Si bien nació en la ciudad de Buenos Aires, Sandra Presenza pasó su infancia y adolescencia en San Clemente del Tuyú, frente a un paisaje único de playas suaves y serenas en la ciudad turística del partido de la Costa, donde el Río de la Plata desemboca en el mar Argentino.
Cursó sus estudios en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA mientras trabajaba como técnica en un laboratorio hormonal de la Maternidad Santa Rosa. Ya recibida se radicó en la ciudad de Mar del Plata en 1986 donde formó una familia y tuvo dos hijos.
Su carrera profesional la inició en el Hospital Regional de Mar del Plata como bioquímica de guardia, luego pasó por distintas secciones hasta que por último se especializó en Bacteriología asistiendo a cursos en el Instituto Malbrán y llegó a ser Jefa de Unidad Internación en Bacteriología del hospital marplatense.
Si bien la vida la llevó a suspender su actividad profesional por cuestiones familiares, volvió a retomarla unos años más tarde porque según ella “el laboratorio era mi hábitat natural y parte de mi esencia”.
Pero el arte llegó a ella casi sin darse cuenta. “Siempre tuve facilidad para las artes plásticas, debe ser algo que llevo en mi ADN”, señaló. Y si bien la consideraba una actividad esporádica, comenzó a desarrollarla con más regularidad cuando habiendo participado en un concurso se alzó con una mención. Ese estímulo la llevó a seguir presentándose y así obtuvo varias distinciones.
“Tomé algunas clases de pintura que me ayudaron mucho”, dijo. Sin embargo, se definió como una autodidacta que se inspira en la naturaleza. “Disfruto descubriendo por mí misma cómo lograr los distintos efectos”. En cuanto a las técnicas empleadas, comenta “me inclino a trabajar con óleo, aprendí a respetar sus tiempos e ir viendo cómo madura la obra”.
Para Presenza, la pintura abrió una puerta importantísima en su vida. “todos necesitamos expresar la creatividad de alguna manera, es parte de la salud”, apuntó.
Luego de haber participado en varias exposiciones colectivas en su ciudad durante los años 2007 y 2008, ahora sus cuadros están expuestos en su laboratorio.
Así describe la magia de la creación: “En mis cuadros siento que de alguna manera se integra el paisaje con mi interior. Se produce una alquimia desde que elijo qué lugar pintar, que tiene que ver con un estado de ánimo, y se suma la sorpresa de ver lo que se plasma en la tela, algo que va superando lo previsto”.
Cuando Sandra Presenza se dedica a pintar pueden pasar varias horas sin que lo note. “Me hago tiempo para pintar generalmente los fines de semana pero cuando me adentro en el paisaje tengo que autolimitarme para no robarle horas al sueño”.
La pintura –para la bioquímica marplatense– es un lugar de contemplación y belleza donde encuentra paz. “Comienzo con una idea y soy yo la primera en sorprenderse por lo que el pincel va dejando impreso. Es tener otra meta, otro objetivo”, concluyó.
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