Científicas
argentinas aislaron en los brotes epidémicos cepas de Bordetella
pertussis con variantes polimórficas diferentes en dos antígenos
respecto de las cepas contenidas en las vacunas. Para el estudio utilizaron
técnicas de huella digital por PCR. Las especialistas sugieren
una producción local de inmunizaciones con cepas autóctonas.
Por Ana María Pertierra para Faba-Informa
Un reciente informe presentado por dos grupos de investigación
de la Universidad de La Plata, dirigidos por las doctoras Daniela Hozbor
del IBBM ( Instituto de Bioquímica y Biología Molecular)
y María E.Rodríguez del CINDEFI (Centro de Investigación
y Desarrollo de Fermentaciones industriales) muestra la razón por
la que la vacuna utilizada contra la tos convulsa resulta ineficaz no
sólo en nuestro país sino a nivel mundial.
Los 60 millones de casos anuales con más de 500.000 muertes registrados
luego de 40 años de aplicación ponen en evidencia las falencias
de esta inmunización.
Si bien nadie puede dudar que la vacunación representa una herramienta
vital en la medicina preventiva de enfermedades infecciosas, en los últimos
años un fenómeno de re-emergencia de infecciones causadas
por Bordetella pertussis podría deberse a una selección
de cepas antigénicamente diferentes a las incluidas en las formulaciones
importadas (casi con exclusividad a Francia) que integra las vacunas Triple
y Cuádruple del Calendario Nacional.
Para la doctora Hozbor se suma a esta problemática la falta de
protección cruzada entre distintas especies del mismo género
que pueden causar enfermedades respiratorias similares y cuya incidencia
en la población también se ha incrementado como es el caso
de las infecciones producidas por Bordetella parapertussis y Bordetella
bronchiseptica.
La conclusión del informe estuvo basada en un arduo trabajo de
aislamiento y caracterización molecular que empezó en el
año 1997 procesando muestras pediátricas, hisopados nasofaríngeos,
provenientes del Hospital de Niños Sor María Ludovica de
La Plata y del Instituto de Salud Carlos Malbrán. Se emplearon
metodologías de bioquímica, de biología molecular
y de inmunología como técnicas de PCR, secuenciamiento,
análisis de expresión de antígenos, técnicas
de MALDI-TOF y pruebas funcionales in vitro e in vivo para identificar
la cepa causal y sus componentes.
En la Argentina la tos convulsa, coqueluche o pertussis, enfermedad respiratoria
aguda, ha evolucionado en forma de brotes epidémicos cada tres
años hasta 1986, en que se introdujo el refuerzo de la vacuna en
niños en edad escolar.
Como señalan las investigadoras se viene observando un cambio en
el perfil epidemiológico de la enfermedad. Antes, el grupo etario
de mayor riesgo estaba constituido por menores de 1 año de edad,
ahora se le han sumado niños escolares y adolescentes que además
podrían actuar como reservorios y agentes de transmición.
Esta situación podría explicarse por un lado por el mejoramiento
de las técnicas de diagnóstico, y por otro por la selección
de variantes más virulentas con diferencias inmunogénicas
entre las cepas provistas en la vacuna y las de los aislamientos clínicos.
Este fenómeno, que se está verificando en todo el mundo,
determinó que los especialistas reunidos en el último Simposio
de Pertussis que tuvo lugar en Cambrige en octubre de 2002 coincidieran
en la urgente necesidad de hacer un relevamiento de la diversidad antigénica
de las cepas de Bordetella pertussis prevalentes en cada país.
Las investigadoras argentinas demostraron que las cepas causantes de las
epidemias difieren antigénicamente de las cepas vacunales al menos
en dos proteínas cuyo rol es escencial en la protección
contra Bordetella pertussis: la pertactina y la toxina pertussis. Mientras
la toxina sólo se expresa en B.pertussis, la pertactina también
está presente en B.parapertussis y en B.bronchiseptica.
“Es interesante que, siendo la Argentina una comunidad relativamente
cerrada por hábitos y localización geográfica hayamos
encontrado la selección del mismo tipo de cepas que las aisladas
en países de Europa y Estados Unidos”, razonó la doctora
Rodríguez. Este hallazgo -agregó- apoya la hipótesis
de la inmunoselección causada por la vacunación.
Cabe considerar que hace 40 años la Argentina importa vacunas anti-pertussis
de origen francés que en principio estaban compuestas por células
inactivadas por el calor y que actualmente se presentan como variantes
acelulares de diferente composición según la cantidad de
antígenos presentes ( toxina, pertactina, fimbrias, etc).
Vacunas importadas o de producción local
Estos datos entusiasmaron a las científicas en plantear una posibilidad
para nada descabellada.
Considerando el gasto que representa la importación de vacunas
actualmente ineficaces, impulsar la producción local de vacuna
anti-pertussis a partir de cepas propias permitiría además
de mejorar la salud desarrollar la ciencia y la tecnología.
Instituciones como el Instituto Biológico de La Plata ( que ya
produce la BCG para consumo de la provincia de Buenos Aires) y la Administración
Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud Carlos G. Malbrán
(Anlis) podrían formar parte de ese proyecto. Para ello, seguramente
serían necesarias políticas sanitarias que apoyen la iniciativa
con la asignación de los recursos.
El reemplazo de vacunas importadas no podrá ser inmediato pero
sí puede ser un proyecto estratégico para sentar las bases
tecnológicas de un país rico en materia gris.
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