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Nuevas vacunas que
salvarán millones de vidas
Parte 2
El Comité de Redacción de Acta Bioquímica Clínica Latinoamericana ha seleccionado este artículo publicado en CIENCIA HOY, Volumen 16 Nº 95 (octubre-noviembre 2006) para su difusión a través de FABA Informa

En prácticamente todos los casos el cáncer del cuello uterino
es una enfermedad de transmisión sexual que complica
a la infección por el virus del papiloma humano.
En junio de 2006 se aprobó una vacuna que al impedir
la infecciónpor ese virus previene la aparición del cáncer
cuya aplicación generalizada puede salvar 230 mil vidas por año.

Cáncer del cuello uterino
Como lo muestra la figura, el cuello es la parte inferior estrecha del útero
que comunica a éste con la vagina. El cáncer de las células que lo tapizan
es el segundo más frecuente en mujeres después del de mama. Cada año
se producen 470.000 nuevos casos y mueren 230.000 mujeres víctimas del cáncer de cuello uterino. Esta cifra es sólo superada por la mortalidad que provocan los cánceres de mama y de pulmón. En América latina el cáncer de cuello uterino disminuye la expectativa de vida de las mujeres más que el sida, la tuberculosis o las enfermedades asociadas al embarazo y al parto. Las muertes por el cáncer de cuello uterino son mucho más frecuentes en aquellas mujeres que por ignorancia o por falta de acceso a los servicios de salud no
se someten a los estudios periódicos para el diagnóstico precoz de las lesiones que conducen a ese cáncer, lo que explica por qué el 80% de las muertes que provoca ocurren en los países pobres.
Desde principios del siglo XX estudios epidemiológicos generaron la sospecha de que el cáncer de cuello uterino estaba vinculado con la actividad sexual. Esto se confirmó en la década de 1970 al comprobarse que virtualmente todos estos cánceres eran consecuencia de la infección genital con el virus del papiloma humano (HPV por Human Papilloma Virus) por lo que el cáncer de cuello uterino debe catalogarse entre las enfermedades de transmisión sexual. En los Estados Unidos no menos del 50% de los varones o mujeres que alguna vez fueron activos sexualmente y el 80% de las mujeres de cincuenta
o más años tienen infecciones genitales por estos virus, lo que convierte a esta infección en la más frecuente entre las de transmisión sexual. En muchos casos las infecciones por HPV no tienen síntomas, en otros desarrollan papilomas, que son tumores benignos de la piel o de la mucosa que aparecen como engrosamientos o verrugas blandas y rojizas. Pero en ciertas infecciones prolongadas (diez o más años) con determinadas cepas del HPV las células afectadas se tornan cancerosas. Si bien el cáncer de cuello uterino es el más frecuente de los provocados por el HPV, éste también causa en ambos sexos cáncer en cualquier lugar de la piel o mucosa de la zona genital y en la mucosa bucal y faríngea.
El 8 de junio de 2006, la Food and Drug Administration (FDA) de los Estados Unidos aprobó una vacuna diseñada para prevenir el cáncer de cuello uterino evitando la infección por HPV. La aprobación se restringió a su aplicación a mujeres de entre 9 y 26 años. A fines del mismo mes el organismo que asesora sobre vacunaciones a los Centers for Disease Control and Prevention de EE.UU. recomendó que la vacuna fuera suministrada a todas las niñas de 11 y 12 años de edad, esto es, antes de que iniciaran su actividad sexual.
La vacuna, cuyo nombre comercial es Gradasil®, fue desarrollada por la empresa Merck®. Contiene una proteína del virus llamada L1 que es la más importante de las dos proteínas estructurales de la envoltura (cápside)
del HPV. En la vacuna hay proteínas L1 provenientes de las cepas HPV18, HPV16, HPV11 y HPV6 del virus. Las dos primeras son las responsables del 70% de los casos de cáncer de cuello uterino y las dos restantes causan el 90% de los papilomas genitales externos. Las proteínas L1 presentes en la vacuna se sintetizan en células de levadura modificadas de modo de incluir en su genoma el gen que codifica la síntesis de la proteína viral L1. Una vez purificadas las proteínas L1 se asocian espontáneamente formando partículas parecidas a las del virus que inducen la producción de anticuerpos pero que,
al no contener el genoma del HPV, no son capaces de infectar.
La vacuna se ensayó en siete estudios distintos en los que participaron un total de 21.000 voluntarias. Los resultados mostraron que la vacuna evitó las lesiones precancerosas y los cánceres no invasores de cuello uterino asociados a infecciones por las cepas 16 ó 18 del HPV y el 100% de los papilomas genitales externos.
Una segunda vacuna desarrollada por Glaxo SmithKline® cuyo nombre comercial es Cevarix® no ha sido aún (agosto de 2006) aprobada por la FDA. Esta vacuna también contiene partículas parecidas al virus formadas por la asociación espontánea de la proteína L1 del virus, pero sólo incluye la proveniente de sus cepas HPV18 y HPV16. En este caso la síntesis de la proteína viral se realizó en cultivos de líneas celulares provenientes de los insectos Spodoptera frugiperda Sf-9 y Trichoplusia ni. El gen que codifica la síntesis de la proteína L1 se incorpora a las células en cultivo mediante un virus llamado baculovirus que infecta a invertebrados pero es incapaz de hacerlo en células de mamíferos. Los ensayos clínicos indican que esta vacuna es tan eficaz como la Gradasil®.
Ninguna de las dos vacunas evita el cáncer en quienes ya estén infectados
con el HPV, por eso deben aplicarse a niñas muy jóvenes.
Las vacunas contra el HPV agregan un nuevo e importante ingrediente al actual debate sobre la educación sexual de niños y adolescentes. La revista The Lancet comentó editorialmente este asunto señalando que para aprovechar plenamente el potencial de la vacuna se deberá superar la resistencia social
y cultural contra su uso, la que ya está amenazando la difusión del Gradasil® en los Estados Unidos. Esta resistencia proviene fundamentalmente de grupos que consideran a la abstinencia como el método aceptable para evitar las enfermedades de transmisión sexual y que ven en la vacunación contra el HPV una incitación a la actividad sexual promiscua desde la temprana adolescencia. Cabe destacar que las vacunas se basaron en las investigaciones de un médico escocés radicado en Australia llamado lan Frazer que estudia las proteínas del HPV desde 1985. En abril de 1991 junto a Jian Zhou encontró que, como se menciona más arriba, estas proteínas se asocian espontáneamente formando partículas parecidas al virus y concluyó, correctamente, que esto podría servir para el desarrollo de una vacuna.
La vacuna contra el HPV constituye, por lo tanto, un ejemplo más del papel
que cumple la investigación científica básica en el mejoramiento de la calidad de vida de la gente.

Lecturas sugeridas

Las dos revisiones más recientes sobre el tema (agosto de 2006) son:

> CRUM C, JONES C y KIRKPATRICK P, 2006, ‘Fresh from the pipeline Quadrivalent human papillomavirus recombinant vaccine’, Nature Reviews Drug Discovery, 5, 629-630.
www.nature.com/nrd/journal/v5/n8/full/nrd2117.html

> LOWY DR y SCHILLER JT, 2006, ‘Prophylactic human papillomavirus vaccines’,
The Journal of Clinical Investigation, 116:1167-1173.
www.jci.org

>El comentario editorial de The Lancet está en: EDITORIAL, 2006, ‘Rolling out HPV vaccines worldwide’, The Lancet, 367:2034.
www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140673606688971/fuIltext

> El papel de Ian Frazer en el desarrollo de la vacuna está descripto en:
PINCOCK S, 2006, ‘Ian frazer: finding a vaccine for human papillota virus’,
The Lancet, 367:21.
www.thelancet.com/journaIs/lancet/article/PIIS0140673606679087/fuIltex

SCIELO ARGENTINA SE INTEGRA A LA RED IBEROAMERICANA

La prestigiosa biblioteca electrónica y científica de nuestro país
fue certificada como sitio de operación regular por la red iberoamericana SciELO (Scientific Electronic Library Online).
De esta manera queda finalmente integrado en la colección del portal regional (www.scielo.org), y puede ser visitado juntamente
con las colecciones de Brasil, Chile, Cuba, España y Venezuela.
Así, las veintidós revistas con más de mil quinientos artículos,
que integran la colección argentina, -entre ellas el Acta Bioquímica Clínica Latinoamericana - se suman al portal regional, para conformar una biblioteca de revistas científicas previamente evaluadas por su calidad editorial y académica.


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