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Artistas

Carlos Montani
Bioquímicos artistas:
Del laboratorio a la escritura
de cuentos y novelas
Carlos Montani, bioquímico de larga trayectoria en la ciudad de Tandil, acaba de concretar un sueño postergado. El 7 de marzo hizo la presentación de su primera novela titulada Bandoneón, que se concretó después de casi cuatro años de trabajo. El acto tuvo lugar en el Aula Magna de la Universidad del Centro. Su actividad literaria continúa y varios cuentos también esperan salir a la luz


Nacido y criado en la ciudad de Tandil, provincia de Buenos Aires, Carlos Montani, que cumplirá los 70 años el próximo 20 de septiembre, es un ejemplo de esfuerzo, dedicación y trabajo. “Comencé a trabajar cuando tenía 9 años, y eso me armó de determinación y me enorgullece”, confió a Faba-Informa.
Cursó sus estudios universitarios en la ciudad de La Plata egresando como Licenciado en Química en 1970. Y a partir de allí emprendió su carrera de especialización en Endocrinología en la Universidad de Buenos Aires. Más tarde hizo un posgrado de Químico Patólogo y otro de Higiene y Seguridad en la Universidad de Morón. Y por último, en los años 2003 y 2004 cursó la maestría de Psiconeuroinmunoendocrinología (PNIE) en la Universidad Favaloro.
“Me han preguntado si se puede trabajar y estudiar simultáneamente. Yo, como otros amigos, hemos trabajado y egresado, algún año después, pero bien. Creo que cuanto más se hace más se puede hacer, todo depende de la vocación”, comentó Montani, que mientras cursaba el primer año de la facultad trabajaba como técnico en el laboratorio de la cárcel de Olmos en el partido de La Plata.
Si tengo que considerar esa época –reconoció Montani– hace 48 años que estoy dedicado al laboratorio.
“He sido muy afortunado porque me formé junto a excelentes químicos endocrinólogos a los que añoro como los doctores Reforzo Membrives y Carlos Enriori, y también aprendí de maestros como los doctores Oscar Pintado y Roberto Bascoy, a los que me siento muy agradecido”, destacó.
Orgulloso con el ejercicio de su profesión, Montani sostiene que ciertos logros de su laboratorio en el diagnóstico y tratamiento de pacientes lo han motivado a seguir estudiando y trabajando.
Sin embargo, Montani confiesa: “Desde mi adolescencia pensaba que mi vocación era la literatura pero, cuestiones domésticas me sumergieron en lo `práctico´”
Ahora se siente más que realizado porque concretó un anhelo largamente postergado.
“He dedicado al trabajo y el estudio todos mis esfuerzos. Hoy disfruto de la escritura.”, comentó.
Consultado por la fuente de inspiración de su novela Bandoneón, Montani contó: “Yo quería pintar la Argentina. Cómo somos, cómo nos creemos que somos, cómo creemos que es el otro, cómo nos juzgamos y en especial cómo ignoramos. Pero en la obra subyace otra cuestión más dramática que es la usurpación de persona, tema real y cotidiano, tan invisible como se quiera que lo sea”.
Mientras Montani escribía su novela también se gestaban muchos cuentos. “Por su modo formal de presentación puede considerarse a Bandoneón como mi ópera prima, pero de verdad me siento en estado de ingratitud con varios cuentos que he escrito y están hibernando”
Entre los autores que más lo marcaron, Montani señala a Sartre, Kafka y Dostoievski. Pero también disfruta de los poemas del poeta mexicano Enrique González Martínez, y de la prosa de Julio Cortázar, Edgar Allan Poe, y Ray Bradbury. “Siempre tengo a mano algún tomo de Nietzsche y estoy leyendo por cuarta o quinta vez El Quijote”.
Sin embargo, reconoce: “He leído menos de lo que hubiera querido pero me parece que más de lo que hubiera podido”.
Actualmente está trabajando en un cuento ucrónico, en una serie de cuentos de denuncia, y se ha propuesto terminar otros que empezó hace algunos años.
Montani tiene proyectos para sus dos actividades, la profesional y la artística.
“El laboratorio es mi vida. Le dediqué más esfuerzo que el que creí poder, sacrifiqué afectos profundos y postergué aspiraciones importantes. El año 2009, el de mi septuagenario, me sorprende incorporando novedades a mi laboratorio. Supongo que seguiré así hasta el llamado impostergable. De la escritura aspiro a tener la posibilidad creciente de dedicarme a ella”, concluyó.

Su última novela, Bandoneón


El autor logra describir la idiosincrasia de los habitantes de una nación, definir sus personalidades y el carácter de ellos, las tramas ocultas de movimientos sociales y políticos, con sólo esbozar acontecimientos, de aparente insignificancia algunos y muy intrincados otros.
Extrae el contenido recóndito de dramas inextricables, pintando con escenas de diferentes lugares del país, las personalidades extravagantes de habitantes que parecen saberlo todo y todo lo critican, conviviendo con otros, los discretos, pero que al fin, no logran, ni unos ni otros, conocer la verdad, sino sólo sospechar lo probable.
Logra describir las emociones y sensaciones que sienten los personajes, la relación entre aquellas y las reacciones de éstos.
Inmerso en ello, se revela elípticamente el drama que subyace, sin aterrar pero inquietando con un tenue suspenso. A lo largo de toda la obra, un tono de humor colorea las situaciones humanizando los acontecimientos. Todo eso, sólo narrando cómo transcurre la vida de una niña durante las décadas del '40 al '60.
La novela Bandoneón nos pinta con ingenio narrativo, sazonado con súbitos relatos de hechos movilizadores la vida en Argentina, de tal modo que a mí me hace preguntar: Mientras permanecemos tranquilos en nuestras cosas, ¿sabemos lo que está ocurriendo en nuestro barrio?

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