Los
bioquímicos bonaerenses
hacen control de la calidad
Aclaración de FABA ante una equívoca
publicación
de un diario de circulación nacional.

El 25 de septiembre en el diario La Nación se afirmó,
en el encabezado, que pocos laboratorios de análisis clínicos
hacen control de calidad y que de los 5.500 que existen en el país
sólo 5 obtuvieron la norma ISO 15189 de calidad de validez
internacional. En un recuadro adicional se indicó que, para
el paciente, esto significa que “fallan los mecanismos de
control para la prevención de las enfermedades. Se consumen
más medicamentos.
Se alargan los períodos de enfermedad.” Y para el médico,
que “está expuesto a cometer errores involuntarios
de diagnóstico. Tiene mayor riesgo de mala praxis. Puede
aconsejar tratamientos equivocados”.
Esta información que seguramente debe haber causado inquietud
en la población, para nada es aplicable a la provincia de
Buenos Aires, en donde
la Federación Bioquímica ya hace muchos años
implementó su reconocido Programa de Control de Calidad que,
incluso, ha sido solicitado desde otras jurisdicciones distintas
a la bonaerense.
Lo primero que hay que decir es que la norma ISO 15189, de calidad
de laboratorios de análisis clínicos, no es una verdad
bíblica de validez universal. Tal vez la periodista autora
del artículo desconozca algunas circunstancias al respecto.
Por ejemplo, que EE.UU. no la reconoce y que en ese país
no hay ningún laboratorio acreditado por la misma. O que
en Francia sólo cuatro laboratorios tienen acreditada esa
norma. De la misma manera que sólo
hay dos en España y uno en Dinamarca, para dar algunos ejemplos.
Si se fuera suspicaz podría preguntarse como es que Argentina,
con un sistema de salud en crisis y altamente cuestionado, con presupuestos
sanitarios magros e ingresos indignos para los profesionales, tiene
más laboratorios acreditados que Francia, por ejemplo.
Desgraciadamente, como nuestro sistema de salud es, en realidad,
un mal sistema de curación de la enfermedad, y no contempla
la prevención de la enfermedad y la promoción de la
salud, los seres humanos que atendemos están, la mayoría
de las veces, enfermos y pocas veces sanos previniendo la enfermedad.
Lo que no es responsabilidad de los bioquímicos sino del
Estado y los sucesivos gobiernos que descuidan la cuestión.
Desde ya mucho más grave es que más de la mitad de
la población no tiene acceso a la atención sanitaria
por razones principalmente económicas, además de culturales
y geográficas, lo que constituye un tema de investigación
periodística más importante que la acreditación
de laboratorios por la norma 15189.
El criterio de calidad vinculado al marketing suele considerar técnicas
de conquista del cliente y, muy a menudo, dichas técnicas
no se refieren
al servicio que se presta sino a “premios o regalos adicionales”.
Esto en salud no sería ético. Particularmente porque,
como suele repetir
en sus trabajos el Ministro Ginés González García,
en salud quien compra no elige y quien elige no compra. Esto significa
que el paciente puede no tener mecanismos para elegir como cliente,
y puede ser seducido por circunstancias que pueden no tener que
ver con la calidad del resultado o por una hotelería hospitalaria
lujosa que no tiene que ver con una buena atención médica.
O puede ser orientado hacia un laboratorio por su médico
o su obra social
o prepaga.
Y aquí surge un tema adicional: ¿Quién es el
cliente del laboratorio?. Algunos piensan que el paciente. Pero
otros, en la corriente “marketinera” afirman que es
el médico (a quien buscan seducir). Por último en
la misma corriente, otros piensan que es la obra social o la prepaga
(a quien buscan conquistar).
En esta orientación, afortunadamente minoritaria, a veces
los sellos de acreditación se buscan como mecanismos de conquista
de “clientes”
en sus distintas acepciones. Como se ve nada que ver con la salud...
Desde ya se advertirá que se está hablando de la medicina
privada. Ninguna preocupación tuvo la periodista de La Nación
por averiguar qué ocurre en el sector público, que
funciona las más de las veces gracias a la labor abnegada
de profesionales, técnicos, enfermeras que trabajan por salarios
miserables con horarios extenuantes que ponen en riesgo sus vidas,
dado el tipo de labor que desarrollan.
Porque, digámoslo de una vez, los afortunadamente pocos que
piensan la salud del pueblo como una mercancía se atienen
al principio de “hacer lo que haga falta y lo que no haga
falta, a quien lo necesita y a quien no lo necesite, siempre y cuando
lo pueda pagar.”

SALUD
Y ACCESIBILIDAD
La mayoría de los bioquímicos hemos estudiado intentando
ser científicos
de la salud. Y pensamos la bioquímica como un acto de servicio,
a pesar que
la moda economicista predominante en los últimos años
de Argentina y el mundo ha hecho todo lo posible por quebrarnos.
Aspiramos a un sistema de salud integrado y eficiente que asegure
la salud como un derecho inalienable de la población y que
cumpla un principio distinto al arriba mencionado.
Esto es: hacer lo que haga falta a quien lo necesite, lo pueda o
no lo pueda pagar y con ingresos, salarios, aranceles y honorarios
dignos para el trabajador de la salud.
Respecto a que, por culpa de errores bioquímicos, se consumen
más medicamentos, debe recordarse que es aceptado por los
expertos que el sobre consumo de medicamentos en los países
del tercer mundo como el nuestro
se debe a la misma concepción mercantilista que criticamos,
pero esta vez
en el área de los fármacos. Y el alargamiento de los
períodos de enfermedad se deben al no acceso a la atención
oportuna de la mayoría o a la infección intrahospitalaria
fruto de las condiciones de bioseguridad deficientes que imperan
en nuestro país, por las condiciones de trabajo de quienes
trabajamos en salud en grandes instituciones de salud públicas
o privadas.
Y esto sí que es noticia periodística.
Por otra parte, la argumentación de que por culpa bioquímica,
el médico está expuesto a cometer errores involuntarios
de diagnóstico y tiene mayor riesgo
de mala praxis, pudiendo aconsejar tratamientos equivocados, desconoce
que en una atención de acuerdo a la Estrategia de Atención
Primaria de la OMS debiera intervenir no sólo el medico sino
el equipo de salud, intercambiando opiniones y conocimientos. Que
esto no exista o sea deficiente en nuestro país no es culpa
bioquímica, sino de quienes propugnan y propugnaron un sistema
neoliberal en salud y el seguimiento a ultranza de modelos extranjeros
inaplicables, que llevó al país y a su salud a la
situación actual. Y esto sí que debiera preocupar
a la población y a los gobiernos.
SALARIOS
Y ARANCELES JUSTOS
A esta altura sería interesante recordar que el artículo
en cuestión dice al pasar que un hemograma se paga en obras
sociales y prepagas a valores de $2,50. Es decir que una determinación
que exige reactivos, aparatología y sobre todo conocimientos
citológicos de hematología, se paga poco más
(y a veces menos) que el equivalente de tres boletos mínimos
de microómnibus,
en el conurbano bonaerense.
No son los bioquímicos los culpables. Lo que debiera ser
preocupación del articulista es que el sistema de salud argentino
enfrenta una grave crisis. No satisface las necesidades de la inmensa
mayoría de los pacientes. Es más, una proporción
creciente de los mismos no tiene acceso a ninguna atención
sanitaria. Se observa
inaccesibilidad geográfica, económica y cultural al
acto de salud. El 60% de la población sólo cuenta
con el sistema público para atenderse, pero más de
6 millones de personas viven a 30 cuadras de una salita o de un
hospital público. El sistema tampoco satisface a la inmensa
mayoría de los científicos, profesionales y técnicos
que trabajan en él, quienes no encuentran realización
ni en el plano de las tareas que desempeñan, ni en el futuro
de las mismas ni en el plano económico personal.
Se puede afirmar que esta crisis es terminal y universal en cuanto
abarca
a pacientes y trabajadores de salud.
André Gide dijo que “ni el más bello sueño
vale el momento de despertar”.
Ya hemos despertado del sueño de creernos en un primer mundo
inexistente que hoy, además, se demuestra pleno de miserias
y dolor... Necesitamos soluciones nacionales para realidades nacionales.
Aprovechando lo más importante de las fuerzas productivas
del país: el técnico, el profesional,
el científico, el hombre de trabajo capacitado.
Sin duda la sociedad tiene derecho a exigir que sus profesionales
de la salud estén actualizados y cumplan normas. A su vez
éstos tienen el deber de hacerlo para asegurar a los pacientes
una atención de la máxima calidad posible considerando
la salud como un derecho inalienable de todas las personas.
Sin embargo, no debe olvidarse que los profesionales de la salud
tienen también el derecho a que la sociedad les brinde las
condiciones necesarias
y la sociedad el deber de brindarlas, y esto parece lejos de ser
realidad.
Si no se considera lo que la sociedad debe asegurar al bioquímico
en ingresos, tiempo, perspectivas científicas, etc., se obligará
a los profesionales a deberes sin el cumplimiento de su contrapartida
en derechos.
CONTROL
DE CALIDAD
No obstante lo anterior, los bioquímicos hemos organizado
(sin la retribución adecuada) programas de evaluación
externa de la calidad y de acreditación de la misma y de
formación de postgrado.
No es cierto que no cumplan normas, tienen normas de habilitación
y control que son ley en la Pcia. de Bs. As. y que además
supervisa el Colegio de Bioquímicos provincial, institución
oficial que existe por ley.
La Federación Bioquímica de la Provincia de Buenos
Aires está organizada
en diez Distritos. Estos coinciden parcialmente con las Regiones
Sanitarias provinciales. Se encuentran federados 2060 profesionales,
habilitados para
realizar análisis clínicos, agrupados en 1497 laboratorios
distribuidos, en densidad uniforme, en todo el territorio provincial.
Se puede mostrar que en cada partido, ciudad o pueblo existen uno
o más laboratorios debidamente habilitados y de variada complejidad
tecnológica, lo que permite la atención personalizada
del bioquímico cumpliendo uno de los preceptos de la Estrategia
de Atención Primaria de Salud de la OMS: la atención
próxima a los lugares
de vivienda y trabajo de la población, con un profesional
que conoce al paciente, sabe de su estilo de vida y sus características
individuales y por ende tiene conocimientos de los factores sociales
que inciden sobre su patología y aprovecha ese conocimiento
para optimizar la obtención de las muestras
e interpretar el significado de sus resultados.
Sobre la base del estudio estadístico y análisis de
las determinaciones realizadas a lo largo de años, de su
relación con los diagnósticos presuntivos de las órdenes
de análisis y de la realización de reuniones de trabajo
y consenso con los profesionales médicos a la luz de la experiencia
científica
al respecto, se ha podido desarrollar una Guía Bioquímica
de Autorización Secuencial que permite establecer el protocolo
a seguir para un uso racional de la prestación bioquímica,
buscando realizar la prestación de mayor valor predictivo
a todo individuo que la necesite.
A lo largo de años se fue conformando así la Red Integral
de Diagnóstico Bioquímico y Prevención de la
Federación Bioquímica de la Provincia de Buenos Aires.
Como parte de una concepción integradora, FBPBA ha sido impulsora
de la Fundación Bioquímica Argentina (FBA).
La FBA fue pensada como una ONG sin fines de lucro que de-
sarrollara los aspectos científicos de las ciencias bioquímicas
aplicadas
a la mejora de las condiciones de vida de la población. Está
organizada
en distintos programas y algunos de ellos contribuyen a ampliar
los objetivos de la Red Integral de Diagnóstico Bioquímico
y Prevención de FBPBA.
A modo de ejemplo se mencionarán algunos de ellos:
I. Formación de Recursos
Humanos Bioquímicos.- Este es un tema fundamental para la
RED FBPBA. Se trata de algo más avanzado que el criterio
vigente de certificación de títulos. Por el contrario,
se busca una capacitación sistemática de personal
entrenado y actualizado de manera continua, en el seno de la propia
estructura sanitaria donde trabaja, con conducción y diseño
programado de acuerdo a las necesidades del lugar. A través
del Programa de Educación Continua (PROECO) de la Fundación
Bioquímica Argentina se tiene un sistema adecuado que contempla
la formación continua de los recursos humanos de la RED,
con capacitación permanente en los lugares donde vive
y trabaja el profesional, con docentes desplazándose a los
sitios donde aquel actúa. Durante el período 1997
– 2004 se realizaron 350 cursos en 40 sedes, con más
de 12.000 alumnos (lo que demuestra que los profesionales hicieron
varios cursos en ese período) y un promedio de 30 alumnos
por curso,
con 180 docentes provenientes del ámbito universitario y
de Institutos
y Hospitales de prestigio.
En los cursos se efectúan encuestas de los resultados bioquímicos
para adaptar la enseñanza a las necesidades del profesional
en relación con las patologías prevalentes en el lugar.
A través de ellos se empezó a obtener resultados en
la notificación voluntaria de los laboratorios federados
y a vislumbrar su potencial uso sistematizado. Sólo a modo
de ejemplo, en parasitología, en el período 1997-2001,
se realizaron 125 análisis de datos,
en 9 ciudades de la Provincia, que contenían información
de 4962 exámenes parasitológicos realizados. Con esta
innovación se demostró la factibilidad
y el valor agregado del mantenimiento de una base de datos de las
patologías prevalentes, reforzando la formación individual
de cada profesional de una manera dirigida.
Hoy, además, se está ofreciendo gratuitamente a los
bioquímicos de FBPBA
un sistema de cursos y consultoría en temas de salud reproductiva
femenina
y Papanicolaou.
II. Resultados confiables. A través
del Programa de Evaluación Externa
de la Calidad (PEEC) de la Fundación Bioquímica Argentina,
desde 1987,
los laboratorios integrados reciben muestras de distintas áreas
del diagnóstico bioquímico (química clínica,
microbiología, parasitología, inmunoserología,
hematología, etc.) como manera de optimizar el comportamiento
del laboratorio, así como materiales para efectuar el control
de su equipamiento.
III. Bioseguridad. Es concebida
como el derecho de la población, de los pacientes y de las
personas que trabajan en salud de no ser afectados por materiales
biopatogénicos. A través del Programa de Bioseguridad,
Seguridad en Instituciones de Salud y Gestión Ambiental (BIOSEGA)
de la Fundación Bioquímica Argentina se analiza el
accidente laboral para dictar normas, desarrollar procedimientos
o promover el uso de instrumentos que permitan evitarlo, editando
material educativo, asesorando a los profesionales
y dictando cursos al respecto. Se coordina un sistema de gestión
de residuos patogénicos desde hace más de diez años,
que procesa información mes
a mes, para actuar de manera preventiva y educativa, con rapidez.
No sólo es un sistema de retiro de Residuos sino que se promueve
la correcta gestión interna y externa de los mismos.
IV. Calidad integral del laboratorio.
A través del Programa de Acreditación de Laboratorios
(PAL) de la Fundación Bioquímica Argentina los establecimientos
cumplen estándares mínimos de buenas prácticas
bioquímicas. No se trata
de lograr un certificado para competir (que sería como concebir
a la salud como producto del mercado de “prestadores en disputa
irracional entre sí”). Por el contrario se trata de
acreditar las buenas prácticas de la RED. La propuesta
de la RED es ofrecer una calidad igualitaria y solidaria compatible
con la concepción de la salud como derecho inalienable de
la población.
La concepción de competencia de mercado usa la calidad para
excluir prestadores en función de ella. El punto de vista
de la RED es el de evitar
la caída de prestadores, porque la RED los necesita para
que puedan actuar con calidad adecuada en las proximidades de los
lugares donde vive el vecino afectado.
La Red Integral descripta, ampliamente adaptable a la Estrategia
de Atención Primaria de Salud, debió resistir la concepción
economicista de la última década.
En ese período esta red chocó con una concepción
sanitaria predominante
a nivel nacional que llevó (al promover el uso de una tecnología
cuyo costo beneficio no ha sido evaluado racionalmente y diseñada
para países de mayor población e ingreso per capita
significativamente superior) a la búsqueda de la concentración
de los prestadores, la caída de capacidad periférica
instalada y, lo que es peor, la desocupación de profesionales
y personal entrenado. Dicha concepción, se basó en
dos presupuestos incorrectos:
a) la existencia de un dólar barato eterno
que posibilitara un insumo externo impropio para las necesidades
argentinas, y
b) la búsqueda de un mercado infinito de
pacientes con capacidad de compra, para hacer redituable una tecnología
preparada para países de 300 millones de habitantes en un
país de 40 millones. Como tal mercado infinito no existía,
se buscó (y se busca) hacer redituable una tecnología
inapropiada concentrando en pocos efectores una demanda disminuida,
además, por la caída de los ingresos de los pacientes
y la crisis de las Obras Sociales. Basada en presupuestos falsos
esta concepción no podía de-sembocar en otra cosa
que en el fracaso.
La Red Integral de Diagnóstico Bioquímico y Prevención
de la Federación Bioquímica de la Provincia de Buenos
Aires pudo resistir este período en base a acciones unitarias,
igualitarias y solidarias. Hoy está en condiciones de
aportar además algo novedoso: un sistema de notificación
bioquímica al Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica.
Y esto es muy importante.
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