Acta Bioquímica Clínica Latinoamericana

El Comité de redcción de Acta Bioquímica Clínica Latinoamericana ha adaptado este artículo publicado en Ciencia Hoy (VOLUMEN 12 Nº 69 - Junio/Julio 2002) para su difusión a travésde FABA INFORMA.

Sensibilidad a compuestos químicos

¿Una enfermedad provocada por el hombre? Probablemente. No se ha logrado aún determinar si el Síndrome de sensibilidad “ a compuestos químicos, también denominado Intolerancia ambiental idiopática, es una enfermedad con entidad propia, clínicamente definida, pero lo cierto es que afecta a cada vez más personas.

Ana María Evangelista de Duffard
Laboratorio de Toxicología Experimental (LATOEX), Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacé


El síndrome de sensibilidad a compuestos químicos es un desorden adquirido que se presenta con múltiples síntomas recurrentes asociados a diversos factores ambientales que son, sin embargo, tolerados por la mayoría de la gente. Los síntomas, que pueden afectar al sistema nervioso y a otros órganos, comienzan luego de la exposición a muy bajos niveles de compuestos químicos que se encuentran en los alimentos o en el agua, en el ambiente de trabajo o en los artículos de tocador y limpieza hogareña (véase ‘¿Qué es el síndrome de sensibilidad a compuestos químicos?’).
Es el mismo paciente quien reconoce un deterioro en su salud que ha perdurado varios meses.
Las alteraciones, que pueden ser diferentes de persona a persona, son reproducibles cuando se expone nuevamente al paciente a la/s misma/s sustancia/s y mejoran o desaparecen cuando se retira el compuesto químico o la persona se aleja del ambiente perjudicial (véase ‘Síntomas más comunes del síndrome de sensibilidad a compuestos químicos’).

¿Qué es el síndrome de sensibilidad a compuestos químicos?

• Tiene un olfato superior al de otra personas.
• No tolera las bebidas alcohólicas.
• Se siente ‘descompuesto’ en determinados locales o negocios.
• Los perfumes u otros productos tales como los refrescantes de ambiente, el humo del cigarrillo o el del caño de escape de los autos le molestan y pueden producirle rubor ‘con sensación de ardor’ en las mejillas, lóbulos de las orejas, cuello, etc.
• Tiene arrugas en los párpados y surcos en la nariz por el continuo frotarla hacia arriba.
• No tolera ciertos medicamentos.
• Las vitaminas no le ayudan, hasta le hacen sentir peor.
• En un ambiente urbano reaccionan lentamente a un estímulo.

Los síntomas relatados por los pacientes son de naturaleza múltiple: rinitis, bronquitis crónica, dolor de cabeza, migrañas, colon irritable, artritis, síndrome de fatiga crónica, irregularidades en el ciclo menstrual, dolor crónico pelviano, gran sangrado menstrual, depresión, ansiedad y desorden de pánico, entre otros. Generalmente es afectado un determinado órgano o función, aunque se presentan síntomas secundarios en otros. Estos síntomas, en su comienzo, son reversibles, pero de no ser diagnosticados a tiempo pueden instalarse definitivamente. Por otro lado, desorienta el hecho de que no existe una relación de estructura/actividad entre los compuestos químicos desencadenantes de la situación: las sustancias responsables no están relacionadas químicamente.
En nuestro país todavía no se ha tomado conciencia de la gravedad de este síndrome. Las personas que lo padecen terminan agotadas por el gasto de energía que esto implica. Generalmente son individuos incomprendidos por sus colegas de trabajo o familiares, considerados personas quisquillosas, malhumoradas o ‘difíciles’; consultan distintos médicos pues ninguno satisface sus necesidades o no dan importancia al problema, a veces por incapacidad de diagnosticarlo. Muchas veces estos pacientes son rotulados como hípocondríacos (véase ‘Características de una persona que puede padecer el síndrome de sensibilidad a compuestos químicos’).

Características de una persona que puede padecer el síndrome de sensibilidad a compuestos químicos

• Tiene un olfato superior al de otra personas.
• No tolera las bebidas alcohólicas.
• Se siente ‘descompuesto’ en determinados locales o negocios.
• Los perfumes u otros productos tales como los refrescantes de ambiente, el humo del cigarrillo o el del caño de escape de los autos le molestan y pueden producirle rubor ‘con sensación de ardor’ en las mejillas, lóbulos de las orejas, cuello, etc.
• Tiene arrugas en los párpados y surcos en la nariz por el continuo frotarla hacia arriba.
• No tolera ciertos medicamentos.
• Las vitaminas no le ayudan, hasta le hacen sentir peor.
• En un ambiente urbano reaccionan lentamente a un estímulo.

En una serie de publicaciones del Board of Environmental Studies in Toxicology of the National Research Council (NRC), EEUU, se recomiendan algunos biomarcadores de salud ambiental (véase el Glosario). Muchos de ellos son determinados por pruebas de laboratorio o procedimientos funcionales tales como espirometría o imágenes cerebrales funcionales -electroencefalografía cuantitativa, mapeo de la actividad eléctrica cerebral, tomografía de emisión a positrones y tomografía computada de emisión de fotones-. Es fundamental tener en cuenta el relato del paciente; muchos asocian la aparición de los síntomas con algún perfume, desodorantes, aerosoles de ambiente, detergentes, productos de limpieza en general, gasolina, insecticidas en aerosol es, humo del cigarrillo, etc., y manifiestan también intolerancia a las bebidas alcohólicas. El paciente puede manifestar un cierto retardo para responder a preguntas sencillas o en su reacción ante un estímulo; diríamos vulgarmente que son personas ‘lentas’.
Muchas veces los pacientes informan que sus síntomas comenzaron después de una sobre exposición a un compuesto químico determinado, por ejemplo un plaguicida -DDT, fosforados- o un solvente y que sus síntomas reaparecen cuando se exponen aun a muy bajos niveles de dicho compuesto.
Una situación común es la instauración de aditividad o de sinergismo en las respuestas (véase el Glosario). En el primer caso, un paciente que presenta sensibilidad al moho, y cuyo cuadro es ‘nariz chorreando agua’ y que también es sensible al formaldehido (véase ‘Fuentes comunes de formaldehido’) que se manifiesta con ojos enrojecidos reaccionará, ante la exposición a ambos, con ‘nariz chorreando agua y ojos enrojecidos’. En el caso de sinergismo, una persona enfrentada a los dos químicos presentará, además de los síntomas anteriores, la cara y extremidades hinchadas, edematosas.

Compuestos químicos que se liberan de una alfombra

·Benceno
·Estireno.
·Formaldehido.
·Ftalatos.
·Metacrilato.
·Metil naftaleno
·Tetracloroetileno.
·Tolueno.
·Xileno.

Los diferentes tratamientos descriptos en la literatura indican evitar la exposición a los químicos, la ingesta de multivitaminas, la restricción o rotación en las dietas y la detoxificación en saunas. En realidad, la única solución eficaz es alejar al individuo susceptible del compuesto tóxico, pero para ello es preciso detectarlo.

Causas que pueden desencadenar la sensibilidad a los químicos
El síndrome de sensibilidad a compuestos químicos puede desencadenarse en diferentes formas. Por ejemplo, un individuo que trabaja en una planta química se ve expuesto a xileno debido a un accidente y comienza a tener dolor de cabeza y síntomas semejantes a una gripe. El cuadro cesa, pero semanas después, en su lugar de trabajo o en su hogar, desarrolla asma y sensibilidad a otros compuestos ambientales, tanto tóxicos como inocuos.
También se ha documentado la aparición de este síndrome en forma masiva. Así, durante la segunda guerra mundial parte de la tropa fue gaseada con gas mostaza o con DDT para combatir la fiebre tifoidea, y en la guerra entre EEUU y Vietnam, pobladores vietnamitas y soldados estadounidenses fueron rociados con el agente naranja, una mezcla de herbicidas utilizada para desfoliar la selva. Finalmente, en Bophal, India, debido a un accidente de una planta química de la industria ICI, alrededor de 86.000 ciudadanos fueron expuestos a grandes cantidades de metíl, isocianato. En los tres casos mencionados, muchos de los sobrevivientes desarrollaron el síndrome de sensibilidad a compuestos químicos.

Síntomas más comunes del síndrome de sensibilidad a compuestos químicos

·Depresión.
·Desórdenes de la piel (prurito, manchas).
·Desvanecimiento, mareos, confusión, pérdida de memoria.
·Dificultad para respirar.
·Dolor de cabeza.
·Dolor en el pecho.
·Dolor muscular y en la unión neuromuscular.
·Fatiga.
·Incapacidad para concentrarse.
·Irritación en los ojos, nariz y garganta.
·Malestar, indisposición, desazón.
·Problemas gastrointestinales.


A pesar de los ejemplos relatados, existe una subpoblación en la cual es difícil de discernir la causa específica de la enfermedad. A este grupo pertenecen individuos que desarrollaron el síndrome luego de una persistente y subaguda exposición a bajas dosis de uno o varios compuestos químicos. Se cree que en estos casos la vulnerabilidad individual se incrementó debido a un quiebre o debilitamiento de los mecanismos de resistencia y/o defensa de sus organismos.

Mecanismos implicados en la instauración del síndrome
Existen tres teorías aceptadas que explicarían el síndrome de sensibilidad a compuestos químicos: la inmunológica, la neurológica y la psicológica. Analizaremos cada una de ellas.
El desorden del sistema inmune ha sido sugerido como causante o contribuyente en la aparición del síndrome, ya que algunos médicos utilizaron pruebas de sensibilización del sistema inmune y/o determinaciones de parámetros inmunes en el diagnóstico, mientras que otros emplearon regímenes terapéuticos -dietas específicas, vitaminas, etc.- para tratar a los pacientes.
Sin embargo, estos investigadores están de acuerdo en que este desorden difiere de las alergias, de las deficiencias inmunológicas y de las enfermedades autoinmunes, y creen que no está mediado exclusivamente por mecanismos inmunológicos. Aceptan que el síndrome está asociado con una forma más general de ‘desregulación inmunológica’, que tiende a hacer que sus síntomas sean muy complejos; también sugieren una interacción de los mediadores inmunológicos con el sistema neuroendócrino.
Aunque esta teoría no es compartida por muchos investigadores y médicos, se reconoce que las reacciones alérgicas e inmunotoxicológicas estarían involucradas en el desencadenamiento de la sensibilidad. La alergia a los químicos comprende solo a una pequeña -aunque significativa- parte del espectro total del síndrome. Un ejemplo interesante de estas reacciones es la originada por la exposición a diisocianato de tolueno, el cual genera la aparición de anticuerpos de la clase IgE, responsables de la aparición de asma y disfunciones respiratorias o vasculares. En cambio, en la exposición al formaldehido los anticuerpos implicados son de la clase IgG, no relacionados con las reacciones alérgicas. Curiosamente, en ambos casos la manifestación clínica puede ser rinitis.
Debido a que la respuesta inmune y la inflamación están muy relacionadas, se supone que esta última puede estar asociada al síndrome debido a los mediadores liberados desde la membrana celular por la acción de radicales libres producidos por los compuestos tóxicos. Se sugirió, por ejemplo, que la inflamación observada en el tracto respiratorio se asemeja a los cambios descriptos en otras condiciones que incluyen hiperreactividad de las vías aéreas. Una exposición aguda a una sustancia química siempre será seguida por una intolerancia crónica a bajos niveles del compuesto. Este proceso fue observado en el síndrome de disfunción de las vías aéreas en el cual la exposición a dosis altas de un irritante es seguida por asma crónica con hiperreactividad bronquial.
Es decir que algunos investigadores proponen que la sensibilidad a los químicos solo sería un síntoma de inflamación de las vías aéreas y que este hecho desencadenaría los otros síntomas, tales como náuseas, fatiga, confusión mental y mialgia. El mecanismo por el cual se causaría la inflamación de las vías aéreas estaría basado en una interacción química con quimiorreceptores o nervios sensoriales que liberarían diferentes mediadores. Sin embargo, otras investigaciones no pudieron relacionar directamente la liberación de estos mediadores con la instauración del síndrome.
Las teorías que implican los mecanismos neurológicos proponen que la estimulación neural es el mecanismo fundamental para explicar este desorden. En el modelo más conocido se han descripto varias formas de sensibilización que incluyen tanto el fenómeno de excitación límbica –animales que expuesto a electricidad o compuestos químicos presentan una anormal actividad eléctrica cerebral y descargas epilépticas- hasta sensibilización tiempo-dependiente de respuestas neuroquímicas, inmunológicas, endocrinológicas y comportamentales. Así, algunos individuos pueden modificar el modelo de respuestas comportamentales relacionadas a determinados neurotransmisores -entre ellos dopamina y serotonina- cuando están expuestos a compuestos químicos ambientales adicionales. Esta forma de sensibilización involucra directamente a los sistemas límbico y mesolímbico (véase el Glosario) e incluyen estructuras directamente relacionadas con la emoción y lo cognitivo. En apoyo a esta teoría podemos citar que cuando se estudiaron ratas sensibles al insecticida diisopropilfluorfosfato se pudo observar que en ellas se incrementaba la cantidad de los receptores colinérgicos cerebrales y que los animales presentaban cambios comportamentales semejantes a los de las personas bajo depresión.
Se piensa que existen también mecanismos psicológicos en la ocurrencia del síndrome de sensibilidad a compuestos químicos, como serían a su vez los factores psiquiátricos asociados frecuentemente al desorden del pánico o al del estrés postraumático. Se recomienda en estos pacientes una evaluación psicológica que comprende los estados de ansiedad, depresión y somatización.
Aunque los pacientes generalmente informan una gran prevalencia de ansiedad o desórdenes depresivos, no ha podido demostrarse que estos trastornos precedan al desencadenamiento del ataque de sensibilidad al químico. Ciertos investigadores concluyen, por lo tanto, que los síntomas psicológicos son un componente central en la manifestación del síndrome de sensibilidad a compuestos químicos, aunque no serían la causa del mismo.

Otros síndromes relacionados
Un síndrome muy estudiado pero todavía poco entendido es el de la ‘Enfermedad del edificio’. Las personas que lo padecen presentan irritación en los ojos, nariz y garganta, dolor de cabeza, tos, dificultad en respirar, fatiga, visión borrosa, cansancio y dificultad para concentrarse, cuando se encuentran en un edificio en especial. La causa del desorden es desconocida, pero habitualmente está relacionada con una falta de aireación que causa una concentración de vapores originados en fuentes tales como materiales de construcción, de carpintería o de oficina -las alfombras, por ejemplo-, aunque también fue asociada a la presencia de organismos biológicos en los sistemas de ventilación. Los negocios de las galerías de compra o los centros comerciales son los lugares que reúnen todas las características para ser considerados dentro de la categoría de ‘edificio hermético’ (véase ‘Agentes químicos comprobados como iniciadores del síndrome del edificio hermético’ y ‘Compuestos químicos que se liberan de una alfombra’).
Un cuadro especial se diagnosticó en niños; se lo denomina ‘niño irritable’ o ‘niño insoportable’. Surgió de la observación sistematizada de la doctora Doris Rapp, médica estadounidense, profesora de Pediatría en la Universidad del Estado de Nueva York en Buffalo, quien se atrevió a decir que niños y adultos podían actuar en forma extraña al comer o respirar ciertos compuestos que en un principio catalogó como alergenos.
En general, cuando un niño exhibe un comportamiento anormal no relacionado a alguna dolencia conocida, se le diagnostica un desajuste emocional y se lo refiere al psiquiatra, quien generalmente le atribuirá una relación padre-hijo anormal. Por ejemplo, si el niño orina en la cama significará que odia/teme a su madre, si tiene dolor de cabeza subliminó la agresión y si es hiperactivo está básicamente deprimido.
Se considera actualmente que muchos de esos comportamientos estarían relacionados con la dieta del niño. Un chico puede desarrollar sensibilidad a la leche y expresarlo con hiperactividad, hipoactividad, crueldad, asma, dolor de cabeza, depresión, cansancio u orinar en la cama. Es decir que, en algunos casos, la alteración de la conducta tendría un origen fisiológico.
Estos chicos tienen problemas de disciplina en la escuela o en el hogar, son distraídos y tienen poca concentración en el estudio. Decirle a un niño hiperactivo que se quede quieto es inútil, ya que no puede hacerlo. Más aún, si un niño crece escuchando permanentemente palabras negativas es muy probable que se transforme en un adulto con baja autoestima y con problemas de conducta social. Los padres y maestros deben replantearse qué hacer con estos ‘niños-problema’ y sus médicos considerar alternativas a la medicación.

AGENTES QUÍMICOS COMPROBADOS COMO INICIADORES DEL SÍNDROME DEL EDIFICIO HERMÉTICO
Alcanos. Dióxido de Carbono. Formaldehídos. Hexano. Monóxido de carbono. Otros hidrocarburos. Óxidos del nitrógeno. Ozono. Percloroetileno. Tolueno. Tricloroetileno. Xileno.

Un enfoque clínico ecológico
Después de realizar consultas con diferentes médicos, el paciente puede buscar ayuda en especialistas que practican la medicina ecológica. Estos profesionales enfocan su diagnóstico considerando que los contaminantes ambientales y ciertos alimentos pueden ser responsables de enfermedades que presentan una gran variedad de síntomas diferentes, y que en estos casos el sistema inmune del paciente está funcionalmente deprimido. Sin embargo la terapia recomendada –sesiones de ‘limpieza’ corporal en sanatorios especializados- resulta cara para el paciente, y las obras sociales no la cubren. Algunas veces es necesario que el paciente cambie de hábitos y aún de lugar de trabajo. Pero también es cierto que existen profesionales desaprensivos que se aprovechan de la ignorancia de sus colegas y utilizan este nuevo enfoque de la medicina exclusivamente desde un aspecto comercial, lo cual aumenta la desazón del paciente, que se siente estafado en su buena fe.
La American Academy of Environmetal Medicine (AAEM) es una de las asociaciones científicas que agrupa a investigadores y médicos que estudian, tratan de entender y ayudar a las personas que sufren del síndrome de sensibilidad a compuestos químicos. Para unificar criterios, la AAEM presentó una visión de su filosofía y brindó una serie de definiciones, que pueden ser solicitadas a la autora del artículo
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CARACTERIZACIÓN DE RIESGO EN INDIVIDUOS ALTAMENTE SENSIBLES O SUSCEPTIBLES
Los individuos altamente sensibles –o susceptibles- son aquellos que, dentro de una población expuesta a compuestos químicos, tienen mayor probabilidad de expresar el efecto tóxico concerniente al compuesto químico.
Aunque todos los estados de maduración del sistema nerviosos deben ser considerados altamente susceptibles, es en ciertas subpoblaciones, tales como los bebés y los niños, el quienes el peligro de la exposición a compuestos químicos es mayor. Esto sucede debido a la limitada capacidad que posee el sistema nervioso para regenerar células o compensal el insulto neurotóxico. No se conoce lo suficiente acerca de los mecanismos de toxicidad como para identificar subgrupos sensibles a todos los agentes químicos, aunque algunos factores tales como la nutrición, ámbitos personales –el consumo de alcohol, de drogas o el cigarrillo- enfermedades preexistentes –diabetes, enfermedades neurológicas o de transmisión sexual, etc- pueden predisponer a algunos individuos a ser más sensibles a los efectos tóxicos de agentes específicos. Es interesante notar que se han observado diferencias de respuestas relacionadas al sexo, las cuales estarían ligadas a factoes toxicodinámicos o toxicocinéticos del xenobiótico.

Fuentes comunes de formaldehídos

·Alfombras, cortinados y tapicería.
·Cigarrillos.
·Cosméticos, dentífrico, shampoo, acondicionador.
·Material de limpieza hogareña y comercial.
·Materiales de construcción.
·Plásticos.
·Productos del papel.
·Refrescantes de ambiente.
·Tinturas.

LECTURAS SUGERIDAS
• RAPP DJ, 1995, El niño insoportable. Guía para padres y maestros responsables en la escuela y en el hogar, Practical Allergy Research Foundation, Buffalo, New York, edición en español.
• REA WJ, JOHNSON AR, ROSS GH, BUTLER JR, FENYVES EJ, GRIFFITHS B, 1992, ‘Considerations for the diagnosis of chemical sensitivity’, In: Multiple Sensitivities, Washington, DC, National Academy Press.
• ROGERS SA, 1990, , Tired or Toxic? A Blueprint for Health’. Prestige Publishing Syracuse, New York.
• ROGERS SA, 1998, ‘The Interagency Workgroup on Multiple Chemical Sensitivity’, A report on Multiple Chemical Sensitivity (MCS), August 24, Predecisional Draft.
* Por cuestiones de espacio se han retirado de esta publicación científica dos recuadros relacionados con el tema, los que se encuentran en la versión original publicada en la Revista Ciencia Hoy (Vol. 12, nº. 69, junio/julio 2002).

GLOSARIO

Adición: Es el resultado del efecto adverso de dos tóxicos administrados simultáneamente, y es igual a la suma de los efectos de cada uno de ellos por separado. En este caso los compuestos químicos actuarían a través del mismo mecanismo de acción.
Alergeno: Sustancia capaz de provocar alergia o hipersensibilidad específica, que actúa como un antígeno y origina manifestaciones nocivas que pueden estar mediadas por anticuerpos o por células.
Biomarcador: Son indicadores de eventos en sistemas biológicos, que pueden ser utilizados para comprender la relación -si la hubiese- entre un xenobiótico y una enfermedad, Biomarcador de efecto: Algún cambio cuali/cuantitativamente predictivo o una alteración en la salud resultante de la exposición a un xenobiótico.
Biomarcador de exposición: Sustancia exógena dentro de un sistema vivo o el producto interactivo .entre el xenobiótico y un compuesto endógeno, o sea propio del individuo.
Biomarcador de susceptibilidad: Indicadores de que el estado de salud de un organismo es especialmente sensible a un desafío de exposición a un xenobiótico.
Estrés: Conjunto de reacciones biológicas que aparecen ante cualquier estímulo adverso, ya sea físico, químico mental o emocional, interno o externo que tiende a perturbar la homeostasis de un organismo.
Estresores: Estímulos que provocan estrés. Homeostasis: Tendencia a la uniformidad o estabilidad del equilibrio fisicoquímico del medio interno.
Receptores colinérgicos cerebrales: Moléculas específicas de las membranas de algunas neuronas -denominadas neuronas colinérgicas- que reconocen y se unen a la acetilcolina.
Sinergismo: El efecto adverso de dos tóxicos administrados simultáneamente es mayor que la suma de los efectos de cada uno de ellos por separado. En este caso los compuestos tendrían mecanismos de acción diferentes.
Sistemas límbico y mesolímbico: Grupo de núcleos cerebrales interconectados que se ubica alrededor del tronco encefálico, en la superficie ventromedial del cerebro. Está relacionado con el control de las emociones y del comportamiento.
Toxicocinética: Dinámica de la absorción, distribución, depósito y eliminación de los compuestos tóxicos.
Toxicodinamia: Mecanismos de acción y relación entre la concentración y el efecto de los tóxicos. Estudio de mecanismos bioquímícos y fisiológicos de los tóxicos y sus mecanismos de acción.
Xenobiótico: Compuesto químico no relacionado con el ser vivo.
Interacción de xenobióticos: dos o más sustancias químicas pueden interactuar debido a alteraciones en la absorción, unión a proteínas, biotransformación y excreción de uno o ambos de los xenobióticos. La respuesta adversa puede resultar aumentada o disminuida.

Ana Marta Evangelista de Duffard: Doctora en Bioqutmica, Universidad Nacional de Córdoba. Investigadora Independiente. Profesora Asociada de Toxicologta y Vicedirectora del Laboratorio de Toxicología Experimental (LATOEX). Facultad de Ciencias Bioqutmicas y Farmacéuticas, Universidad Nacional de Rosario.


Acta Bioquímica Clínica Latinoamericana