Muchos
enfermos de cáncer toman una gran variedad de vitaminas y antioxidantes
con la esperanza de mejorar sus posibilidades de recuperación,
pero un informe reciente sugiere que estos suplementos pueden ser perjudiciales.
El informe, presentado este mes en CA, una publicación de la Sociedad
Estadounidense del Cáncer, dice que los pacientes con cáncer
no deberían tomar antioxidantes mientras reciben radiación
o quimioterapia porque éstos podrían reducir la efectividad
del tratamiento. Y lo que es aún peor: hay investigaciones que
sugieren que los antioxidantes incluso podrían fomentar el cáncer,
protegiendo a las mismas células que los enfermos están
tratando de combatir.
Estas noticias ensombrecen el papel de las vitaminas en la promoción
de una buena salud. A principios de año, un importante estudio
demostró que quienes toman vitamina E tienen un riesgo mayor de
sufrir insuficiencia cardiaca. Pero es probable que la sola idea de que
los antioxidantes puedan ser dañinos confundirá y molestará
al gran número de pacientes que ingieren vitaminas y suplementos
religiosamente, esperado que les ayude a vencer la enfermedad. Las investigaciones
muestran que de un tercio a la mitad de los enfermos de cáncer
toman vitaminas y otros suplementos.
Los antioxidantes incluyen la beta-carotena, lycopena y las vitaminas
A, B, C y E, entre otras. En el cuerpo, estas sustancias ayudan a eliminar
las moléculas perniciosas, conocidas como radicales libres, que
tienen el potencial de causarle daños severos a las células.
Pero aunque, en teoría, el efecto de una sustancia que ataque a
estos radicales libres es positivo, el informe señala que los resultados
de laboratorio y pruebas en seres humanos son mixtos.
Hasta que no se sepa más, los pacientes en tratamiento por cáncer
deberían evitar las dosis altas de vitaminas, argumenta Gabriella
M. D"Andrea, una especialista en cáncer de mama del centro
de cáncer Memorial Sloan Kettering.
En su investigación sobre la influencia de los antioxidantes a
la hora de prevenir el cáncer, D"Andrea encontró pruebas
que mostraban que, muchas veces, los suplementos podrían estar
causando daño a los pacientes. A esa conclusión apuntaron
dos de sus pruebas aleatorias realizadas en pacientes con cáncer
avanzado: no encontraron beneficios derivados del consumo de vitamina
C y la tasa de supervivencia era peor en el grupo que tomó la vitamina.
Los resultados de un estudio realizado en 2002 en mujeres con cáncer
de mama en fase inicial, y que recibieron grandes dosis de vitaminas,
minerales y antioxidantes, no son concluyentes, pero indican que la supervivencia
fue menor en el grupo que ingirió los suplementos. Y el año
pasado, la publicacón médica británica Lancet publicó
un estudio que mostraba que los antioxidantes podrían haber incrementado
el riesgo de los cánceres gastrointestinales.
D"Andrea dice que para medir el impacto real de los antioxidantes
en los enfermos de cáncer es necesario hacer investigaciones más
extensas con seres humanos. El problema es que tales estudios son caros.
Además, es difícil estudiar los suplementos ya que su efecto
es alterado por el contenido de grasa y el consumo de vegetales y frutas.
Ciertamente, nada de esto significa que los pacientes de cáncer
nunca deban tomar vitaminas u otros suplementos. Lo primordial es que
los enfermos consulten sus cambios de dieta con sus médicos.
"Mucha gente cree que los nutrientes en cualquier dosis son inofensivos,
pero eso puede no ser así", concluye Marji McCullough, una
especialista en nutrición de la Sociedad Estadounidense del Cáncer.
Aunque los datos sobre los suplementos son poco claros, los pacientes
podrían ayudarse adoptando un estilo de vida que incluya una dieta
sana y ejercicio.
En mayo, investigadores publicaron los resultados de un estudio realizando
entre 2.400 mujeres postmenopáusicas con cáncer mamario
en etapas tempranas.
Los resultados demostraron que una dieta baja en grasas puede disminuir
en 24% las posibilidades de que el cáncer reaparezca.
Fuente: Wall Street Jourrnal
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