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La genética apunta al origen polinésico del virus zika
Investigadores del Instituto Pasteur de la Guayana francesa secuenciaron el genoma completo de este arbovirus. La cepa americana pertenece al genotipo asiático y no procede de África, donde surgió el virus.

Investigadores del Instituto Pasteur de Guayana francesa han secuenciado el genoma completo del virus zika. Según su análisis genético, el patógeno que se está extendiendo por toda América está emparentado con el virus que castigó varias islas del Pacífico en 2013 y 2014. Al año siguiente, aparecieron los primeros casos en Brasil.
Con más de un millón de afectados en menos de un año, los efectos del virus zika no suelen ser severos y no van más allá de una erupción en la cara (exantema) y algo de fiebre. A veces coincide con la aparición de un trastorno autoinmune, el síndrome de Guillain-Barré. En raras ocasiones, este arbovirus (es decir, que usa artrópodos como vector de transmisión) puede provocar la muerte, aunque casi siempre como causa concomitante. Pero lo que aterra del virus zika es que parece ensañarse con los no nacidos.
Aún no se ha establecido un nexo causal entre el virus y la microcefalia en recién nacidos que se está dando en la actual epidemia, pero está lejos de ser una coincidencia. En Brasil, por ejemplo, se produjeron entre 150 y 200 casos entre 2010 y 2014, según cifras del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés). En 2015, sin contabilizar el mes de diciembre, fueron 1.248 casos. En muchos de ellos, además, los pequeños presentaban graves lesiones en los ojos.
"¿Estos defectos son provocados solo por el virus zika, la propagación conjunta con otros agentes infecciosos o por otros factores? Necesitamos poner en marcha proyectos de investigación multidisciplinares para despejar estas incógnitas", dice en una nota la responsable del laboratorio de virología del Instituto Pasteur en Guayana, centro de referencia en arbovirus, Dominique Rousset.
Rousset y sus colegas ya han dado el primer paso secuenciando el genoma del virus. A finales del año pasado, las autoridades sanitarias de la vecina Surinam empezaron a detectar los primeros casos de zika y pidieron ayuda al Instituto Pasteur. A su laboratorio llegaron muestras de cuatro casos que, tras descartar que se tratara de dengue o chikunguña, dieron positivo para este arbovirus, también transmitido por el mosquito de la fiebre amarilla (Aedes aegypti) y en menor medida por el Aedes albopictus, más conocido como mosquito tigre.

Estudios genómicos

De una de las muestras, los investigadores pudieron secuenciar el genoma completo. De las otras tres, obtuvieron información genética de una proteína presente en la envoltura vírica, la capa exterior que protege al virus y que toma prestada de las células que infecta. Con todos esos datos, los científicos pudieron crear un árbol filogenético de la cepa que está castigando las tierras americanas.

Los resultados, publicados en la revista The Lancet, señalan que el zika americano no pertenece al linaje africano (continente donde se descubrió el virus a mediados del siglo pasado) sino al asiático, de más reciente aparición. De hecho el análisis de su genoma muestra una homología del 99,7% con la cepa responsable del brote en la polinesia francesa en 2013.
Un vistazo al árbol filogenético con un mapa del mundo en la mano invita a dibujar la ruta que ha seguido el virus zika o, mejor dicho, sus vectores, los mosquitos. El origen del genotipo asiático se remonta a 1966, con los primeros casos en Malasia. Pero la cepa americana actual está muy emparentada con la que apareció en la isla de Yap, en las Carolinas, en 2007. Desde que le tocó el turno a Tailandia y Camboya, más tarde, y casi saltando de isla en isla, el virus zika alcanzó las Islas Salomón, Vanuatu, las Islas Cook y la Polinesia francesa, hasta llegar a la isla de Pascua. Los siguientes casos ya se dieron en el continente americano.

Brasil en alerta por los miles de bebés nacidos con microcefalia



Quedar embarazada en Brasil se ha convertido en una situación de alto riesgo, desde que el pasado 28 de noviembre de 2015 se estableciera por primera vez la relación entre el zika, un virus transmitido por el mismo mosquito del dengue, y el alarmante aumento del número de casos de bebés nacidos con microcefalia.
Desde el 22 de octubre de 2015 hasta el 9 de enero de 2016, el Ministerio de Salud Pública de Brasil registraba en más de 21 estados del país un total de 3.530 casos de microcefalia, una condición por la que los bebés nacen con un cerebro más pequeño de lo normal, por debajo de los 33 centímetros, asociada a un riesgo de muerte rápida del niño o a trastornos irreversibles, como retrasos mentales o dificultades psicomotoras.

Un fenómeno nuevo para Brasil y para la ciencia

El aumento es significativo frente a los 147 cuadros de microcefalia que se documentaron en todo Brasil en 2014, los 167 de 2013 y los 175 del año 2012. Por eso, el ministerio ha decretado una alerta de salud pública, reproducida por la Organización Panamericana de Salud ante el rápido avance del virus del Zika en todo el continente. Ya son 14 los países donde se conocen casos de transmisión autóctona: Brasil, Colombia, México, Venezuela, Paraguay, El Salvador, Guatemala, Guayana Francesa, Haití, Honduras, Martinica, Panamá, Puerto Rico y Surinam.
"El virus del Zika nunca había causado una epidemia como la que hemos tenido en Brasil en 2015. Tampoco antes se sospechaba que pudiera generar microcefalia, por lo que todo es nuevo para nosotros y para la ciencia", remarcó el profesor Cláudio Maierovitch, director del Departamento de Vigilancia de Enfermedades Transmisibles del Ministerio de Salud brasileño. "Tenemos muchas cosas que descubrir del virus en todos los aspectos", señaló.
Ante la alarma social generada, la Organización Panamericana de la Salud ha difundido una lista de preguntas y respuestas sobre el zika y el embarazo.
Zika y dengue comparten varias cosas, entre ellas el mosquito que las transmite, el Aedes aegypti. Ambos pertenecen, junto a la fiebre amarilla, a la familia de los flavivirus, pero hasta ahora el zika se presentaba como una versión menor y poco alarmante del dengue, un primo 'pequeño': los infectados sentían una leve picazón, salpullido, fiebre y dolor articular. No se había registrado casos de muerte en otros países donde se detectó (África, Oceanía y Polinesia francesa), y nadie le daba más importancia.

Primera alarma: zika en el líquido amniótico

Todo cambió en noviembre, cuando el laboratorio de flavivirus del Instituto Osvaldo Cruz brasileño detectó la presencia del genoma de virus del Zika en el fluido amniótico de dos mujeres embarazadas de Paraiba cuyos fetos tenían microcefalia. Poco después, el Instituto Evandro Chagas (IEC), laboratorio nacional de referencia para las arbovirosis (enfermedades víricas transmitidas por artrópodos), confirmó por primera vez tres muertes asociadas al virus del Zika.
El primer desenlace fatal lo sufrió un hombre de 35 años que vivía en el estado de Marahao, al norte del país. "Este fue un caso de importancia crucial para el mundo entero, porque nunca antes había ocurrido una muerte atribuida a una enfermedad causada por el zika, lo que mostró que no era tan benigno como se decía", afirmó en diciembre Pedro Fernando Vasconcelos, médico e investigador de arbovirología del IEC, a través de un comunicado del instituto.
La segunda muerte fue la de una chica de 16 años. La tercera, la de un bebé con microcefalia poco después de nacer, fue más concluyente: se confirmó la presencia del zika en muestras de sangre y tejidos. "Este caso nos permite vincular, con datos de laboratorio irrefutables, la asociación causal de la microcefalia con el zika. En este contexto, un caso es suficiente para probar la relación, porque ya existía la sospecha clínica, la asociación temporal del aumento de casos de microcefalia durante la epidemia de zika, y también la detección del virus en el líquido amniótico de dos gestantes cuyos fetos fueron diagnosticados con microcefalia", aseveró Vasconcelos.

Una agresividad nunca antes vista

Los interrogantes no dejan de crecer, y lo hacen mucho más rápidamente que las respuestas. Tampoco se sabe, por ejemplo, por qué en Brasil el virus se ha extendido a tal velocidad y, sobre todo, con esa agresividad, generando uno de los problemas de salud más grave que se recuerdan en décadas.
Entre los dos estudios referidos, las autoridades de salud de la Polinesia francesa informaron de un inusual incremento de casos de anomalía del sistema nervioso central en fetos y recién nacidos, coincidiendo con un brote de zika en las islas. Ninguna de las embarazadas recordó haber tenido el zika, pero al menos cuatro de ellas dieron positivo en el test de flavivirus.
"El virus del Zika estuvo durante mucho tiempo fuera de nuestro radar. Sus síntomas son tan parecidos a los del dengue o el chikunguña, que puede haber causado problemas en el pasado que hayan pasado desapercibidos", explicó Alain Kohl, un experto en arbovirus de la Universidad de Glasgow, en Reino Unido, que estudia el zika. Sin embargo, el científico se muestra aún cauto sobre el vínculo causal que ligaría al virus con las malformaciones cerebrales. "Es muy difícil demostrar la relación entre microcefalia y zika desde el punto de vista científico. Tiene sentido que la estemos buscando, pero necesitamos mejores herramientas de diagnóstico y de seguimiento, más análisis, y saber si todas las madres que han tenido niños con microcefalia han sido infectadas por el virus, un dato que en este momento no está completamente confirmado", señaló.
"La situación en Latinoamérica es bastante particular. En Brasil hay dengue y fiebre amarilla, transmitidos por el mismo mosquito que el zika; hay un gran potencial de infección, una alta densidad de población y mucha gente sin inmunidad frente al virus, por lo que se puede expandir muy deprisa", sostiene Kohl.
Tampoco se sabe con certeza cómo saltó de África hasta Brasil. En un principio se especuló que la llegada se produjo en 2014 durante la Copa del Mundo, pero pistas posteriores apuntan a un equipo de piragüistas de la Polinesia francesa que unas semanas más tarde participó en una carrera de canoas en Rio de Janeiro.
Según proyecciones preliminares avaladas por el Ministerio de Salud, los casos estimados de infección del virus del Zika en Brasil para 2015 estarían entre 497.593 y 1.482.701. Muchas de esas personas nunca acudirán a buscar ayuda médica, puesto que solo una de cada cuatro presentará síntomas. Se están llevando a cabo estudios más profundos en Brasil para determinar con mayor exactitud esa cifra aproximada.
"No hay una única solución perfecta. Es crucial mejorar el diagnóstico diferenciado del dengue, el zika y el chikunguña, que presentan síntomas similares. También es de importancia crítica la inversión en investigación, que podría proporcionar señales tempranas para detectar a tiempo los patógenos de reciente aparición y evitar su propagación. El hecho de que los virus compartan el mismo mosquito como vector de transmisión debería aprovecharse para generar beneficios en la salud pública, a través de una estrategia de control coordinada y concertada", sostuvo el profesor Laith Yakob, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.

Mosquitos transgénicos para frenar
el virus zika

La suelta de millones de mosquitos machos modificados genéticamente en Brasil reduciría la población del vector de la enfermedad
Ante la falta de una vacuna contra el virus zika, en la ciudad de Piracicaba (São Paulo, Brasil) la lucha se ha centrado en el mosquito que lo transmite. En los alrededores de esta ciudad han liberado millones de mosquitos genéticamente modificados (GM) para que su descendencia muera antes de llegar a la fase adulta y, por tanto, no pueda transmitir la enfermedad. Los primeros resultados muestran una reducción de larvas de mosquito de un 82%.
El principal vector o transmisor del zika y otros virus, como el del dengue o el chikunguña, es la hembra del mosquito Aedes aegypti y, en menor medida la del mosquito tigre (Aedes albopictus). Salvo alguna vacuna experimental, ninguno de estos virus tiene una cura. Otro enfoque posible es controlar la población de mosquitos, generalmente con insecticidas. Pero hay una tercera vía y es el control biológico mediante el uso de la genética.
Es lo que propuso la empresa británica Oxitec a las autoridades de Piracicaba la primavera pasada. Su plan era liberar ejemplares macho de Aedes aegypti GM en tal cantidad y durante el tiempo suficiente para que desplazaran a los machos silvestres en el apareamiento con las hembras. Estos machos de mosquito, bajo la denominación OX513A, portan y transmiten una mutación genética que hace que sus crías sean dependientes de la tetraciclina, un antibiótico. Si les falta, mueren antes de superar la fase de pupa o larval.
El objetivo inicial del ensayo, autorizado por los responsables de bioseguridad del Gobierno brasileño, era combatir el dengue, transmitido también por el A. aegypti. Pero, al compartir vector, el virus zika también podría rebajar su incidencia en la zona. Desde su puesta en marcha, en abril, han sido liberados unos 25 millones de mosquitos. Y las autoridades locales han prorrogado el experimento un año más y estudian extenderlo a un área mayor, en la que vive una décima parte de la población de Piracicaba. Para ello levantarán una instalación en la zona donde criar a los insectos.
El anuncio de los resultados de este primer año y de la prórroga del ensayo echa presión sobre los responsables de salud pública brasileños, que son los que tienen que autorizar un despliegue comercial y masivo de estos mosquitos transgénicos.
Hasta ahora Oxytec, comprada recientemente por una compañía estadounidense, ha realizado otros ensayos en países como Panamá, Malasia o las británicas Islas Caimán. Desde finales de 2014, también ensaya su liberación en Cayos de la Florida, en el estado homónimo de EE UU.
Los ambientalistas se han mostrado muy recelosos de estos mosquitos GM. El año pasado, la organización británica GeneWatch publicaba un informe sobre los mosquitos de Oxitec. El trabajo menciona los riesgos que supone liberar este tipo de insectos para el medio ambiente. Se pregunta también por la falta de datos sobre la reducción de las enfermedades transmitidas por mosquitos allí donde los GM han sido liberados y criticaba que no se dieran datos de eficacia de los ensayos.
Sin embargo, en julio pasado, científicos de Oxitec y colegas brasileños publicaron en una revista científica los resultados de uno de sus ensayos, desarrollado en Juazeiro, en el estado de Bahia entre 2010 y 2011. Al cabo de un año, en las áreas donde habían liberado mosquitos GM, la población adulta de A. aegypti se había reducido en un 95% y la de huevos en un 82%, el mismo porcentaje de éxito que en Piracicaba.



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