Es el síndrome
de ovario resistente (ROS).Investigadores del Ibyme probaron el origen
autoinmune de este tipo de falla ovárica. Identificaron y cuantificaron
anticuerpos anti-receptor de FSH en mujeres jóvenes con amenor+rea.
Si bien algunos casos son irreversibles, otros son plausibles de un tratamiento
más específico.
Por Ana María Pertierra
Científicos argentinos del Instituto de Biología
y Medicina Experimental ( Ibyme), dependiente del Conicet, demostraron
que el Síndrome de ovario resistente, un subtipo de falla ovárica
prematura, es una enfermedad autoinmune. Los investigadores verificaron
la presencia de anticuerpos circulantes dirigidos contra el receptor ovárico
de la hormona folículo estimulante (FSH) en ese grupo de mujeres.
El hallazgo publicado en julio último en la revista Clinical Endocrinology
pertenece al grupo liderado por el doctor Eduardo Charreau y vino a confirmar
una hipótesis sobre la que se estaba trabajando hace más
de veinte años. “A través de los años hemos
acumulado una casuística importante, por eso decidimos hacer el
estudio retrospectivo porque nadie en el mundo tiene tantas pacientes
estudiadas como nosotros”, confirmó -en diálogo con
Faba-Informa- la doctora Violeta Chiauzzi, bioquímica a cargo del
Laboratorio de Endocrinología Molecular del Ibyme. Las mujeres
tenían entre14 y 40 años. Las más jóvenes
con amenorrea primaria, el resto con amenorrea secundaria y algunas ya
habían sido madres.
La falla ovárica prematura que se define como la cesación
completa de la función ovárica antes de los 40 años,
con amenorrea y elevación de las gonadotrofinas, obedece a distintas
causas y afecta al 1% de las mujeres en edad fértil. En la mayoría
de estas pacientes los ovarios presentan distinto grado de atresia folicular,
llegando en algunos casos a ser total y semejante a lo que se observa
en ovarios post-menopáusicos. Sin embargo, en un pequeño
grupo de afectadas se encontró, mediante estudios histológicos,
que a pesar de tener su maquinaria folicular intacta, es decir todos los
folículos primordiales morfológicamente normales, no respondían
frente al estímulo hormonal ni propio ni externo. Esta situación
orientó a suponer que la falla estaría en el receptor ovárico
para la FSH.
“Evaluamos la presencia de inmunoglobulinas circulantes que bloquearan
la unión de FSH a su receptor y estudiamos su mecanismo inhibitorio
en una población de 247 pacientes con falla ovárica prematura
(POF, por su sigla en inglés). Del total de las pacientes estudiadas
sólo 23 con diagnóstico de Síndrome de ovario Resistente
(ROS) presentaron estas inmunoglobulinas circulantes. Las restantes 224
paciente POF y la totalidad de los 60 controles resultaron negativos para
esta determinación”, dijo Chiauzzi.
Los científicos realizaron todas las pruebas bioquímicas
y biológicas para demostrar que estaban ante la presencia de un
anticuerpo. Purificaron las inmunoglobulinas obtenidas del suero de las
pacientes, las caracterizaron y posteriormente las cuantificaron mediante
un ensayo de radio-receptor, utilizando membranas de testículos
de ratas inmaduras como fuente de receptores de FSH.
Cuestión de afinidad
Con el estudio de la cinética de inhibición , los especialistas
arribaron a dos situaciones diferentes. “En algunas pacientes la
afinidad del anticuerpo por el receptor es mil veces mayor que la que
tiene la hormona. En esos casos la cinética es irreversible porque
el anticuerpo se pega con tanta fuerza que es imposible desplazarlo”,
explicó Chiauzzi. Pero, en otras pacientes -agregó- la afinidad
del anticuerpo por el receptor es similar a la que tiene la FSH, es decir
que ambos compiten y teóricamente el anticuerpo podría ser
desplazado.
El trabajo también incluyó la investigación de la
variabilidad de dichos anticuerpos a través del tiempo. Dosajes
mensuales por espacio de dos años demostraron que el título
de los anticuerpos tiene oscilaciones temporales.
“Una estrategia para el tratamiento sería buscar el momento
en que el título de los anticuerpos sea más bajo y entonces
proceder al estímulo hormonal. Otra, la combinación de un
tratamiento inmunosupresor con uno estimulante de la función ovárica”,
puntualizó Chiauzzi.
La importancia de la contribución de este grupo de bioquímicos,
químicos y biólogos radica en definir el síndrome
y precisar el diagnóstico. La especialista enfatizó que
a partir de un buen diagnóstico se pueden evitar tratamientos innecesarios,
sobretodo en pacientes muy jóvenes con amenorrea primaria a las
que muchas veces se las somete a estimulaciones masivas.
Asociaciones autoinmunes
Si bien ya se conocía la presencia de un anticuerpo llamado antiovario
en un 20 % de las pacientes con falla ovárica prematura todavía
se desconoce la proteína del órgano femenino contra la que
se desarrolla. El equipo de la doctora Chiauzzi probó que algunas
pacientes diagnosticadas como ROS tienen además de anticuerpos
antireceptor de FSH estos anticuerpos antiovario.
Cuando se desencadena un mecanismo autoinmune no es raro que con el correr
de los años se produzcan anticuerpos contra distintos órganos
llegando en algunos casos al síndrome poliglandular autoinmune.
Según refiere la bibliografía internacional es común
que pacientes con el síndrome de ovario resistente (ROS) presenten
asociada otra enfermedad autoinmune como la enfermedad de Adisson. Sin
embargo, los estudios locales encontraron una asociación cercana
al 50 % del ROS con miastemia gravis, afectación de la motricidad
producida por el desarrollo de anticuerpos dirigidos contra el receptor
de acetilcolina de la unión neuromuscular postsináptica.
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