Los
valores máximos son para varones 90 centímetros y para mujeres
84. Es una medida de la obesidad central y constituye el principal factor
en la determinación del síndrome metabólico.
Por Ana María Pertierra
Los valores máximos son para varones 90 centímetros y para
mujeres 84. Es una medida de la obesidad central y constituye el principal
factor en la determinación del síndrome metabólico.
A pesar del desarrollo tecnológico y los logros de la investigación
clínica, una medición tan sencilla y más propia de
un modisto que de un médico parecería ser de una importancia
absoluta a la hora de calificar el riesgo de un individuo de padecer enfermedad
cardiovascular o un accidente cerebrovascular (stroke). Así lo
transmitió el doctor Gustavo Frechtel, jefe del Servicio de Genética
del Hospital de Clínicas José de San Martín e integrante
de la subcomisión científica de la Sociedad Argentina de
Nutrición en el XIV Congreso de la Sociedad Argentina de Endocrinología
y Metabolismo que tuvo lugar recientemente en la ciudad de Buenos Aires,
cuando recalcó que la Federación Internacional de Diabetes
ha considerado a la medida de la circunferencia de la cintura un parámetro
básico de discriminación en el síndrome metabólico,
fijando como valor máximo para el hombre 90 cm y 84 cm para la
mujer.
La enfermedad cardiovascular es una causa en constante crecimiento de
la morbilidad y mortalidad de la población, en particular entre
los individuos con diabetes tipo 2 cuyos valores ascienden al 55%. Muchos
han sido los esfuerzos en la búsqueda de factores que puedan predecir
riesgos de padecerla y el síndrome metabólico aparece como
una guía práctica para evaluar dicho riesgo. Sin embargo,
recientes estudios de consenso han determinado que la obesidad central
es uno de los mayores riesgos.
Un parámetro tan simple de medir y que representa la obesidad central
se erige como el factor fundamental para el diagnóstico del síndrome
metabólico."Si bien desde el punto de vista clínico
el síndrome metabólico ha sido definido por distintos parámetros
que reflejan los cambios en el metabolismo de los glúcidos, tales
como hiperglucemia en ayunas o intolerancia a la glucosa; de los lípidos,
como las dislipemias, como aumento de triglicéridos con disminución
del colesterol HDL, el aumento de la grasa visceral y el aumento de presión
arterial, actualmente consideramos que con tres de éstos factores
podemos hacer el diagnóstico de síndrome metabólico",
dijo Frechtel. Y entre esos tres no podrá faltar la obesidad central.
"En la práctica diaria debemos insistir en la necesidad de
pesar, medir la talla y la circunferencia de la cintura a todos nuestros
pacientes y controlar la presión arterial en cada consulta ",
señaló. Con los exámenes complementarios de laboratorio
se puede realizar el diagnóstico del síndrome metabólico.
Una vez establecido el diagnóstico se puede detectar la disfunción
endotelial a través de determinaciones más específicas
como microalbuminuria, proteína C ultrasensible y medición
de la íntima carotídea, e implementar conductas terapéuticas.
El síndrome metabólico ocupa el segundo lugar entre los
factores de riesgo después del valor del colesterol LDL y hace
años que es objeto de múltiples debates. Así fue
como el informe del Panel III del Tratamiento de Adultos (ATP III) del
Programa Nacional de Educación para el Colesterol de los Estados
Unidos lo definió como la presencia de al menos tres de los siguientes
parámetros aumentados: circunferencia de cintura, niveles sanguíneos
de triglicéridos, y presión arterial, o hiperglucemia en
ayunas, disminución de los niveles de HDL y aumento del colesterol
sobre la base de que éstas anormalidades metabólicas han
demostrado estar asociadas de forma independiente con el aumento del riesgo
de enfermedad cardiovascular. La Organización Mundial de la Salud
(OMS), por su parte, publicó en 1999 una definición similar,
a la que le agregó la medición de la resistencia a la insulina.
Más recientemente un consenso de un grupo de trabajo de la International
Diabetes Federation (IDF) sugirió una definición que pretenden
zanjar las diferencias entre las dos anteriores. La IDF hace de la adiposidad
central un requisito obligatorio al que debe sumarse la dislipemia y la
hipertensión o la hiperglucemia. Cabe señalar que para llegar
a la nueva definición se tuvo en cuenta la marcada dispersión
de los valores de la determinación de insulinemia en ayunas por
lo que la convierte en una práctica desaconsejable para la práctica
clínica diaria. Sin embargo, su valoración a través
de índices específicos (HOMA, IR, etc) es de suma utilidad
en estudios de investigación.
Tratamiento
Según los especialistas el correcto tratamiento del síndrome
metabólico depende de la valoración del riesgo de acuerdo
al score de Framingham, y a la clasificación del ATP III. Si bien
el primer paso en el tratamiento debe ser el cambio del estilo de vida,
tal como el aumento de actividad física y la disminución
de peso con una dieta adecuada, cuando las metas para lípidos y
presión arterial no se alcanzan con éstos métodos
es necesario el tratamiento farmacológico con drogas antihipertensivas
y estatinas para disminuir drásticamente los valores de los lípidos
aumentados.
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