Científicos
argentinos descubren la estructura cristalina de una enzima
Es la glucógeno sintasa
enzima clave en el metabolismo de los polisacáridos. El
hallazgo completa los estudios de Luis Federico Leloir que le
valieran el premio Nobel de química en 1970. Trabajaron
sobre bacterias del suelo. Aislada y caracterizada por cristalografía
la enzima bacteriana es muy similar a su equivalente en plantas.
El estudio abre las puertas a futuras aplicaciones biotecnológicas.
Por Ana María Pertierra
A pesar del tiempo y el esfuerzo aún hoy
se desconoce la estructura cristalina de la glucógeno sintasa
del hígado de mamíferos, cuyo rol en el metabolismo
de los azúcares fuera dilucidado por el doctor Luis Federico
Leloir en 1950, hallazgo que lo convirtió en el segundo
premio Nobel argentino en 1970.
Sin embargo, científicos del Instituto de Investigaciones
Biotecnológicas (IIB) de la Universidad Nacional de General
San Martín (Unsam) junto a sus colegas argentinos del Instituto
Pasteur de París han podido descifrar la estructura atómica
de su homóloga en el metabolismo bacteriano. El trabajo,
que demandó cuatro años y fue financiado por la
Agencia Nacional de Promoción Científica de la Secyt,
se publicó recientemente en la revista científica
europea Umbo y constituye el paso previo para conocer la estructura
y el comportamiento de la enzima almidón sintasa de gran
interés biotecnológico por ser una de las dos responsables
de la síntesis del almidón en las plantas.
El equipo argentino de investigación, integrado por Rodolfo
Ugalde, Alejandro Buschiazzo, Juan Ugalde, Marcelo Guerin y Pedro
Alzari, trabajó con la enzima de Agrobacterium tumefaciens,
bacteria del suelo muy utilizada para introducir genes en las
especies vegetales porque produce una infección en las
plantas similar a un tumor llamado agalla de la corona.
“Haber obtenido la estructura cristalina nos permitió
identificar el lugar catalítico de la enzima”, dijo
a Faba-Informa el doctor Rodolfo Ugalde, vicedirector del IIB
y profesor de microbiología de la Unsam.
Ugalde, investigador del Conicet, explicó que “cuando
uno entiende desde el punto de vista molecular cómo funciona
una enzima, puede modificarla y aumentar su eficiencia”.
A diferencia de lo que ocurre en el metabolismo de los mamíferos
donde la glucógeno sintasa de hígado usa como sustrato
dador a la UDP- glucosa, la de la bacteria que estudiamos -comentó
Ugalde- usa un derivado que es la ADP-glucosa al igual que sucede
en las plantas.
El científico -que fue discípulo de Leloir- señaló
que los próximos estudios están destinados a clonar,
expresar y cristalizar la enzima almidón sintasa de las
plantas que es muy similar a la recientemente descripta en el
IIB.
Sólo si se obtienen cristales ordenados se les puede hacer
difracción con rayos X y obtener el mapa electrónico
de la ubicación de todos los átomos que componen
la proteína. Sin embargo, esta tarea no parece ser tan
sencilla. Otros centros del mundo no tuvieron éxito y aún
restan conocerse muchos aspectos relacionados con la estructura
íntima de estas enzimas tan importantes.
Satisfecho pero prudente Ugalde recalcó : “Dimos
un paso importante pero el trabajo recién empieza”.
Glucógeno y almidón
Entre los polímeros más abundantes de la naturaleza
se encuentran primero la celulosa, le sigue la quitina, que forma
parte de la cubierta de insectos y crustáceos y en tercer
lugar aparece el almidón, que es la base de las harinas.
Teniendo en cuenta que el almidón es la principal fuente
alimenticia del mundo y que nuestro país es un importante
productor de granos, Ugalde consideró dos razones más
que suficientes para que la Argentina cuente con un grupo de investigación
sólido en este polímero.
Su equipo, que conoce muy bien la enzima relacionada con el glucógeno,
apunta a avanzar en esa dirección para obtener el conocimiento
que les permita a futuro concretar aplicaciones biotecnológicas
que mejoren la eficiencia de los cultivos. “Entendiendo
mejor el mecanismo de catálisis y cómo ocurre a
nivel atómico, se puede razonar que sería factible
hacer ingeniería de proteínas y mejorar su eficiencia”,
dijo.
Ahora su grupo está trabajando para dilucidar algunos secretos
de la síntesis de almidón. Para ello cuentan con
Arabidopsis thaliana, una pequeña planta que sin ningún
valor agronómico es ideal para estudios de biología
molecular porque tiene un genoma muy pequeño.
Hoy día agregar un gen a una planta es una técnica
casi universal. Hasta el momento se sabe que la papa, como ejemplo
de planta productora de almidón, ha sido sometida a intervenciones
biotecnológicas que le han aumentado la producción
del polisacárido mediante la incorporación de una
enzima desregulada responsable de la reacción de formación
de ADP glucosa, un paso previo a la polimerización. “Lo
mismo se podría hacer a partir de la almidón sintasa
que cataliza la polimeración”, agregó el científico.
La cantidad y la calidad del almidón son las dos variables
que se manipulan para obtener un producto a medida.
Pero no sólo desde la óptica de la industria alimenticia
el almidón es un producto apetecible. Actualmente se lo
está utilizando para la síntesis artificial de polímeros
biodegradables. Mezclas de almidón con polivinilos se utilizan
como variedades ecológicas porque las uniones son fácilmente
hidrolizables por enzimas de bacterias que abundan en el medio
ambiente.
Un sinnúmero de aplicaciones convierten al almidón
en un polímero renovable que se sintetiza con energía
solar, que es biodegradable y no contaminante. En otros países
se está volviendo atractivo como alternativa ambientalista
, en el nuestro productor en gran escala habrá que tenerlo
más en cuenta. |