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Avance argentino en el tratamiento de un cáncer pediátrico
Una investigación conjunta entre la Universidad de Quilmes, el Conicet y el Hospital Garrahan logró encontrar un biomarcador para detectar células tumorales de retinoblastoma fuera del ojo


De izq a der: Dres Daniel Alonso, jefe del Laboratorio de Oncología Molecular de la Universidad de Quilmes, Viviana Laurent (UNQ), Guillermo Chantada, coordinador del Instituto de Investigación del Hospital Garrahan, y Ana Torbidoni, investigadora del Conicet en el Hospital Garrahan

Por Ana M. Pertierra

Se trata de un trabajo que demandó 7 años de investigación y que logró identificar un marcador molecular – llamado CRX – que puede servir para detectar con mucha sensibilidad metástasis en etapas tempranas, es decir, células tumorales del retinoblastoma por fuera del ojo. Este avance científico permite atacar con mayor precisión los casos de metástasis del tumor, que tiene uno de los índices más bajos de curación en el mundo. El hallazgo ha tenido una amplia repercusión y la técnica ya está siendo adoptada por otros centros de salud en el mundo.

FABAInforma entrevistó al doctor Guillermo Chantada, oncólogo pediátrico, líder del equipo de investigación que acaba de publicar este descubrimiento en la prestigiosa revista científica JAMA Ophthalmology. Chantada, exjefe del Servicio de Oncología, es el actual coordinador del Instituto de Investigación del Hospital Garrahan, un centro de reciente creación en el que están trabajando varios equipos de investigación clínica.
Los investigadores argentinos demostraron que la molécula CRX, que ya era conocida como factor de transcripción relacionado con las células conos y bastones de la retina, puede ser un muy útil marcador de metástasis de retinoblastoma y pudieron detectarlo en sangre, líquido cefalorraquídeo y médula ósea, mediante técnicas de la biología molecular que permiten la amplificación de marcas moleculares como el ADN o RNA para detectar con alta precisión pequeñas cantidades de células.
"El CRX se expresa en las células normales del ojo y en las tumorales de retinoblastoma, pero en ninguna otra, y se sigue expresando en las células diseminadas fuera del ojo. Esto nos permitió inferir que cuando encontramos una célula fuera de la retina que expresa una proteína que solo se expresa en la retina, esa célula es tumoral", explica el oncólogo. Este hallazgo les permitió a los investigadores hacer el seguimiento del circuito de la diseminación del tumor que se extiende hacia la médula ósea y al sistema nervioso central.
El estudio fue llevado a cabo por un grupo multidisciplinario de profesionales del Hospital Garrahan, investigadores del Conicet y de la Universidad Nacional de Quilmes, con el apoyo del Instituto Nacional del Cáncer y de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica del Ministerio de Ciencia y Tecnología, a través de un subsidio denominada PAE que permitió el desarrollo del biomarcador. También se contó con el apoyo de la Fundación Natalí Dafne Flexer de Nueva York.

En Argentina, cada año se detectan entre 40 y 45 nuevos casos de retinoblastoma y el porcentaje de curación en el Hospital Garrahan alcanza el 95 por ciento, un porcentaje similar al de los mejores centros de salud del mundo.


Este trabajo es un claro ejemplo de medicina traslacional en la que transferencia de conocimiento y el desarrollo de técnicas de laboratorio logran una aplicación clínica. "Ha sido muy estimulante el trabajo en colaboración con los investigadores del Laboratorio de Oncología Molecular de la Universidad de Quilmes. Para nosotros fue la primera experiencia de estas características en la que la investigación básica es aplicada a la atención del paciente", comenta Chantada quien reconoce además la participación en este proyecto de la doctora Ana Torbidoni, como investigadora del Conicet en medicina traslacional.

Una técnica de la biología molecular


"Fuimos los primeros en demostrar la utilidad de este biomarcador en el seguimiento de las metástasis con fines clínicos. El CRX es una molécula que ya se conocía de la fisiología del ojo, lo novedoso de nuestro hallazgo es utilizarla como marcador de metástasis en retinoblastoma y como valor predictivo en la clínica", señaló el especialista.
La determinación del CRX en sangre, líquido cefalorraquídeo y médula ósea se hace mediante una técnica de la biología molecular – una PCR en tiempo real– que ya se está implementando en algunos hospitales de Europa.
"Este marcador nos permitió conocer la cinética de la enfermedad, porque así como otros tumores se diseminan de forma sistémica y de ahí al sistema nervioso central, el retinoblastoma parece estar más pegado al SNC por lo que controlar la enfermedad de forma sistémica no ayudaría", explica Chantada y –agrega optimista– pensamos que con el uso de este marcador podremos curar estos casos de metástasis que hasta ahora son mortales en un 100%.
El uso de este biomarcador abre la posibilidad de diseñar una nueva estrategia de cura al constatar tempranamente el avance del cáncer por fuera del globo ocular. La estrategia consiste en intensificar el tratamiento en el sistema nervioso mediante una novedosa combinación de quimioterapia por distintas vías de aplicación. La nueva técnica del Garrahan radica en aplicar quimioterapia por tres vías: una dosis muy alta por la arteria para tratar el nervio óptico; una dosis directa al cerebro y otra dosis por vena para combatir la diseminación en la médula ósea.


Guillermo Chantada, oncólogo pediátrico, coordinador del Instituto de Investigación del Hospital Garrahan

Una enfermedad rara

El retinoblastoma es una enfermedad rara, con una incidencia de 1 caso cada 17 mil nacidos vivos, lo que significa unos 8 mil casos nuevos al año en el mundo. Es un tumor de la primera infancia que por lo general se desarrolla en niños pequeños de menos de dos años de edad. Su detección temprana permite una curación en el 95% de los casos. Sin embargo, esa situación no se da en todo el mundo. "El retinoblastoma es un tumor altamente curable en Argentina y en los países desarrollados porque se diagnostica tempranamente", dijo Chantada. La evolución del tumor –aclaró– es rápida y aunque tiene la ventaja de que la estructura del ojo lo contiene, si pasan dos o tres años y no se llega al diagnóstico el tumor crece, se disemina, y es lo que sucede en las áreas menos desarrolladas del país y del mundo.
La gran mayoría de los retinoblastomas en Argentina se diagnostican a tiempo cuando no se ha producido metástasis pero, a nivel mundial esta patología tiene una alta mortalidad por causa de múltiples factores tales como el nivel socio-económico y cultural, y la falta de acceso a la salud y la información, condiciones que pueden conducir al diagnostico tardío.
"Nosotros tenemos la suerte de que aquí se cura el 97% de los chicos. Sin embargo, la misma situación no se da en todo el país. Hay zonas del país menos desarrolladas en que todavía están en un nivel de curación del 70%", dijo el oncólogo pediátrico.
Es un tumor de la retina y se puede presentar de forma congénita o adquirida. La mayoría de los casos, un 60%, son los adquiridos o esporádicos. "El tumor obedece a la mutación del gen del retinoblastoma y esa mutación puede estar en la línea celular germinal, y en ese caso se trata de los casos congénitos o hereditarios, o solamente en las células de la retina, en tal caso se lo denomina esporádico, es decir, el niño lo padece pero no lo trasmite a su descendencia".
El Hospital Garrahan es un centro de referencia para el diagnóstico –que se hace mediante un estudio de fondo de ojo por lo general bajo anestesia si el niño es muy pequeño– y tratamiento de este tumor que en gran parte de los casos es quirúrgico. "Hasta hace unos años el único tratamiento era el quirúrgico – enucleación del ojo– de ese modo se salvaba la vida del niño pero perdía la visión. Ahora estamos más agresivos con la terapia conservadora porque hay otras alternativas como una nueva quimioterapia localizada que se administra través de la arteria oftálmica", explica Chantada. Y–agrega– nosotros somos el primer centro en América Latina y el tercero en el mundo en implementar esta terapia. Empezamos en 2009 y ya tenemos más de 400 casos tratados. Es más, todos los centros latinoamericanos que lo están haciendo vinieron a entrenarse aquí (en el Garrahan)".

La fotografía digital: una herramienta para el diagnóstico

Hacer el diagnóstico temprano asegura la curación de este tumor. Sin embargo –aclara– por lo general, los médicos no logran reconocerlo clínicamente porque los signos son
muy sutiles. "La única forma de hacer el diagnóstico es mediante un examen oftalmológico que en niños pequeños requiere hacerlo bajo anestesia. La forma de presentación es una manchita blanca en el fondo de ojo", explica el oncólogo. Y –añade– el niño crece bien y sano y aunque los padres le refieren al pediatra que observan algo en la vista de su hijo, un brillo especial, cuando la luz les incide en forma oblicua, puede que el pediatra no lo detecte. Pero lo que actualmente ha cambiado todo –comenta Chantada– es la fotografía digital que se ha convertido en una valiosa herramienta para el diagnóstico de retinoblastoma. "A través de una fotografía digital se nota muy fácilmente esa manchita blanca en el fondo de ojo porque cuando el flash incide directamente en el tumor que tiene calcio se ve de inmediato la mancha blanca y es la familia la que encuentra en una foto una mancha blanca en el ojo del niño.

En Argentina, cada año se detectan entre 40 y 45 nuevos casos de retinoblastoma y el porcentaje de curación en el Hospital Garrahan alcanza el 95 por ciento, un porcentaje similar al de los mejores centros de salud del mundo.


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