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Actualidad

Por Ana María Pertierra
La hepatitis a virus E
es endémica en el país
Con una vía de transmisión y epidemiología similares a la hepatitis A, también puede ser considerada una zoonosis con reservorio en los cerdos. Las pruebas diagnósticas todavía no están al alcance de todos los laboratorios



� Dr. Jorge González, jefe del Servicio de Hepatitis y Gastroenteritis del Laboratorio Nacional de Referencia Instituto "Carlos Malbrán"

Nuestro país es endémico para hepatitis E. Así lo sostuvo el doctor Jorge González, bioquímico Jefe del Servicio de Hepatitis y Gastroenteritis del Departamento de Virología del Instituto “Dr. Carlos Malbrán”, durante una entrevista que Faba-Informa le hizo en el laboratorio a su cargo.
El especialista señaló que si bien en el país no hubo nunca un brote de hepatitis E, se puede afirmar que es una zona endémica para la infección porque ya en el año 2000 se aisló y caracterizó una cepa local autóctona del virus E.
La hepatitis E es una infección viral transmitida por vía entérica que, clínicamente, se conoce desde los finales de los años 70, y a la que se denominaba hepatitis no A, no B.  Sin embargo –según González– el diagnóstico por parte del laboratorio se ha demorado.
Nosotros –comentó el especialista– accedimos a utilizar algún test de laboratorio recién a principios de los años 90. Y fue en esa época que comenzaron a hacer estudios serológicos poblacionales para determinar la prevalencia de anticuerpos contra el virus E. Encontraron cerca de un 10% de prevalencia de anticuerpos en individuos de Capital y Gran Buenos Aires.
Cuando se empezó a estudiar mejor el virus se observó que había varios tipos. “La caracterización del virus a nivel genómico arrojó como resultado la presencia de varios genotipos diferentes que circulaban por zonas distintas”, comentó González. Y–agregó–  ese hallazgo explicaba la falta de sensibilidad y especificidad de las pruebas diagnósticas por enzimoinmunoensayo (Elisa) para la detección de anticuerpos que utilizaban como antígenos de captura los del genotipo 1 y 2, los primeros descriptos en los brotes de la India y México.
La infección se transmite por medio de aguas contaminadas con materia fecal, sin embargo ciertas investigaciones han demostrado que el virus tiene reservorios en animales.
“La hepatitis E también puede ser una zoonosis”, apuntó González, quien junto a su equipo de laboratorio estudió la prevalencia de anticuerpos y la viremia en cerdos.
Se demostró que la transmisión del virus ocurría desde el animal al humano en aquellas personas que manipulan animales o también por consumo de carne mal cocida.
“Nosotros caracterizamos la cepa porcina buscando el virus en la materia fecal del cerdo en etapas tempranas que es cuando se lo encuentra, en animales de un único establecimiento de la localidad bonaerense de Pergamino y encontramos el virus en la mayoría de las muestras, y también hallamos una prevalencia del  20% de anticuerpos en animales adultos de distintos puntos del país”.  

Enfermedad de la infancia
La incidencia de hepatitis A ha caído bruscamente como resultado del plan de vacunación obligatorio implementado en el país a partir de 2005, sin embargo, los médicos deberán estar atentos porque seguramente aparecerán infecciones a virus diferentes, como por ejemplo la aparición de casos de hepatitis E porque está comprobado que el virus está en el país y produce patología.  Así  lo puntualizó el especialista quien consideró que los cambios epidemiológicos se deben a las distintas condiciones sanitarias.
 “Si bien en el país se ha avanzado en la potabilización del agua también es cierto que eso no alcanza porque muchas veces el agua potable de red llega a una canilla comunitaria en medio de la nada, entonces el agua deja de ser potable rápidamente”, ejemplificó el virólogo.
Según el especialista, en nuestro país toda transmisión de enfermedades infecciosas es problema de la infancia. Por eso, ante una hepatitis aguda sintomática, “el médico debe evaluar muchos aspectos pero lo que no puede faltar es la edad, la historia sanitaria de la persona junto a la sintomatología y los estudios de diagnóstico”.
La hepatitis E, del mismo modo que la hepatitis A son infecciones de la infancia relacionadas con las condiciones sanitarias. “En un estudio hecho en una población infantil sana hemos encontrado que en zonas de escasas condiciones sanitarias, como Tucumán, Gran Rosario, y Gran Buenos Aires, la mitad de los chicos de hasta 5 años de edad tenían anticuerpos contra el virus A, es decir habían estado expuestos al virus”, remarcó González.
  
Pruebas diagnósticas
En el Laboratorio de Virología del Instituto Malbrán, lugar de referencia en el país, se puede identificar el virus E, en cambio para la detección de anticuerpos existen distintos kits comerciales, que sin embargo tienen la limitación de estar fabricados con genotipos no autóctonos.
“Uno de los desarrollos hecho en nuestro laboratorio es la caracterización molecular del virus E. Podemos amplificar el ARN del genoma del virus, caracterizarlo a nivel genómico y hasta hacer la secuencia”, explicó el especialista.
Sin embargo, contar con pruebas de diagnóstico más específicas y sensibles que las que circulan en el mercado es una preocupación desde el laboratorio de virología. Con ese objetivo especialistas de distintos países están encarando un proyecto en la búsqueda de mejores herramientas de diagnóstico para la hepatitis E.
En base a un protocolo multicéntrico virólogos de España, Brasil, Argentina, Venezuela, Bolivia, y Cuba están impulsado un estudio para este año con el objetivo de obtener y producir reactivos diagnósticos de los denominados in house con las cepas locales. “El proyecto tiene un objetivo primario que es conocer más a fondo la patología, y también la tecnología”, dijo González.

Un virus peligroso
La hepatitis a virus E cobra real importancia cuando infecta a personas trasplantadas o a enfermos crónicos de otras patologías hepáticas como por ejemplo la hepatitis autoinmune. “A causa de la inmunosupresión el trasplantado puede infectarse con el virus E y producir una enfermedad grave. O bien un paciente con una patología crónica, ya sea autoinmune o por hepatitis B o C se puede sobreinfectar con el virus E produciendo una patología grave en términos de pronóstico”, señaló Gonzalez.
Hasta hace poco, la tercera parte de los trasplantes hepáticos llevados a cabo en el Hospital Garrahan se debía a hepatitis fulminantes y el 70% de ellas era causada por el virus de la hepatitis A. Sin embargo, en el 30% restante se encontraron casos de hepatitis fulminantes a virus E. “Debido a  la implementación de la vacuna contra la hepatitis A, hoy en día no hay un solo trasplante por virus A”, apuntó González.
No obstante, el virus de la hepatitis E está circulando y todavía la vacuna no está disponible. En el año 2004 el CDC de los Estados Unidos inició el desarrollo de una vacuna en base a una recombinante del core del virus pero todavía falta completar la última etapa de la investigación.

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