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Actualidad

Por Ana María Pertierra
Aporte de la UNLP a la calidad del agua de consumo
Investigadores de las Facultades de Ingeniería, Ciencias Naturales y Ciencias Exactas han desarrollado métodos para remover el arsénico del agua con la finalidad de dar una solución saludable a ciertas poblaciones de la provincia de Buenos Aires


Dr. Andrés Porta, director del Laboratorio de Ingeniería Sanitaria de la UNLP

Nadie puede desconocer la vital importancia del agua potable. Sin embargo, para muchos argentinos beber agua puede resultar dañino para la salud. Tal es lo que les sucede a los habitantes de las zonas oeste de la provincia de Buenos Aires, así como también de ciertas regiones del centro y norte de Córdoba, Santiago del Estero, Chaco y sur de Salta, donde las aguas naturales subterráneas tienen un contenido de arsénico que supera ampliamente los niveles permitidos por la OMS.
El arsénico es un elemento químico que resulta tóxico porque se acumula en el organismo produciendo una patología denominada hidroarsenicismo crónico regional endémico (HACRE), enfermedad que se caracteriza por lesiones cutáneas que evolucionan hasta afectar también el funcionalismo hepático y renal. Además de su efecto tóxico el arsénico posee un comprobado carácter carcinogénico.
Según datos provistos por el CONICET, en la provincia de Buenos Aires sólo el 20% del territorio cuenta con aguas subterráneas aptas para el consumo.
El arsénico al igual que el flúor tiene un origen mineral que es atribuido a la actividad volcánica ocurrida en los Andes durante el Cuartario. Las reservas subterráneas más afectadas son aquellas en las que el agua se concentra en lo que los geólogos denominan lentes, algo así como pequeños lagos cónicos que resultan apropiados para la extracción. Los especialistas señalan que la sobreextracción asi como los períodos de sequía producen un aumento en los niveles de arsénico de las aguas.
Para subsanar en parte este problema de la salud pública, hace cuatro años que investigadores del Laboratorio de Ingeniería Sanitaria (LIS) de la Facultad de Ingeniería de la UNLP trabajan para desarrollar una metodología eficaz y económica para extraer el exceso de arsénico presente en los acuíferos naturales y transformar el agua en apta para el consumo humano. Al fin han completado los ensayos y han logrado un sistema altamente eficaz y económico. Ahora sólo resta hacer las pruebas de campo.
“La base del método es utilizar hierro metálico que al oxidarse forma óxidos de hierro que retienen el arsénico. Mediante estudios de parámetros cinéticos y termodinámicos observamos que el arsénico interviene en la formación de ese óxido de hierro insoluble hidratado mediante enlaces de tipo covalentes muy estables”, explicó a FABA-INFORMA el doctor Andrés Porta, bioquímico co-director del proyecto, y director del LIS.
Después de probar con distintas presentaciones del metal hierro para la reacción deseada llegaron a la conclusión que una forma sencilla y económica resultaba la más eficaz.
“Buscando sistemas de mayor eficiencia por su superficie específica, ensayamos con virutas, limaduras y finalmente encontramos que lo más eficiente eran las mallas de hierro o lanas de acero que comúnmente en el comercio llamamos virulana”, señaló y –agregó– la virulana en rollitos es fantástica. Tiene un contenido de 95% de hierro y el resto de los metales presentes no interfieren, es más permiten que esa matriz no se deforme. Por su formato de mallas, el óxido de hierro y arsénico formado se desprende con mucha facilidad y entonces el sistema de tratamiento es más durable y los flóculos con los óxidos y el arsénico se retiran con un decantador y se extraen del sistema.
El sistema ideado por los investigadores consta de unas columnas rellenas del entramado de hierro a las que se les hace pasar el agua, bajo ciertas condiciones controladas. Dicho de modo sencillo –dijo Porta – es un tubo de vidrio relleno con virulana con un grado de empacamiento que permite que el agua pase, generar un volumen importante de agua, un caudal que pasa y un volumen que se acumula y en el tiempo del pasaje que serán entre 15 y 20 minutos se logra un buen intercambio de manera que se extrae el arsénico.

Una solución para poblaciones rurales

En cuanto a la eficiencia del sistema, Porta sostuvo que “por el tamaño de las columnas utilizado se llegó a optimizar el sistema para el tratamiento de un volumen de agua de un metro cúbico por hora, y se logró obtener agua con niveles de arsénico por debajo del límite que establece la OMS que es de 10 ppb (partes por billón)”. Lo interesante –agregó– es que sigue funcionando por meses sin que se sature la columna. Una vez por semana o cada 15 días hay que remover en forma mecánica y manual el óxido para que se desprenda de la columna y recupere su capacidad. El agua sigue circulando por la columna y mediante un sistema de decantación se separan los flóculos de óxido formados y por último el agua se hace pasar por un filtro en base a arena y carbón activado para retener los coloides que pudieran haber quedado en suspensión y así se obtiene el agua de muy buena calidad.
Satisfechos con los resultados de las pruebas de laboratorio, los científicos están a la espera de poder hacer la prueba confirmatoria de campo que permita aplicar estos sistemas a poblaciones rurales. “El sistema funciona muy bien ahora resta el ensayo piloto en campo para despejar dudas y tener la certeza de poder aplicarlo”.
Para ello, los investigadores han hecho las tratativas ante el organismo bonaerense SPAR (Servicio Provincial de Agua para Establecimientos Rurales), y ya tienen ubicado un campo en el que se hará la perforación para la extracción del agua subterránea de una zona que se sabe que contiene arsénico y a la que se la someterá a la metodología de las columnas. Para Porta, una universidad pública debe tener el sentido de responder a la demanda de la comunidad frente a un problema de salud.
“Lo interesante de este sistema es que quita el arsénico pero no otros minerales”, señaló Porta explicando que los sistemas utilizados a gran escala como el de intercambio iónico o el de ósmosis inversa extraen todos los minerales y después se deben reponer.
El sistema diseñado por los investigadores platenses es simple y específico y por su rendimiento sería aplicable a poblaciones rurales de pocas personas que se encuentren en zonas más o menos aisladas.

Arcillas que retienen arsénico

Por su parte, un equipo que trabaja hace siete años en un proyecto surgido de programas de extensión universitaria de las Facultades de Ciencias Naturales y Exactas que tuvo el apoyo de la CIC ya está aplicando en algunas escuelas de las localidades bonaerenses de Punta Indio y Bolivar una metodología probada en la Planta Piloto Multipropósito de Gonnet que se basa en la adsorción física, un fenómeno de superficie, del arsénico sobre ciertas arcillas.
Son arcillas llamadas ilitas provenientes de Sierra de la Ventana que tienen un alto contenido de hierro y que han resultado efectivas para extraer el elemento tóxico del agua.
Mediante este método denominado batch o quieto grandes volúmenes de agua se ponen en contacto con este tipo de arcillas, se mezcla para favorecer el intercambio, y luego se flocula y se decanta separándose el agua potable.
Según los especialistas, este sistema es adaptable para parajes aislados con poblaciones reducidas de entre 350 a 400 personas.

Todos por el agua

En la localidad bonaerense de 9 de Julio las aguas subterráneas tienen un contenido de arsénico de entre 80 y 150 ppb (partes por billón) y más aún, cuando el límite superior fijado por la OMS es de 10ppb.
Es por eso que hace unos pocos meses y a instancias del defensor del pueblo de la provincia, el ministerio de salud provincial, el de obras públicas, el servicio de aguas ABSA y representantes de la ONG “Todos por el agua” han firmado un acuerdo de compromiso para desarrollar un plan de obras para el saneamiento del agua que consumen los habitantes de 9 de Julio, problemática que afecta a esa región hace más de 50 años.
El proyecto involucra obras de gran envergadura como la construcción de 10 nuevos pozos, una planta abatidora y una red de cañerías de distribución.

 

 

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