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Enfermedad de Chagas - Por Ana María Pertierra

La interleucina-6 y la PCR..., marcadores de la miocardiopatía chagásica?

La concentración sérica de éstas proteínas se correlaciona con la evolución de la enfermedad. Mientras los niveles de interleucina-6 se asocian con la fase evolutiva, los de PCR lo hacen con las formas más graves de la afección.

Un estudio recientemente publicado en la Revista Española de Cardiología determinó que las concentraciones séricas de interleucina-6 y proteína C reactiva aumentan a medida que la enfermedad de Chagas evoluciona hacia el deterioro de la función cardíaca. Por tal razón, dichas determinaciones podrían utilizarse como marcadores pronósticos de la enfermedad.
El trabajo a cargo de científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado de Venezuela incluyó a 64 pacientes con enfermedad de Chagas y a 20 individuos sanos. Y mostró una asociación entre la fase evolutiva de la enfermedad y las concentraciones de interleucina-6, mientras que los valores elevados de PCR sólo estuvieron asociados con la fase más avanzada de la enfermedad. Del análisis estadístico de los datos, los investigadores concluyeron que los pacientes, una vez superada la fase aguda, se hallan en un proceso inflamatorio crónico. Y que la interleucina-6 y la PCR podrían ser consideradas marcadores pronósticos de la miocardiopatía chagásica.
Consultado por Faba-Informa el doctor Jorge Trainini, jefe del servicio de Cardiocirugía del Hospital Presidente Perón de Avellaneda y referente nacional del tema, consideró que “si bien las concentraciones de interleucina-6 y de PCR podrían utilizarse como marcadores pronósticos en la enfermedad de Chagas, sin embargo este trabajo presentado necesitaría un estudio prospectivo a largo plazo para poder considerar su utilidad”.
La enfermedad de Chagas es la causa más común de miocarditis en América latina. El 25% de los pacientes evoluciona hacia una miocardiopatía chagásica crónica caracterizada por insuficiencia cardíaca y arritmias. Como ya se conocía el valor pronóstico de estos marcadores bioquímicos en las cardiopatías no chagásicas los científicos venezolanos se abocaron a encontrar la relación entre éstas proteínas y la evolución de la enfermedad de Chagas teniendo en cuenta el papel protagónico de la inflamación no sólo en la génesis de la miocardiopatía chagásica sino en la evolución de la enfermedad.
La infección parasitaria producida por el Trypanosoma cruzi, afecta a los estratos más pobres de las comunidades rurales y cuenta en América latina con 24,7 millones de afectados, de los cuales se estima que el 25% (6,2 millones) desarrollará una miocardiopatía crónica caracterizada por insuficiencia cardíaca congestiva, arritmias cardíacas complejas, incapacidad laboral y muerte súbita.

Patogénesis de la enfermedad

En diálogo con Faba-Informa el doctor Trainini explicó que “existen evidencias que apoyan un origen autoinmune de la patogénesis chagásica, sin embargo aún falta demostrar en forma fehaciente el rol de éste tipo de respuesta como mediadora del daño tisular”.
Una hipótesis alternativa –agregó– postula que la persistencia del parásito, T. cruzi, en los órganos blanco de la enfermedad es suficiente para el desarrollo de la misma no requiriendo de un componente autoinmune, el cual, si existe, también sería gatillado por la presencia del parásito.
En los últimos años se ha comprobado el rol fundamental de la inflamación no sólo en el origen de la miocardiopatía chagásica, sino también en la evolución de la enfermedad. La respuesta celular y humoral aguda no es capaz de eliminar el parásito intracelular, lo que determina la persistencia de T. cruzi en el miocardio.
Las células inflamatorias, activadas de forma indirecta, incrementan la síntesis de los factores reactantes de fase aguda, marcadores sensibles de gran valor pronóstico.
Así como una gran cantidad de estudios avalan el valor predictivo de las concentraciones séricas de PCR en los casos de síndromes coronarios agudos y las han relacionado con futuros eventos aterotrombóticos como infartos, de la misma manera, se ha demostrado que las concentraciones séricas de PCR se incrementan en niños infectados por T. cruzi durante la fase aguda, pero no en la fase crónica de la enfermedad de Chagas.
Por su parte la interleucina-6 es un factor inflamatorio clave cuya secreción se activa por la PCR y ha sido implicada en la patogenia y evolución clínica de las enfermedades cardiovasculares.
Los autores del trabajo consideraron que si bien el tipo de diseño utilizado no permite aseverar que los marcadores preceden al desarrollo evolutivo y que se necesitaría un estudio de cohorte prospectivo a largo plazo, las implicancias de éstos hallazgos podrían abrir la posibilidad de establecer nuevas pautas en la estratificación de los pacientes con enfermedad de Chagas y guiar estrategias terapéuticas que permitan cambiar el pronóstico y la supervivencia de éstos pacientes.


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