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Bioquímicos argentinos - Por Ana María Pertierra
Identifican un mecanismo regulatorio del sistema inmune
La glicosilación de la superficie de los linfocitos T sería la señal que determina la muerte celular programada. Un concepto novedoso que revela un rol clave de los hidratos de carbono en la homeostasis de estas células activadas que evitaría la reacción exacerbada contra los tejidos propios. Estos hallazgos ayudarían a diseñar nuevas estrategias terapéuticas para enfermedades como la esclerosis múltiple y la artritis reumatoidea.


Rabinovich y equipo.
De izquierda a derecha: D. Croci, J.M. Ilarregui, M. Salatino, G. Rabinovich, M. Toscazo, G. Bianco y J. Stupirski. (Foto gentileza del Dr. Rabinovich)

Si bien las células del sistema inmune actúan en defensa del organismo, algunas veces su activación da origen a enfermedades inflamatorias de tipo autoinmune. Empeñados en dilucidar este enigma, un equipo de jóvenes investigadores de la UBA, liderados por el doctor Gabriel Rabinovich, determinó que la glicosilación diferencial de los linfocitos efectores TH1, TH2, y TH17 es crucial para la regulación selectiva de las defensas del organismo que logra la eliminación del agente nocivo, y la desaparición de la enfermedad sin que su acción se prolongue en el tiempo y provoque enfermedades autoinmunes.
El trabajo, financiado por la Fundación Sales y el Conicet entre otros organismos, se ha publicado recientemente en la revista Nature Immunology y ha tenido una amplia repercusión entre la comunidad científica internacional.
Consultado por Faba-Informa a través del correo electrónico, Gabriel Rabinovich, doctor en Bioquímica e investigador independiente del Conicet a cargo de un equipo del Laboratorio de Inmunogenética del Hospital de Clínicas "José de San Martín" de la UBA, afirmó que "esta investigación sienta las bases de una nueva forma de abordar la inmunología porque a diferencia de lo que ocurre con las proteínas y los ácidos nucleicos, durante mucho tiempo a los azúcares que decoran las proteínas de la superficie de las células no se les ha dado la debida importancia". Y-señaló- nuestro trabajo muestra que la glicosilación de las proteínas de superficie etiqueta en forma diferencial a diferentes células del sistema inmune para convertirlas en blanco de la proteína galectina-1 que les induce apoptosis o muerte celular. "De este modo, los azúcares de superficie tienen una función homeostática que consiste en regular las decisiones entre la muerte y la vida", dijo.

Células de defensa que atacan

Se conoce desde hace algunos años que las células que componen el sistema inmune se dividen en diferentes poblaciones con funciones altamente especializadas para combatir agentes nocivos externos como bacterias, parásitos, hongos y virus e internos como los tumores. Los linfocitos TH1, importantes en la defensa contra bacterias tales como el bacilo de Koch, en determinadas circunstancias, se encuentran asociados al inicio de enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoidea o la esclerosis múltiple. Por su parte, los linfocitos TH2, que cumplen un rol clave en la producción de anticuerpos y en la defensa contra cierto tipo de parásitos y bacterias extracelulares, son a su vez responsables de los procesos alérgicos como la rinitis, las urticarias, y el asma. Los linfocitos TH17, descubiertos hace poco más de un año y medio, se encargan de perpetuar la inflamación crónica en las enfermedades autoinmunes produciendo interleukina 17 y fabricando mediadores que causan daño en los tejidos propios.
Para el doctor Rabinovich, no sólo es importante conocer cómo estimular las defensas del organismo para erradicar microbios y tumores, sino también investigar cómo se pueden frenar las respuestas inmunológicas para que no causen enfermedades autoinmunes. Buscando respuestas a esos interrogantes, los investigadores del Conicet descubrieron que las células TH1 y TH17 tienen en su superficie múltiples residuos de polilactosamina (galactosa beta 1-4 N-acetilglucosamina) que las convierte en blanco de la galectina-1, identificada años atrás por Rabinovich como la proteína que les permite a los tumores evadir el sistema inmune y proliferar; mientras que las células TH2 están recubiertas con ácido siálico que imposibilita la acción de la galectina-1 por impedimento estérico y por ende las protege de la muerte celular.
Ante la hipótesis de que la galectina-1 mata a los linfocitos Tactivados, los científicos hicieron ensayos en un modelo de ratones carentes del gen de la galectina-1 y observaron que estos animales mostraban una respuesta exagerada de TH1 y TH17 y una exacerbación de la esclerosis múltiple. El equipo del doctor Rabinovich propuso que la glicosilación diferencial constituye un mecanismo homeostático que impide que los linfocitos TH1 y TH17 sobrevivan demasiado tiempo y hagan daño.
"A la luz de estos hallazgos, se podría pensar en la posibilidad futura de regular en forma negativa la sobrevida de las células TH1 y TH17, responsables de perpetuar la enfermedad en desórdenes inflamatorios autoinmunes como la esclerosis múltiple, la artritis reumatoidea y la enfermedad de Crohn, utilizando análogos de la galectina-1", dijo Rabinovich a Faba-Informa.
Satisfecho con las conclusiones de este estudio que les llevó más de tres años de trabajo, el doctor Rabinovich no piensa abandonar el tema: "Los proyectos futuros son continuar investigando sobre los mecanismos a través de los cuales la glicosilación puede modular la respuesta inmune en condiciones fisiológicas y patológicas", concluyó.

 

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