Foto Club de Junín.
“Para mí, la fotografía es un hobby porque la profesión me lleva mucho tiempo, pero ando todo el día con la cámara en el auto”, comentó.
Aunque para Cardinalli no hace falta viajar para tener buenas fotos, reconoce ser un amante de plasmar en el papel las expresiones de las distintas culturas latinoamericanas.
“Me gusta mucho retratar a comunidades indígenas, que se ven en el norte de nuestro país y en Bolivia”. Y entre otras también tiene fotografías de comunidades nicaragüenses que pudo visitar una vez que viajó a México por un congreso bioquímico.
En sus fotografías también están sus recuerdos a orillas del río Paraná. “Mis fotografías de Entre Ríos, Chimeneas e Inundación en Diamante reflejan el Puerto Viejo de Diamante”, dijo.
El compromiso con el arte lo ha llevado a abrir un espacio de extensión cultural a su comunidad. Se trata de un auditorio en la planta alta del edificio donde funciona su laboratorio. Este año ese lugar lo ocupa el Foto Club local para dictar cursos de fotografía.
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