COMPROMISO
DE AMBOS GOBIERNOS
Argentina y Brasil se asocian para fabricar
drogas antisida

También fármacos para el mal
de Chagas, tuberculosis y lepra, así como vacunas y sueros. Del
proyecto participarán laboratorios públicos y privados.
Los ministros de Salud firmarán hoy el acuerdo.
Argentina y Brasil fabricarán y comercializarán en forma
conjunta medicamentos y reactivos para el tratamiento del sida y otras
enfermedades como el mal de Chagas, la leishmaniasis, la tuberculosis
y la lepra. El protocolo de compromiso se firmó por los ministros
de Salud de ambos países, Ginés González García
y José Saraiva Felipe.
El acuerdo es de suma importancia por su alcance en la política
sanitaria. Además, bajarían sensiblemente los gastos en
salud de Argentina y Brasil. Sucede que al producir las drogas, ambos
países dejarían de comprarlas a los laboratorios que fijan
precios elevados.
Los antirretrovirales significan un enorme gasto. En la Argentina, de
las 130.000 personas con VIH, 29.600 se hallan en tratamiento, lo que
implica un costo de 19.319.419 dólares anuales para el Ministerio
de Salud. Según ONUSIDA, el tratamiento debería llegar a
35.500 personas.
En Brasil, los portadores del virus son 660.000, de los que 161.000 requieren
tratamiento, a un costo de 123.292.114 dólares por año.
ONUSIDA estima que el total de pacientes que necesitan medicación
llega a 179.000.
Si bien los antirretrovirales y los reactivos para el virus VIH son la
prioridad, la intención es producir también vacunas virales
y bacterianas, sueros terapéuticos, biofármacos y reactivos
de diagnóstico. En todos los casos se apuntará al consumo
de ambos países y a otros mercados.
El protocolo implica la firma de convenios entre la Administración
Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (ANMAT) de la
Argentina, y la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) de Brasil.
También anuda acuerdos entre la Administración Nacional
de Laboratorios e Institutos de Salud (ANLIS) -nuclea a once institutos,
encabezados por el Malbrán-, y la Fundación Oswaldo Cruz,
el complejo público brasileño de investigación y
fabricación de productos vinculados a la salud.
La alianza se gestó con el conocimiento y el acuerdo explícito
de ambos presidentes, y tras una negociación reservada entre equipos
reducidos, que demandó varias reuniones en los últimos 90
días. Por Argentina participaron técnicos de la Cancillería
y del Ministerio de Economía.
El emprendimiento será público-privado, aunque los Estados
retendrían la titularidad de los eventuales principios activos
(las "drogas base") a ser utilizados.
El proyecto implica, en primer lugar, la identificación de los
medicamentos estratégicos -incluidos los reactivos para diagnóstico
e inmunobiológicos- que componen los programas de salud pública
de ambos países. Se verá la viabilidad para el desarrollo,
la producción y la disposición de esos medicamentos. Para
esto será preciso compatibilizar los protocolos de tratamientos
y uniformar sus estándares de calidad.
En muchos casos se trata de productos caros, como los usados contra el
VIH. Otros, como los empleados contra el mal de Chagas y la leishmaniasis,
son descuidados por la industria farmacéutica, porque su fabricación
no le resulta rentable.
En antirretrovirales, el acuerdo dará prioridad a la capacidad
de investigación y desarrollo de producción de insumos y
formulaciones farmacéuticas. La instalación de una planta
multipropósito de principios activos de antirretrovirales requiere
un capital de unos 30 millones de dólares; una planta de formulación
de medicamentos tiene un costo de 5 a 6 millones de dólares.
Brasil fabrica principios activos cuyas patentes están vencidas,
y medicamentos a partir de principios activos que importa de la India.
Pero tiene problemas de costos de producción ya que por ahora sólo
puede colocar esos productos en su propio mercado.
Para la Argentina, la incursión en la fabricación local
plantea buenas perspectivas. A partir de la asociación con Brasil,
las escalas de comercialización serían económicamente
más factibles. Se piensa en el mercado de las compras estatales
y también en potenciales mercados latinoamericanos y extracontinentales.
El protocolo contemplará la posibilidad de cooperación para
la producción, desarrollo y disponibilidad para la cobertura de
vacunas de ambos países.
En cuanto al mal de Chagas, el acuerdo incluirá el medicamento
y acciones para enfrentar la enfermedad. En Argentina afecta a 2,3 millones
de personas.
Fuente: Diario "Clarín"
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