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La gran víctima de la crisis argentina es la salud |
Un duro informe del Banco Mundial señala que, aunque el deterioro del sector sanitario no se originó con la devaluación y la desocupación, sí se agudizó con la crisis que golpea al país La salud es el sector que más se resintió durante el año que pasó. Así lo indica un documento difundido por la Oficina del Banco Mundial para Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay sobre "El sector salud argentino en medio de la crisis". Las investigaciones determinaron, entre otras cosas, que el deterioro en la atención médica y las condiciones sanitarias de la Argentina, y el incremento de los riesgos epidemiológicos, producto de la nueva y creciente pobreza, son datos preocupantes aunque no irreversibles. Cuadro de situación Algunas de la prestaciones y servicios de los profesionales del sector así como los insumos que se emplean incluso los medicamentos se han convertido en lujos de los cuales alrededor de la mitad de la población ha tenido que prescindir. Ahora no son sólo los abuelos del Pami, los que están desatendidos: la precariedad abarca a los adultos, jóvenes y niños. En tanto que un 40 por ciento de los habitantes se ha quedado sin cobertura o coseguro. A su vez, las obras sociales se ven severamente afectadas por la pérdida de empleo y el crecimiento del subempleo y/o trabajo "en negro", que repercute sobre los aportes personales o patronales. El atraso, o eventual ruptura en la cadena de pagos de subsidios y reintegros estatales, y el impacto de la devaluación sobre medicamentos e insumos, generalmente importados, han agravado la situación financiera de hospitales públicos y sanatorios o centros privados. La antigüedad de la crisis El documento del Banco Mundial contiene un análisis retrospectivo de la situación. La primera conclusión es que no nos hemos enfermado de un día para otro, por así decirlo. La deuda acumulada en los últimos cinco años se aceleró en 2002, colocando a 38 obras sociales nacionales, que representan a un millón de afiliados y a un 10 por ciento de la población, en estado crítico. Parches a la crisis sanitaria El quebranto financiero y prestacional del sistema privado o combinado de salud ha hecho que, en varias zonas del país, incluyendo buena parte del área metropolitana de Buenos Aires, un 80 por ciento de los afiliados no esté recibiendo ni siquiera el Plan Médico Obligatorio. Como contrapartida, el gobierno ha relanzado un PMO de emergencia, que parte de la revalorización de la salud pública, y promulgó la Ley Nacional de Medicamentos Genéricos. En la actualidad, un 40 por ciento de la población carece de cobertura y se atiende en el hospital público. Caída en cantidad y calidad Estos son algunas de los aspectos señalados en el estudio sobre la salud en Argentina. La recaudación del Sistema Nacional de Seguro de Salud que cubre aproximadamente a un 30 por ciento de la población -alrededor de 11 millones de argentinos-, cayó un 12 por ciento entre el 2001 y el 2002. La deuda acumulada de las Obras Sociales, sin contar el Pami, llegaba a los 1.040 millones de pesos en agosto. Esta deuda es la consecuencia de desequilibrios estructurales del sector, y de sus propios modelos de gestión, y no de la crisis actual. Treinta y ocho Obras Sociales nacionales que cubren a más de un millón de personas un 10 por ciento de la población asegurada, están en crisis. Dice el informe de la entidad financiera que la mora afecta directamente a las prestaciones. A enero pasado, el 62 por ciento de aseguradores habilitados en el área metropolitana de Buenos Aires no cumplía con el Plan Médico Obligatorio. En otras regiones, el incumplimiento de esta garantía básica superaría el 80 por ciento. En muchos casos, los afiliados pagan o se les descuenta por el servicio, pero no lo reciben. Unas 24 obras sociales provinciales son responsables de la salud de aproximadamente 5,5 millones de argentinos 15 por ciento de la población. Salvo excepciones, éstas sobrellevan los mismos problemas: deudas atrasadas; controles débiles o debilitados, y subsidios cruzados. La Administración de Programas Especiales, responsable de financiar servicios de alta complejidad y de baja incidencia en el Sistema nacional de Salud, tiene una deuda acumulada del orden de los 100 millones de dólares. Entre el 46 y el 66 por ciento del total pagado por la APE, hasta el año 2001, se destinó a "subsidios institucionales" a las mismas obras sociales. Los subsidios discrecionales ahora están prohibidos, por resolución de la Superintendencia de Servicios de Salud. La situación del Pami afecta a 3,2 millones de personas. El 91 por ciento de argentinos mayores de 65 años pertenece al Pami, que se financia con aportes de trabajadores activos -cinco por ciento del salario, de los pasivos del tres al seis por ciento de sus ingresos-, y Aportes del Tesoro Nacional. El Pami se sigue financiando a través de sus prestadores, mediante plazos renegociados y demoras en los pagos, a pesar de los ATN. De la deuda acumulada por la mayor obra social del país hasta fines de 2001, aproximadamente 806 millones de dólares correspondían a servicios prestados. El desborde de la Salud pública En su mayoría son provinciales y, en menor grado, nacionales o municipales. Atienden a unos 15 millones de argentinos que no cuentan con seguro un 40 por ciento de la población. Entre octubre de 2001 y mayo de 2002, el porcentaje de habitantes que sólo dispone de este medio, subió del 36 al 43 por ciento. Las cámaras de medicina prepaga indicaron una caída del 12 por ciento en el número de afiliados, en el primer semestre de 2002. A junio pasado, el 61 por ciento de los pobres reportaron concurrir sólo a los hospitales y dispensarios. Un año antes, ese índice era del 55 por ciento. Menor acceso a medicamentos y a la prevención El 38 por ciento de hogares manifestó haber cambiado de hábitos en materia de salud. Han suprimido las consultas y los chequeos periódicos y hasta la compra de remedios. Esta última situación comenzó a revertirse, muy lentamente, con la Ley de Genéricos de agosto de 2002. La falta de controles pediátricos afecta al 57 por ciento de los hogares pobres. Entre otras cifras el informe advierte sobre el aumento del riesgo epidemiológico. Entre agosto de 2001 y de 2002, los casos notificados de sida aumentaron un 32 por ciento; de Chagas congénito agudo un 24 por ciento, y de Leishmaniasis parasitosis propia del barro y los pies lastimados que termina radicándose en un órgano vital, un 480 por ciento. La historia de la crisis El exhaustivo documento producido por el Banco Mundial, se refiere también a los ingresos del Fondo Solidario de Redistribución y ahí se revela que la crisis en la salud arrancó hace por lo menos cinco años. En 1997, la recaudación del mismo fue de 383 millones de pesos, mientras que la transferencia a obras sociales, a la Superintendencia de Servicios de Salud y la Administración de Programas Especiales fue de 394 millones. El saldo negativo, para el Estado, fue de 12 millones de pesos. El proceso se agravó en los años 2000, 2001 y 2002, hasta llegar a un déficit acumulado de 409 millones, a julio pasado. Entre el 46 y el 66 por ciento de los montos pagados por la APE en el período 1998-2001 fueron destinados a subsidios a las obras sociales nacionales. Una resolución de 2002, de la SSS, los considera "discrecionales" y los prohíbe expresamente". Entre 1995 y 2001, los aportes "extraordinarios" del Tesoro Nacional al Pami sumaron unos 1.700 millones de dólares, sin lograr el equilibrio financiero de la entidad. El desorden con cómplice de la crisis Los hospitales públicos de gestión descentralizada no logran cobrar las deudas de seguridad social y las compañías de seguros. Muchos pacientes tienen algún tipo de cobertura. En el primer semestre de 2002, sólo el 44 por ciento del monto facturado fue autorizado para su reembolso, en contraste con el 86 por ciento autorizado en el 2000. "Con ello se mantiene un considerable subsidio cruzado, que empeora la situación del hospital público. Esto implica un doble pago en el sector salud, y una trasferencia adicional de recursos provenientes del presupuesto nacional", concluye el duro y exhaustivo documento producido por el Banco Mundial. |