La complejidad de la escena sanitaria, lamentablemente, ha llevado a la
Federación Bioquímica a instalar las tratativas para mejorar
aranceles con las obras sociales en una suerte de agenda permanente que
nunca termina de actualizarse.
La realidad del sistema sanitario argentino continúa haciendo agua
para los prestadores privados, especialmente para los bioquímicos
mientras sigue sin advertirse que el gobierno nacional tenga alguna intención
de intervenir para impedir el colapso de la salud de la población,
ni en lo inmediato ni a mediano plazo, lo que de por sí complica
sustancialmente aún más la delicada situación.
Indefectiblemente esta contingencia ha hecho que la recomposición
arancelaria ya se haya instalado como tema central, excluyente y permanente
de la agenda institucional de la Federación Bioquímica en
sus constantes tratativas con obras sociales e incluso el Ioma, tal como
se informa por separado.
La situación es por demás simple. Desde enero a la fecha
han venido incrementándose los precios de los insumos, mientras
que desde diciembre último y más allá de las instancias
judiciales que abrió un amparo presentado por FABA, se ha debido
hacer frente a un importante incremento salarial para los empleados de
los laboratorios, cuya justicia jamás se ha negado.
Paralelamente, los nuevos aranceles acordados con las obras sociales y
el mejoramiento de los coseguros del Ioma de algún modo han ido
siendo absorbidos por el incremento de los costos de nuestros laboratorios
producto de la escalada inflacionaria, mientras que la presión
tributaria se mantiene en los mismos altos niveles.
Así las cosas, se prosigue en tratativas obra social por obra social
e incluso, tal como se ha señalado en anteriores entregas del FABA
Informa, se ha insistido ante la Superintendecia de Servicios de Salud
sobre la necesidad de convocar a las paritarias del sector tal como claramente
lo estipula la legislación vigente. Más allá de que
en esta instancia oficial, como era de esperar, no ha habido respuestas
satisfactorias, con las mutuales sindicales se han cosechado algunos logros
que por efectos de la inflación van perdiendo su eficacia inicial
por lo que la rueda se pone en movimiento nuevamente, sin que el Estado
manifiesta voluntad alguna de intervenir en tan delicada materia y tal
como lo hace con otros sectores de la vida económica, aunque públicamente
se proclame que el de la salud es el primer derecho.
Para colmo, coincidentes versiones que en parte van siendo confirmadas
por los hechos de la actualidad, hablan que en la eventualidad de que
el actual Presidente de la Nación accede a un segundo período
consecutivo de mandato, trabajaría fuertemente sobre los sectores
de la Educación y de la Salud.
Con respecto al área sanitaria, se hace hincapié en que
se tomaría al hospital público como columna vertebral del
sistema, sin tenerse prevista de qué manera participaría
el sector privado en el esquema que se estaría pergeñando.
Problemas para todos
En estos momentos hay tres tipos o clases de prestadores
privados de salud. Uno de esos grupos, al que bien podría denominárselo
como 5 estrellas, atienden mayormente en las zonas norte de Capital Federal
y del Gran Buenos Aires a los sectores más acomodados de la población
y en cierto modo conservan el poder de ir fijando sus propios aranceles.
El segundo grupo es el de los efectores que trabajan con las obras sociales
sindicales y provinciales; mientras que el tercer grupo es el de los prestadores
que dependen casi exclusivamente del Pami.
Los tres sectores están en problemas, lógicamente unos más
que otros, pero en definitiva desde este lugar se advierte, entre otros
puntos de observación, la profundidad de la crisis del sistema
sanitario.
Tratativas con el Ioma
Durante el mes de junio, la Federación Bioquímica
comenzará tratativas con el Instituto de Obra Médico Asistencial
con el objeto de discutir una mejora arancelaria después de que
la acordada el año pasado como también la suba de los coseguros,
hayan sido absorbidas parcialmente por los altos índices inflacionarios.
Se espera que el directorio del Ioma tenga una actitud contemplativa de
la situación habida cuenta de los números que FABA aportará
pero que en líneas generales se corresponden a la pérdida
de poder adquisitivo de la población en general, más el
agravante, en el caso de los laboratorios bioquímicos, del incremento
de los costos en el ochenta por ciento de las variables que lo componen.
Pero además, hay que decir que con el Ioma se viene discutiendo
otro problema que se ha presentado. Desde febrero de este año,
el Instituto no abona más los pagos a Fecliba y lo hace clínica
por clínica, situación que inesperadamente ha tenido cierto
impacto negativo para los bioquímicos de los laboratorios de los
centros asistenciales privados.
Ello es así porque Fecliba debitaba los costos de las determinaciones
y las abonaba a FABA para su posterior pago a los profesionales actuantes,
mientras que ahora el Ioma tiene un impedimento de corte legal para efectuar
ese tipo de débitos.
Una probable salida a este problema que se está barajando en la
conducción del Ioma sería la de abonar a las clínicas
las facturaciones solamente en caso de que aporten la acreditación
de pago del mes anterior a los bioquímicos.
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