"Hay
que normalizar los procesos de calidad de los laboratorios"
Conceptos del Dr. Camilo Fernández
Espina, especialista español en análisis clínicos,
vertidos en el marco de una visita a Santa Fe para el III Encuentro Bioquímico
del Litoral.
Al disertar en el III Encuentro Bioquímico
del Litoral realizado a fines de junio en Santa Fe, el prestigioso especialista
español en análisis clínicos, Dr. Camilo Fernández
Espina recomendó a sus colegas argentinos, "normalizar los
procesos de calidad de los laboratorios".
El Encuentro se realizó en la Universidad Nacional del Litoral
y allí se analizó la calidad de los laboratorios clínicos
oportunidad en que Fernández Espina instó a los bioquímicos
a mejorar el control en los procesos.
La normalización de los procesos de calidad en los laboratorios
clínicos fue la premisa fundamental del español Camilo Fernández
Espina en su ponencia en el III Encuentro Bioquímico del Litoral.
Fernández Espina es especialista en análisis clínicos,
licenciado en Farmacia, profesor en varias universidades españolas
y miembro numerario de la Real Academia de Medicina y Cirugía de
Murcia.
Es además autor de cuatro libros y ha ofrecido numerosas conferencias
en distintos países de habla hispana. Se dedica -entre otras tareas-
a analizar la calidad en los laboratorios clínicos para su mejor
aplicación.
Durante la conferencia que brindó en el Paraninfo de la UNL -"La
calidad: de la novedad a la necesidad"-, Fernández Espina
expuso su posición sobre la evaluación de todos los procesos
llevados a cabo en los laboratorios clínicos.
El especialista español también se refirió a la relación
de los elementos que se conjugan en la gestión de los laboratorios
para una mejora de la calidad clínica.
-¿Cómo se aplica
la calidad en los laboratorios clínicos?.
"En primer lugar, hay que saber qué es la calidad y definirla,
porque todo el mundo cree que es hacer lo mejor de lo mejor. Sin embargo,
hay un refrán en España que dice que lo mejor es enemigo
de lo bueno. Yo lo digo de otra manera: "lo conveniente es enemigo
de lo mejor", y a este principio lo aplico a la calidad. El segundo
punto es saber cómo tenemos que concebir, desarrollar, implantar
y mantener la calidad, y cómo llevarla a la práctica. Lo
que se hace en el laboratorio no es el resultado analítico, sino
la información clínicamente útil, es decir, la que
hace al médico tomar una decisión. Por eso, el cómo
yo obtenga la cifra es un medio, pero no el fin. Por eso, los procesos
se deben realizar con la mayor calidad posible".
-¿Y cómo es la situación hoy?
"En el laboratorio clínico se utilizan aparatos que no sabemos
cómo funcionan, porque solamente lo manejan los ingenieros tecnológicos,
y también utilizamos reactivos que hacen las casas comerciales,
cuya fórmula es secreta. Entonces, hay que controlar la calidad
de este proceso, y la función del bioquímico va más
allá: tiene que controlar la calidad del proceso pre analítico,
analítico y post analítico. En la medida en que el bioquímico
controle estos pasos, estaremos dando un buen servicio de calidad".
-Usted realizó ponencias en
varios países que tienen una realidad muy disímil en su
espectro social, económico y político. ¿Las diferencias
también se trasladan al tema de la calidad?
"Es un tema que está costando, pero porque se plantea mal.
Lo que más miedo me da de la calidad es que la calidad de miedo.
Lo que tenemos que conseguir es que la calidad no solamente no de miedo,
sino que resuelva los problemas profesionales. La calidad es una herramienta
de la gestión del laboratorio, que como toda empresa de servicios,
si no tiene una política de calidad correcta no crecerá.
O sea que es imposible vivir sin calidad, totalmente imposible. Este es
un tema progresivo que cuesta mucho, y al final te das cuenta de que la
calidad, desgraciadamente, empieza a aplicarse cuando es obligatoria,
cuando lo exige el gobierno o los clientes, es decir, la sociedad. En
los países desarrollados hay más exigencias de los clientes
y usuarios de los laboratorios".
-¿Y dónde reside el
problema?
"Los países hispanos hacemos las cosas muy bien la primera
vez, pero somos muy malos cuando tenemos que hacer lo mismo muchas veces
de la misma manera. Y en calidad, precisamente, lo que hay que hacer es
normalizar los procesos, controlarlos y hacerlos siempre de la misma manera.
El sentido es que todos trabajemos lo mismo para que nuestros resultados
sean comparables y para que el análisis que me haga en un laboratorio
sea el mismo que me haga en cualquier otro. Para lograrlo, todo tiene
que estar debidamente normalizado, y en eso los hispanos somos muy malos.
Hacemos lo más difícil una sola vez pero una vez hecho nos
ponemos la medalla y nos olvidamos de que hay que seguir haciéndolo
todos los días".
-¿Por eso es gestión
de la calidad?
"Exacto. Desde que se empezaron a realizar controles de calidad,
se fue evolucionando hasta la actualidad en que se busca normalizar los
procesos de manera que se hagan con el mínimo error posible. Pero
eso no es suficiente, porque resulta que la parte de gestión del
laboratorio no contempla eso y me tengo que pelear con el gerente del
laboratorio o con los directores del hospital porque las gestiones que
se hacen no son las correctas. Esto quiere decir que la calidad tiene
que estar presente en la gestión de todo el laboratorio. Uno no
puede tener su casa que huela bien si el de al lado no huele bien, es
una cadena".
-¿Las amenazas de las enfermedades
en el siglo XXI, afectan a la calidad de los laboratorios?
"Ante todas estas nuevas patologías que se presentan, el laboratorio
presta una ayuda imprescindible a los diagnósticos, al seguimiento
y a la prevención en el campo de la salud. Entonces, lo primero
que se busca es lo que se llaman marcadores, parámetros que sean
capaces de brindar elementos para que los médicos puedan actuar
y curarla o, por lo menos, aminorar su marcha hasta que se descubra una
solución. De esta manera, el clínico accede a elementos
de juicio para evaluar la validez de ese parámetro frente a la
patología o al paciente que tiene adelante, más aún
cuando en la actualidad están apareciendo nuevos parámetros
que el clínico no conoce. Esto pasa, por ejemplo, con el Sida que
van apareciendo a cada momento marcadores para dar lugar a información
para que el clínico pueda actuar cada vez mejor".
-¿Cómo ve el futuro
de la calidad de los laboratorios clínicos?
"El que no entre por el aro de la calidad -como dicen en Andalucía-,
tiene menos porvenir que espía sordo. ¿Podríamos
prescindir hoy de la informática? No. Pues esto es lo mismo. Es
como si a un periodista le digo que le voy a quitar la fuente de información,
¿cómo haría?"
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